Un pasado oculto emerge en el presente para arrollarnos. Un pasado que Inglaterra no quiere que se conozca. Esta novela de viajes y misterio recupera el olvidado espíritu de las grandes epopeyas marítimas de la literatura: Robinson Crusoe, La isla del tesoro, Trafalgar, para mostrar un fascinante viaje de crecimiento y superación a través de los ojos de dos personajes distanciados más de dos siglos: un joven viajero español del siglo XVIII descendiente de guanches; y una joven estudiante europea del siglo XXI que descubrirá por qué sus vidas están conectadas.
Ambientada y documentada en el ímpetu de exploración y descubrimiento del Siglo de las Luces y de las expediciones del capitán Cook, esta historia parte de un rincón idílico del Atlántico —en un eje presente-pasado de misterio e investigación, de protagonistas masculinos y femeninos— para atravesar mares y océanos, toparse con las últimas orillas paradisíacas, y enfrentarse al trepidante arte de montar las olas: el milagro de caminar sobre las aguas. Una historia de amor auténtica. Un encuentro sobre el significado de las religiones y los mitos arcaicos. Un viaje hasta donde nunca nadie había llegado antes.
Corría un lejano 1979 y de nuevo, como cada verano, nos volvíamos a reencontrar tras el interminable periodo invernal en el mágico arenal de Foxos. Como cada año, aquel caprichoso banco de arena en media luna, flanqueado a estribor por las ruinas de la torre vikinga que marcaba el límite de la rompiente en los días de maretón, daba guarda a la vieja ermita de Nosa Senhora da Lanzada, que nos reunía en su dorado manto de arena antigua.
Este año las sonrisas cómplices de los hermanos José y Asís Pazó, de Lisardo Gálvez, y Andrés Teixeira (Speedy) se fundieron con las alegrías del esperado reencuentro anual, al descubrir que sin premeditación previa, habíamos aumentado nuestro quiver hasta entonces compuesto exclusivamente por tablas de windsurf, por unos nuevos artefactos prácticamente desconocidos en las costas gallegas por aquellos tiempos:
Andrés, nuestro añorado amigo de Povoa do Varzim traía dos minúsculas fish-tail construidas en el garaje de su casa, mientras mi hermano José y yo habíamos podido adquirir en un viaje a Gijón dos “single fin” de segunda mano, la Santa Marina, un clon a escala de las guns de Jerry López, y la Natural Curves con formas redondas que apuntaban a los futuros tri-fins de la época, como el que Lisardo acabaría también encargando a Jaime Fernández en su pionera tienda de Gijón.
Un par de años antes, en 1977, mi hermano ya tuvo la ocurrencia de lanzarnos a intentar cabalgar las olas de la playa de Montalvo con una de las primeras tablas de Windsurf con forma de Malibú, que mi tío había traído de Francia. Desde aquel día y con el recuerdo de la tabla de porespan que mi padre había traído desde Los Angeles en 1971, en un primer intento vano por recrear en su Galicia el impacto que le produjo su estancia laboral en el apogeo “malibudiense” de los Beach Boys, el conjuro comenzó su gestación, para materializarse una década más tarde en aquel encuentro estival.
Fue por aquel entonces cuando nos encontramos en la playa con Fernando Lareo, exiliado de las costas coruñesas, junto con otros exiliados del Wind como Carlos Valdés (Tarifa) y Quique (El Pelao) primer poseedor de un mítico tablón construido en epoxi. Durante los años venideros todos compartimos olas en nuestra solitaria rompiente con Rafa Mucientes, Andrés (El espumeiro de León), el anónimo francés de la derecha, y con un extraño personaje con aspecto de despistado Lord inglés, hoy convertido en un pontevedrés de pro, el mítico Martin Rich, que por entonces andaba en Morey, y al que removimos el poso de su infancia en Cornwall estigmatizada por el roce en sus rodillas de los viejos pero primerizos tablones de la pérfida Albión. Al poco se nos unió un jovenzuelo llamado Juanjo Carballido (Joe) que depuraría para siempre su impecable estilo, esculpido en el portaviones del Pelao. También compartimos olas con Kalin, Rafa Trigo y Quique Virel también exiliados del wind y enganchados a sus corchos.
Jornadas interminables bañadas en tardes de sol, de lluvia, incluso de granizo en una época sin videos y con los picos vacíos de Foxos, La Lanzada y Montalvo, a nuestra entera disposición, sin apenas publicidad, y sin referencias de lo que años más tarde se convertiría en un deporte de moda, que se popularizaría rápidamente por las costas españolas. Muy pocos medios y una constante ilusión por pillar la ola de nuestros sueños en cualquier condición, incluyendo desde baños nocturnos en la mágica noche del Salto de las nueve olas en la Praia da Lanzada, hasta surfaris inolvidables como el de Asís y Lisardo a la Cuba de 1986 con las tablas bajo el brazo, examinadas meticulosamente por los aduaneros cubanos que no recordaban haber visto artefactos semejantes desde la época de Batista.
Hoy es difícil comprender, que el simple hecho de que alguien llevase un ejemplar del Surfer Magazine o de la revista Surfing a la playa constituía una auténtica fiesta mientras esperábamos la marea propicia, en una época en la que los trajes de neopreno eran de ínfima calidad, los inventos se rompían constantemente, y la parafina casera eran de uso común, debido a la inexistencia de comercios dedicados a nuestra pasión. Fueron años de intensas emociones en los que la aparición en nuestras playas de cualquier surfista de fuera, constituía un auténtico acontecimiento alejado de cualquier noción de localismo, sumidos en la curiosidad de los bañistas y las miradas furtivas de los pescadores que aún faenaban cerca de las rompientes, en aquellos años lejanos en los que en las playas, sin balizar y prácticamente salvajes, adolecían incluso de socorristas, función que muchas veces nos tocó desempeñar.
Aquel grupo inicial en el que todos nos conocíamos se fue ampliando y a la vez disgregando poco a poco. Algunos comenzamos nuestros surfaris locales con inolvidables excursiones a las playas portuguesas de Moledo, Ancora y Afife, las barridas por la Costa da Morte y las primeros baños en Tapia de casariego, Zarautz, Gros y Mundaka.
Fue precisamente en 1985 cuando yendo a unos de estos Surfaris nos topamos en Povoa con el trágico fallecimiento de Andrés Teixeira en accidente de tráfico. Durante años se realizó en Portugal el campeonato más importante de este país dedicado a su memoria (Campeonato Speedy)
Más tarde nuevas generaciones de surfistas se fueron incorporando y una nueva hornada fue llegando, Alberto Barreiro, Carlos Cons, Pampin, Julián, Pelanas, Fernando Calvo, Yago Barreiro, etc… y el grupo se fue ampliando, comenzando a echarse la gente incluso en pleno invierno, con una evolución natural que desemboco en tiempos ya recientes en surfers de alto nivel como Yago Chamorro, Pipo Dominguez, o el propio Milo Castelo que apadrinado por nuestro entrañable Martin Rich, lanzábamos al aire en la rompiente cuando no levantaba más de tres palmos del suelo. El surf evolucionó, y con esta evolución llegaron también los primeros comercios en Pontevedra, los primeros campeonatos, las primeras escuelas…
Aún hace relativamente pocos años la casualidad y los hados, hicieron que aquel grupo original se reencontrara en un baño mítico e inolvidable por su perfección, y por la compañía, en la Praia das Furnas, que todos recordamos con nostalgia.
Algunos renunciamos pronto a la competición y a las modas para centrarnos en la práctica más clásica y espiritual del Longboard, otros dedicaron todo su empeño al surf más moderno y radical, y otros, aún a su pesar, dejaron de echarse al agua tal vez para siempre.
Ahora, treinta años después [más de 40 años después], con las aletas de nuestras tablas bañadas literalmente por el agua de los siete mares, y con muchos de nuestros míticos sueños tropicales cumplidos, y ya pasando la cincuentena, aún nos asomamos al verde azulado de nuestros queridos picos locales con la misma emoción del primer día, confiando en que Breogan nos otorgue por fin el regalo de esa ola perfecta, que en compañía del espíritu de nuestros mejores camaradas, se convertirá en la ansiada mejor ola de toda nuestra vida, que siempre estará por llegar.
Asís Pazó (2010)
Olo Surf History agradece la colaboración de Asís Pazó
Una meticulosa investigación que se ha prolongado a lo largo de la última década ha permitido al historiador Daniel Esparza completar la reciente publicación en la revista científica Materiales para la Historia del Deporte, donde se documenta la historia de las primeras mujeres surfistas en España. Dentro del contexto histórico del desarrollismo se ha reconstruido a través de un amplio corpus de fuentes primarias (entrevistas, archivos públicos y privados, y hemeroteca), el papel que jugaron las primeras mujeres en la génesis y consolidación del surf en España (1965-1975).
En dicho artículo, Esparza, que actualmente desarrolla su labor profesional como docente en la Universidad Palacky de Olomouc (República Checa), ha reconstruido un capítulo destacado de la historia social del deporte en España, donde se relata cómo el surf, que entró en España en los años 60, supuso un síntoma de cambio social, modernización y americanización, dentro de un régimen no democrático como el franquista.
El surf, que será olímpico en Tokio 2020, es en la actualidad uno de los deportes más practicado por las mujeres en España.
Desde los años 60 hasta 1975 fueron surgiendo las primeras mujeres surfistas en diversos núcleos de la costa cantábrica y andaluza. Supuso un avance en la conquista del espacio público de las mujeres, donde éstas tenían que “luchar” con los hombres por el dominio de los recursos: las olas, en una época poco propicia para el desarrollo del deporte femenino, menos aún para un deporte de riesgo como el surf, debido a la mentalidad conservadora predominante en las instituciones franquistas.
La mayoría de las mujeres que empezaron con el surf tuvieron que dejarlo en edad adulta por las circunstancias y mentalidad de la época, pero las pocas que continuaron se convirtieron —además de en surfistas destacadas en competición—, en empresarias y promotoras del surf, como Laura Revuelta en Cantabria, o Mar Eizaguirre en Guipúzcoa. Ambas participaron de forma muy activa y determinante en la difusión del surf en núcleos clave de la geografía española, siendo ellas la base del crecimiento del surf femenino —referente para otras mujeres— para que décadas después, el deporte de la tabla, ya olímpico, se haya convertido en uno de los de mayor participación femenina en España.
En la ciudad atlántica de Cádiz se ha encontrado, por el momento, el testimonio y el documento más antiguo de práctica de surf femenina en España. Se trata de una fotografía de Salud Gutiérrez Ozámiz (1947-2013), Nena, con una tabla de surf en la playa, fabricada artesanalmente. En la fotografía no consta la fecha en que se realizó la foto. Ni ella, ni testigos cercanos de la época han podido datar la fecha con precisión, pero al menos, a través del contraste de puntos de referencias temporales, se ha podido determinar que nunca después de 1965, y nunca antes de 1962.
Si bien fueron sus hermanos menores (Víctor, 1948 y Enrique, 1950), junto al vecino Enrique García-Agulló (1947) y otros amigos del barrio quienes lideraron la práctica del surf, Salud Gutiérrez (Nena) comenzó al mismo tiempo que ellos. A todos ellos se les puede considerar el primer grupo que practicó surf en Cádiz, y con los datos comparados con otras partes de la península y Canarias, podrían serlo de toda España. Nena abandonó la práctica del surf pocos años después, cuando se marchó a estudiar fuera de Cádiz y se casó, estableciendo su residencia desde entonces en Madrid.
Años después, en 1972, se fundó el primer club de surf en Cádiz: el Cádiz Surf Club, cuyo primer presidente fue Carlos Calvo Clavero que, asimismo, ejercía como delegado de la zona sur en la Sección Nacional de Surf (SNS). De ese club hay constancia documental de dos mujeres inscritas: Mari Carmen Fernández y Paloma Calvo Clavero, y se ha podido constatar por otros testimonios, que practicaron surf con frecuencia. En el año 1973 se celebró en Cádiz el primer campeonato de surf de la historia de Andalucía con representación de al menos dos provincias (Cádiz y Málaga), en la playa de Las Mujeres, donde hubo participación femenina: las mencionadas Mari Carmen Fernández y Paloma Calvo. En los documentos de la desaparecida SNS consta que la ganadora fue Mari Carmen Fernández.
He aquí un buen puñado de históricos del surf, no todos lógicamente, pero sí una buena representación de nuestra historia. Estos son algunos de los reportajes que SOLO HISTORIA SURF (OLO SURF HISTORY) ha ido publicando desde su fundación. En próximas fechas iremos completando hasta donde se pueda con nuevos reportajes sobre otros grandes históricos. Pinche en la foto y le llevará al reportaje original. Próximamente publicaremos el miscelaneous: «algunos capítulos destacados de la historia del surf». (D.Esparza)
Llegaron en lanzaderas improvisadas por la marea. Nadie creyó que pudiera hacerse, pero ellos se convirtieron en los primeros surfistas del Mediterráneo. Ocurrió en Málaga: la playa los unió. El surf los hizo amigos, los amigos formaron un imperio. Eran los años 70. Luego, otros siguieron su camino: el fluorescente arrasó en los 80, el boom explotó en los 90. Los cambios de un país y una época reflejado en el surf. He aquí un libro: el legado de una historia marinera que «revolucionó» imaginarios y playas.
LLEGA EL FLUORESCENTE. LLEGAN LOS 80…
Y LOS 90…
Los orígenes del surf en Málaga en profundidad, explicados en perspectiva comparada con el resto de España y Europa. A la venta en Amazon.es
El fin de semana del 11-12 de noviembre de 2017 quedará registrado en la Historia del surf en España por haberse celebrado el primer campeonato a nivel nacional de Bodysurf, playa del Sardinero, Santander, avalado por la Federación Española de Surfing, bajo la dirección técnica de la Federación Cántabra de Surf, así como la organización de Chore Waterman (Eduardo López Dóriga).
Al campeonato se presentaron 39 participantes y se dividió en varias categorías: absoluta y junior. También se contó con la modalidad Handplane (Open patrocinado por Colibrísurf) con las categorías masculina y femenina. Entre los participantes merece una mención especial Carlos Beraza, uno de los primeros surfistas en Cantabria, en cuya playa del Sardinero comenzó a surfear hace 51 años (1966).
Resultados. El ganador absoluto fue Javier Vidania, segundo fue Eduardo López-Dóriga «Chore», tercero Pedro Lavin y Jorge López cuarto. En junior fue Néstor García Gandarillas el ganador, segundo Luis Bolado, tercero Inazio Rodríguez y en cuarta posición Luna López. En el Open modalidad Handplane, que consiste en deslizarse con el apoyo de una pequeña tabla en la mano, la victoria masculina fue para Fernando Pérez, segundo Alejandro Martínez, tercero Borja Ortiz y en cuarto lugar Sergio «Teko». En la categoría femenina el primer puesto fue para Delfi Gonzales, en segundo lugar María Isla Hoya y tercera María Bilbao.
Enhorabuena a tod@s l@s participantes y los organizadores. El Bodysurf está en auge y esperamos y deseamos que a partir de ahora cada año se celebre esta prueba y si es posible con mayor repercusión en los medios.
A continuación una selección de fotos de diferentes fotógrafos y fuentes: Desde el mar (fotógrafo), Colibrisurf (fuente web) y Javichim (fotógrafo).
ENHORABUENA A TOD@S L@S PARTICIPANTES Y A LOS ORGANIZADORES. EL BODYSURF ESTÁ EN AUGE Y ESPERAMOS Y DESEAMOS QUE SIGA CELEBRÁNDOSE ESTE EVENTO CADA AÑO Y CON MAYOR REPERCUSIÓN EN LOS MEDIOS.
¿Qué sabemos de los orígenes del surf? ¿Con qué fuentes y cultura material contamos para poder estudiar su génesis? Sabemos que este deporte comenzó a difundirse desde Hawái (a principios del siglo XX) al resto del mundo. Pero, ¿además de la Polinesia, existió en otras regiones del planeta, en otras épocas históricas, en otras civilizaciones? Para contestar estas preguntas se ha procedido principalmente a una exhaustiva revisión de fuentes secundarias, y también fuentes primarias (diarios de navegación y de viajes). A continuación se exponen las relacionadas con África occidental (más información sobre primeras referencias en la Polinesia AQUÍ, más información sobre primeras referencias al surf en la China antigua AQUÍ).
Las noticias más antiguas que se tienen sobre surf arcaico en África (occidental) se corresponden con las narraciones que sobre esta actividad se hicieron entre el siglo XVII y XIX por viajeros europeos (británicos y alemanes). Por surf arcaico entiendo cualquier práctica lúdica o ritual relacionada con el arte de montar las olas en un tiempo anterior al siglo XX (siglo en el que comienza su difusión cultural y comercial fuera de su zona geográfica natural). No necesariamente ese surf arcaico tiene que ser en posición erguida (de pie sobre una tabla), sino en cualquiera de las modalidades del arte de montar las olas que implique (preferentemente) el uso de algún artefacto: tabla (de cualquier tamaño) o embarcación ligera donde el sujeto vaya en posición tumbada, sentado, de rodillas o de pie.
Hasta donde he podido llegar las primeras noticias sobre surf en África occidental se corresponden con las que Rouch hizo en su viaje a Senegal en los años 40 del siglo XX, donde además de describir un tipo de surf tumbado (bodyboarding), con un tipo de tabla elaborada y con una técnica sofisticada que implicaba una concepción evolucionada de tomar las olas antes de que rompan (y no la espuma), Rouch hizo referencia a otra descripción anterior, del siglo XIX, realizada por Alexander en la costa de Ghana, también sobre surf.
Posteriormente, y relativamente reciente, debemos a Kevin Dawson (interesado en la historia de la natación) un mayor conocimiento del estado del surf en esta área geográfica del África occidental (Senegal, Costa de Marfil, Ghana, Camerún y el golfo de Guinea, aproximadamente) al localizar nuevas referencias al surf, algunas muy valiosas porque se refieren al siglo XVII. En su trabajo de 2009, se remonta a la descripción que hizo Michael Hemmersam en los años 40 del siglo XVII a su paso por la Costa de Oro (Ghana): “they tie their children to boards and throw them into the water”. Si bien esta descripción es vaga, se puede interpretar como bodyboarding, en posición tumbada, agarrado a una tabla de madera. Esto se deduce al compararlas con la siguiente descripción, que tres décadas después, en Elmina (Ghana), realizó Jean Barbot: “to swim, on bits of boards, or small bundles of rushes, fasten’d under their stomachs, which is a good diversion to the spectators”.
Tras estas dos referencias, pasará cerca de un siglo y medio hasta obtener nueva información de otros diarios de viaje, como el correspondiente al de Alexander (citado ya en 1949 por Rouch) que en 1837, en Accra (Ghana), hizo estas observaciones donde también se describe un tipo de surfing tumbado (bodyboarding): “From the beach, meanwhile, might be seen boys swimming into the sea, with light boards under their stomachs. They waited for a surf; and came rolling like a cloud on top of it”.
Con respecto al arte de montar las olas en canoas, hay referencias de Henry Meredith de 1812, en Ghana (Costa de Oro) donde menciona “the art of paddling canoes”. En 1861, Thomas Hutchinson, en Batanga, Camerún, observó y describió con mayor detalle un tipo de surf en canoa: “Reaching the outermost roller, they turn the canoes stems shoreward with a single stroke of the paddle, and mounted on the top of the wave, they are borne towards the shore, steering with the paddle alone”.
Son relativamente recientes (en occidente) las noticias sobre un tipo de surf arcaico que se practicaba en China. No es fácil reunir fuentes o noticias sobre este tema, ya que las fuentes originales están en chino. Las que han sido accesibles para esta investigación son traducciones al inglés. En español, una de las pocas noticias aparecidas sobre este fenómeno se ha hecho a través de Antony Colas (surfista francés), en 2016, en una revista española especializada en surf.
En cualquier caso, las escasas fuentes reunidas son suficiente para saber que en China existió un tipo de surf arcaico, una práctica ritual muy focalizada en un núcleo concreto, sin que se llegara a extender por el resto del imperio. Se practicó en el río Qiantang, en la entonces capital imperial Hangzhou. Eran prácticas muy peligrosas que solían acabar con la vida de muchos surfistas (nongchao, como se les llamaba), y también de los espectadores, que si se acercaban mucho al borde del río, podían ser barridos por la crecida.
Lo excepcional de esta práctica de surf arcaico, que lo distingue de todas las demás en el mundo, es que se hizo en unas condiciones excepcionales, aprovechando un fenómeno estacional conocido como el macareo (tidal bore u olas de marea), que está asociado a los equinoccios, especialmente el de otoño, porque coincide con las mareas más vivas del año, y por otra por el efecto de empuje de los monzones. Todo esto provoca que los ríos de esta zona de China sean penetrados por olas de hasta tres metros, que recorren su cauce hasta incluso 40 kilómetros río arriba. Por tanto, se trataba de un surf de río, y no de costa.
La práctica de aquel tipo de surf como reto frente a la admirable monstruosidad de la naturaleza, fue intermitentemente prohibida y permitida durante los varios siglos que duró la dinastía Song, hasta que el surf se extinguió (según parece, definitivamente) en el siglo XVI con la caída de esta dinastía, a la que le siguió una decadencia de la ciudad debido a la visita frecuente de piratas japoneses que dificultaron la seguridad y la prosperidad.
Las referencias más antiguas a las que he podido acceder son de finales del siglo XIII. Fueron escritas por Zhou Mi (1232-1298), alrededor del año 1280. Se cree que esas prácticas de surf pudieron haberse iniciado siglos antes. He aquí una traducción en inglés del chino original, donde se pueden observar más detalles sobre las características de los surfistas y la parafernalia del reto de enfrentarse a las olas del macareo:
“There were several hundred youths of Wu who were expert at swimming. They had loosened their hair and had tattoos on their bodies. In their hands they held colored banners some twenty feet in size and raced against each other with the utmost exertion, swimming against the current, floating and sinking in the leviathan waves a myriad ren high. Their leaping bodies executed a hundred different movement without getting the tail of the banners even slightly wet—this was how they showed off their skill. Prominent commoners and high officials competed to bestow silver prizes”.
Tras la desaparición y olvido de aquellas prácticas, siglos después, cuando el surf estaba ya extendido por todos los continentes, en 1988, Stuart Matthews, en una expedición de National Geographic, consiguió surfear las olas del macareo (tidal bore), pero el resultado acabó en tragedia, ya que las olas volcaron varias embarcaciones, y se produjeron muertes.
Hoy en día esa práctica primordial se ha recuperado parcialmente y con matices en el río Qiantang. Las autoridades chinas solo permiten que se practique bajo las siguientes limitaciones: solo profesionales homologados por la ASP/WSL, para una competición concreta, que desde el año 2008 se celebra en el tiempo aproximado en que el fenómeno de las mareas ocurren. Tienen un permiso de 4 días para celebrarlo.
Observaciones y nuevos horizontes para la investigación (China)
Con los datos reunidos, el tipo de surf arcaico en China se puede considerar un fenómeno social de la época muy localizado dentro del imperio chino. Geográficamente, solo se practicó en el área próxima a la capital Hangzou, solo en el río o ríos cercanos. Temporalmente solo se practicaba cuando llegaba el macareo, por tanto era una práctica estacional y restringida a un grupo selecto de “valientes” o “suicidas”, que según las épocas y gobernantes se prohibía a rachas, y luego se levantaba la prohibición.
¿Nunca lo practicaron en el mar con el fin de estar entrenados para cuando llegara la gran marea y con ella las grandes olas? Sobre esto no han trascendido todavía noticias, pero es una pregunta sobre la que comenzar a trabajar. Además, si las fuentes están en chino, será importante la colaboración con filólogos confucianos, o esperar a que los resultados trasciendan al menos al inglés. De momento, este trabajo que aquí presento, ha dado el primer paso para su difusión en español en el nivel académico, y llamar la atención de otros especialistas que puedan contribuir en el futuro a un mayor conocimiento en este campo.
**Próximamente más noticias sobre surf arcaico en: Perú y África Occidental
*** Este artículo de Solo Historia Surf es un extracto del artículo de Daniel Esparza publicado en la revista Materiales para la Historia del Deporte (n. 15). Más información en: Daniel Esparza (2017) “Reconsiderando las fuentes para el estudio del surf arcaico: Polinesia, China, Perú y Africa Occidental”, pp. 193-213.
**** Si desea usar esta información, citar la fuente original y redireccionar a esta web de SOLO HISTORIA SURF.
***** Comparta en Facebook, Twitter… Gracias.
Más información sobre la Historia del Surf en:SOLO HISTORIA SURF la única web en español dedicada exclusivamente a la historia del surf
Hasta donde he podido llegar, estas son las fuentes primarias con las que contamos para el estudio de los orígenes del surf en la Polinesia, la mayoría correspondientes a Hawái.
1.1.1. Tradición oral
El estudio de la tradición oral en Hawái se remonta al siglo XIX, en parte llevados a cabo por los propios historiadores nativos (que habían aprendido la escritura), que se encargaron de reunir numerosas leyendas y tradiciones para que no se perdieran, fijarlas en la Historia, y por tanto ha sido fundamental para reconstruir algo del surf arcaico. La mayoría de esas anotaciones se hicieron en una primera oleada, en periódicos en lengua hawaiana a partir de 1834, como el Ka Lama Hawaii, Ke Kumu Hawaii, Ka nonanona, Ka Nupepa Kuokoa. Pero no fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX cuando se reunieron todos esos escritos y se tradujeron al inglés. Los trabajos de David Malo se publicaron en una obra titulada Hawaiian Antiquities. Los de John Pappa Ii, se publicaron en varias obras: in the Time of Kamehameha, The People of Old, Ruling of Old, Ruling Chiefs of Hawaii, Tales and Traditions of the People of Old y the Works of the People of Old. Martha Beckwith recopiló las publicaciones de Zephrin Kepelino y lo tituló Kepelino’s Traditions of Hawaii. Además de estos historiadores hawaianos, Fornander reunió fuentes para el estudio de la historia hawaiana (entre ellas el surf), así como para establecer la primera teoría sobre el origen del pueblo hawaiano, hoy desfasado cronológicamente ya que las nuevas técnicas de radiocarbono están dando resultados sobre los primeros asentamientos mucho más tardíos de lo que se creía, a partir del año 1000.
En este sentido, además de ser recogidas numerosas voces de nativos de la época y su relación y visión del surf, fueron además varias las leyendas que se registraron que cantaban o hablaban sobre prácticas de surf antiguas, algunas inverosímiles porque las practicaban deidades, pero otras basadas en personajes que existieron, la más longeva de éstas se remonta a los tiempos del jefe Umi, que se calcula pudo haber sido en el siglo XV o principios del XVI (se ha calculado que fue hace unos 500 años, ya que es imposible saber exactamente la fecha, ya que la arcaica cultura hawaiana medía el tiempo en generaciones y no en años). Allí se hace saber que el rey practicaba el surf con altas cualidades.
Un documento anónimo de finales del siglo XIX recoge en la tradición oral cómo se hacían las tablas de surf, los diferentes tipos de tablas y los rituales que acompañaban a su fabricación8. Finalmente se debe mencionar el trabajo de Clark del año 2011, que con respecto al surf ha recopilado aquellas leyendas donde se describió el surf. Un trabajo que sirve de gran ayuda a todos los historiadores que quieran dedicarse a ese tema.
Teniendo en cuenta que las culturas polinesias eran ágrafas (sin escritura), las primeras referencias escritas se encuentran en las expediciones del capitán Cook (entre 1768-1780), que culminaron con el descubrimiento de Hawái en 1778. Pero claro, como se ha dicho, los estudios sobre historia del surf han estado dominado por el mundo anglosajón, y solo se han enfocado en el estudio de las fuentes escritas en inglés (o traducidas al inglés del hawaiano en el siglo XIX, cuando la lengua hawaiana por influencia de los misioneros pudo por fin escribirse).
Por el momento, la primera descripción de surf hallada se corresponde con la de Joseph Banks, de 1769 en Tahití, donde anotó sus observaciones de la población nativa con las olas.9 No será hasta la tercera expedición, cuando se produzcan nuevas descripciones. Patrick Moser en total ha localizado e identificado hasta 10 descripciones más de surf (aparte de la de Banks) de otras personas en el siglo XVIII, todas de fuentes británicas10. Lemarié, además, añade otra, la de Pierre François Peron (1796), esta vez después de examinar fuentes francesas (ver tabla 1).
Posteriormente fueron otros viajeros de finales del siglo XVIII y del siglo XIX los que escribieron en sus diarios sobre el surf. DeLaVega, que coordinó un equipo de búsqueda y organizó cronológicamente las referencias, llegó a localizar hasta 99 fuentes anglosajonas (y unas pocas francesas) entre 1777-1899 que describían el surf. Moser localizó y publicó íntegramente 17 descripciones de surf (del siglo XIX), entre ellas las de los escritores Mark Twain y Herman Melville, que visitaron la Polinesia y vieron el surf con sus propios ojos. Asimismo, Lemarié señala 57 descripciones de surf en las islas Hawái en viajeros, exploradores y comerciantes a lo largo del siglo XIX, incluyendo nuevos hallazgos de fuentes francesas. Se debe destacar el trabajo de Geoff Cater a través de su web surfresearch.com.au, que desde hace más de una década lleva recopilando y localizando una gran cantidad de fuentes.
Tabla 1. Primeras descripciones de surf en el siglo XVIII
FUENTE
FECHA
LUGAR (isla)
Joseph Banks (1a Expedición Cook)
1769
Tahití
William Anderson (3a Expedición Cook)
1777
Tahití
Charles Clerke (3a Expedición Cook)
1778
Kauai
William Ellis (3a Expedición Cook)
1778
Kauai
David Samwell (3a Expedición Cook)
1779
Hawái
George Gilbert (3a Expedición Cook)
1779
Hawái
James King (3a Expedición Cook)
1779
Hawái
John Douglas (3a Expedición Cook)
1779
Hawái
William Bligh
1788
Hawái
James Morrison
1788-89
Tahití
Peter Puget (Expedición Vancouver)
1794
Hawái
Pierre François Peron
1796
Hawái
Tabla: Elaboración propia. Fuentes: Moser, DeLaVega y Lamarie.
Con respecto a la descripción gráfica del surf, la primera ilustración de un surfista y una tabla de surf, corresponde a John Weber, pintor oficial de la tercera expedición de Cook. Se trata de una panorámica de la bahía de Kealakekua (Hawái), en 1779, donde aparecen las dos naves de la expedición, numerosas canoas y un surfista remando con su tabla en medio del mar.
1.1.3. Cultura material
La cultura material relacionada con el surf arcaico no llega en el mejor de los casos más lejos del siglo XVIII. De momento, la tabla más antigua que se conserva pertenece al museo Bishop de Honolulu, y perteneció al jefe Paki. Con esa tabla hizo surf en los años 30 del siglo XIX. Los petroglíficos de Hawái en donde se cree que se representa el surf, son de dudosa datación.
1.2. Fuentes secundarias: la aportación de Ben Finney
Desde Ben Finney11, pionero de los estudios sobre la historia del surf allá por los años 50 y mediados de los 60, nadie más ha profundizado en serio el estudio y reconstrucción de los orígenes del surf antes del siglo XVIII (en la Polinesia), fecha en la que hasta el momento datan las primeras descripciones del surf en varios diarios de las expediciones de Cook.
Los diversos tipos de tablas que se hacían en la Polinesia (antes del siglo XIX) solían ser de madera, con la excepción de Isla de Pascua, como se verá un poco más adelante. En las islas con bosques más frondosos y árboles más gruesos se daba la posibilidad de construir tablas más grandes, y por tanto, la posibilidad de hacer surf de pie (surfriding). En Hawái todas estas características se daban (y existían tablas de hasta 5 metros de largo). Pero en otras islas del Pacífico la carencia de bosques y grandes árboles lo hacían inviable. En Rapa Nui (isla de Pascua), la deforestación impedía las tablas de madera y se hacían de un tipo especial de raíces (y solo bodyboards, de forma tumbada). Sin embargo, en otros lugares donde se daban las mismas condiciones que en Hawái como en Nueva Zelanda, donde había árboles grandes, gruesos y de buena calidad, las tablas allí no superaron los 20 cm. de ancho; o en las islas Marquesas, donde las tablas solo alcanzaron como máximo 1’20 m. de largo. Y por tanto, con estas características, difícilmente se podía hacer surf de pie en ese tipo de tablas, si bien es posible que pudiera haber niños u otras personas que eventualmente lo practicaran de forma erguida.
Con respecto al surf arcaico, Finney y Houston12 informan que para que un individuo adulto pudiera hacer surf de pie sobre una tabla de madera, ésta debía tener un mínimo de seis pies de largo (en torno a 1’80 m.) y 18 pulgadas de ancho (unos 45 cm. aproximadamente). Con estos datos calculado por ellos mismos, junto a las anotaciones en diarios de viaje de algunas expediciones, reconstruyeron parcialmente la evolución y estado del surf en la Polinesia hasta el siglo XVIII, cuando todavía era cosa, únicamente, de nativos. Según su investigación, solo en Hawái y Tahití se hacía el surf de pie; y solo en Hawái se hacía de forma regular y constante. Además allí también se hacía el surf tumbado o de rodillas. En Tahití el surf también se practicaba de pie, pero no estaba tan extendido ni evolucionado como en Hawái, siendo más frecuente la forma tumbada o de rodillas. El surf, por tanto, en su modalidad tumbada y siempre según Finney y Houston, existía en toda la Polinesia, incluso en otras islas de Pacífico (Melanesia o Micronesia). Y solo en Hawái y Tahití (islas Sociedad) el surf se hacía de pie, y de estos dos núcleos fue en Hawái donde mayor nivel técnico se alcanzó.
1.3. Observaciones y crítica (Polinesia)
1.3.1. Surf: salud y ocio en la Polinesia
La mayoría de las fuentes y testimonios del siglo XVIII y XIX con descripciones de surf, muestran que el arte de montar las olas en la Polinesia (la mayoría de los datos provienen de las islas Hawái y las islas Sociedad), en todas sus modalidades, está enmarcado en un contexto cultural de veneración al mar: salud, higiene y ocio. En Hawái y en Tahití era practicado por todos los estamentos sociales, de ambos sexos y de todas las edades. Si comparamos la mentalidad polinésica con la europea que descubrió y describió el surf en el siglo XVIII, observamos como en occidente la visión del mar era por entonces bastante diferente. Mientras en la Polinesia el mar curaba y era fuente de ocio, en Europa el mar era fuente de temor, males y enfermedades.
1.3.2. Fuentes limitadas para datar el comienzo del surf
Se ha dicho en numerosas ocasiones que el surf en la Polinesia es una actividad milenaria. Se trata de una especulación. Ciertamente no es posible datar el comienzo de las primeras manifestaciones de surf arcaico. Con lo que tenemos, a lo máximo que se puede llegar, es a una leyenda que se remonta al siglo XV-XVI (recogida en el siglo XIX), pero que al pertenecer a la tradición oral, no se debe descartar que pudieron haber sido manipulada con el paso del tiempo. Y aunque el rey Umi existió, puede que los hechos que se le atribuyen pudieran haberse inventado o haberse añadido siglos después, llegando al siglo XIX (cuando se registra la leyenda) distorsionada.
Los restos materiales solo llegan hasta el siglo XVIII como mucho. Lo mismo que las primeras descripciones, que llegan hasta 1769. Así pues, el siguiente paso será trabajar estrechamente o estar muy pendientes de los últimos resultados arqueológicos y paleoambientales en la Polinesia.
1.3.3. Pocos estudios en otras áreas geográficas de la Polinesia
Sobre fuentes orales, arqueológicas o descripciones tempranas de expediciones o viajeros anteriores al siglo XIX en otras islas de la Polinesia como Nueva Zelanda, o en otras regiones limítrofes a ésta como Micronesia o Melanesia, no he hallado nada que describa la cultura material sobre surf arcaico heredada del tiempo anterior a la llegada de los europeos, o las primeras descripciones de surf por parte de los primeros europeos. Desconozco por el momento las fuentes en las que se basó Finney y Houston para afirmar que el surf en forma tumbada existía en estas zonas. En cualquier caso parece evidente que de haber algún estudio sobre historia del surf arcaico en estas áreas, son muy pocos o nulos.
Daniel Esparza
*Próximamente más noticias sobre surf arcaico en: China, Perú y África Occidental
** Este artículo de Solo Historia Surf es un extracto del artículo de Daniel Esparza publicado en la revista Materiales para la Historia del Deporte (n. 15). Más información en: Daniel Esparza (2017) «Reconsiderando las fuentes para el estudio del surf arcaico: Polinesia, China, Perú y Africa Occidental», pp. 193-213.
*** Si desea usar esta información, citar la fuente original y redireccionar a esta web de SOLO HISTORIA SURF.
**** Comparta en Facebook, Twitter… Gracias.
Más información sobre la Historia del Surf en:SOLO HISTORIA SURF la única web en español dedicada exclusivamente a la historia del surf
Ignacio Echeverría era surfista pero la Historia del surf nunca hablará de él. Ignacio murió en el ataque terrorista del 3 de junio de 2017 en Londres. Su nombre en cambio pasará o debería pasar a la Historia Social Universal por haber dado su vida en defensa de una persona (y muchas otras) a la que ni siquiera conocía.
Emigrante español en el Reino Unido, de 39 años, volvía de patinar sin imaginarse siquiera que se encontraría con la ola más destructiva a la que nadie se pueda enfrentar: la maldad desenfrenada. No sabemos si era consciente de lo que en realidad estaba pasando: que todo aquello era un acto terrorista planeado por idiotas adiestrados, un plan contra la humanidad. Como mínimo vio que estaban acuchillando a una mujer y no dudó en salir en defensa de quien lo necesitaba. Con su monopatín golpeó al terrorista en la cabeza y mientras se enfrentaba a él, los otros dos yihadistas le acuchillaron por la espalda: cayó al suelo.
Puede que haya alguien que esté pensando ¡venga ya! otro más que va por ahí mitificando a gente, buscando héroes donde no los hay. Puede que exista alguien así, mas no nos detengamos en lo inmundo.
Si la gesta de Echeverría nos conmueve es porque sin duda está llena de valor, algo que la mayoría no nos atreveríamos a hacer en una circunstancia en la que nadie nos entrena para saber cómo actuar. No sabemos cuantas vidas salvó este hombre en el tiempo en el que él se enfrentó a los terroristas y ellos con él; así como sus amigos, que arrojaron sus bicicletas de alquiler sobre los tres asesinos, antes de replegarse para salvar sus vidas. Pero, como mínimo, es seguro que todo aquello produjo el tiempo suficiente para que otros escaparan y se pusieran a salvo.
Nos conmueve su acto porque necesitamos creer que con gente como él nos sentimos más queridos en este mundo; más queridos por gente que no nos conoce, pero que de repente surgen de la nada para ayudarnos en circunstancias en las que nadie querrá hacerlo. Ojalá pudiera decir que yo también soy como él, pero no, yo solo soy alguien que quiere reconocer el valor de lo que hizo, y quiero que aunque ya no esté, su gesta perdure, que no nos olvidemos de Ignacio, aunque nunca lo hayamos conocido. Que cuando el mar vuelva a la calma, sigamos recordándolo, que quede impreso el valor simbólico que él le dio a la vida y el valor por la defensa de quien lo necesita, para creer -aunque solo sea en medio de la frustración, el ruido y el humo en el que vivimos- que siempre aparecerá un Ignacio Echeverría que dé la cara por nosotros.
He aquí las primeras imágenes de surf en Nerja, al este de la provincia de Málaga. Era el verano de 1972… y Chanquete lo vio. Así me lo contaron los lugareños: Nuestro viejo marinero, que estaba reparando la red de pesca en la orilla, sintió que algo extraño se movía entre las olas. Dejó sus tareas, se levantó, miró, suspiró. Eran dos «extraterrestres» montados en un patín espacial corriendo sobre las olas: «Ya están aquí los americanos», se le escuchó decir.
La verdad es que no eran de tan lejos, tan solo de Santander, pero algo de razón llevaba nuestro amigo cinematográfico, el personaje de ficción más conocido de la televisión en los años 80. ¿Qué hacían allí aquellos extraterrestres? Nadie se va en verano al Mediterráneo en busca de olas, un mar que duerme la siesta toda la estación. Pero el milagro ocurrió y aquella tarde despertó. Y al levantarse del sofá de un brusco movimiento, Poseidón formó unas pequeñas ondas. Allí estaban los santanderinos Meco y Juan Giribet con sus familias, de vacaciones… y con sus tablas «por si acaso», ese eterno e infalible lema de todo buen surfista enganchado. Y el «acaso» llegó. Y nos dejó estas exóticas imágenes, las primeras de surf de las que hay constancia en Nerja.
Qué pena que Meco y Juan no pasaran por Pedregalejo, en Málaga capital. El encuentro inesperado con Pepe Almoguera, pionero en Málaga desde 1970, hubiera sido legendario, aunque Pepe por esas mismas fechas tuvo también su encuentro con la Tercera Fase: cuando de la nada apareció un californiano, Paul, surfeando como un profesional en frente de su casa. Pero la historia no se escribe con lo hubiera podido ocurrir, y Pepe y Meco no se conocieron aquel verano.
Lo que sí pasó de verdad en la localidad costera más famosa de la televisión, fue que tras aquel suspiro de surf de aquella tarde del 72 -siete años antes de que empezara el rodaje de Verano Azul- los cántabros regresaron al Sardinero y el surf continuó siendo un gigante dormido en Nerja, hasta que en la década de los 90 despertó definitivamente y se instaló entre la población local.
Daniel Esparza (Olo Surf History)
P.D. En la serie Verano Azul rodada en 1979 y 1980, nunca apareció ninguna escena de surf, ni tampoco ninguna tabla de surf a lo largo de sus 19 capítulos. La escena que aquí se describe sobre Chanquete es un cariñoso homenaje a su grandioso personaje, y a Nerja entera. En 1972 no existía ninguna tienda de surf en España, deporte todavía bastante desconocido en todo el país. En el verano de 1972, Meco y Juan Giribet, ambos de Santander, hicieron surf en Nerja: hasta la fecha, y hasta que aparezcan nuevos documentos, si es que existen, estas imágenes constan como la primera práctica de surf documentada en esta localidad.
En España, en 1967, en sus 8000 kilómetros de costa (sin contar la provincia del Sáhara, ni la de Guinea, entonces territorio español), se calcula que habría solo entre 50 y 100 surfistas (datos estimados a ojo en perspectiva comparada). Fue la primera oleada de surfers. En aquel año de 1967, era Santander la localidad donde mayor número de surfistas había en toda España, y donde mayor nivel de surf se alcanzó (debido a la gran competitividad entre ellos, y los tres clubes que existieron a partir de 1969), ocupando ese liderazgo hasta 1973, cuando otras regiones como Canarias y el País Vasco (Asturias en menor grado) comenzaron a destacar en los campeonatos nacionales, que eran como convenciones nacionales donde una vez al año todos se reunían amistosamente para probar su nivel, ponerse al día, informarse de las novedades… en aquellos tiempos donde internet era todavía ciencia ficción.
Los miembros del Centro de Actividades Submarinas de Santander (CIS), que ya desde principios de los 60 cogían olas con planking, descubrieron el surf a través de Jesús Fiochi en 1965, cuando éste comenzó en el Sardinero, y pronto conocieron la posibilidad de comprar esas tablas en Francia, incluso se las hicieron ellos mismos. Contaba este grupo de amigos con el privilegio de tener coches (además de tener un gran conocimiento del mar y algunos materiales como trajes de goma para la pesca), que le daba mayor libertad para practicarlo y viajar: el surf es un viaje constante. En las fotos siguientes, se puede ver un reflejo de aquellos primeros desplazamientos, verdaderos descubrimientos. Toda una sensación en el país, algo inédito en la España de entonces. No eran domingueros, no.
Súbete al SEAT 850 y viaja con Meco. El otro día Islares, ahora Laredo. En la foto se observa la cara que a uno se le pone cuando llegas allí, el pico está desierto y las olas son perfectas. Solo para el disfrute de los amigos, en un lugar entonces asilvestrado.
Un grupo de jóvenes españoles se lanza en busca de olas: un deporte entonces recién llegado al que todos llamaban Surf. «¿Llamado qué?» -volvió a preguntar un señor mayor que paseaba por la orilla de otro tiempo y que no se había enterado de nada.
Son las anécdotas de la microhistoria las que alegran los recuerdos de los grupos de amigos, amigos que salen en busca de aventuras, aventuras que ocurren por sí solas… qué te voy a contar…
A continuación se esboza una anécdota. Sola una. Ocurrió en 1970, en el norte de España. Imágenes de acción. Le pasó a los miembros del Centro de Investigaciones Submarinas, uno de los tres clubes de surf que tenía Santander entonces, cuando todavía este deporte era un gran desconocido en el país y los picos estaban desiertos.
Atrapados en la ría de Loredo, al final de Somo. 1970.
Dándolo todo.
Métele que no sale.
All right, baby!!!
Ahora sí, a las Quebrantas!!!
Meco con su tabla. Esa tabla la hizo un sudafricano que apareció por Santander.
Dónde: Ría de Loredo (al final de Somo).
Cuándo: 1970
Quiénes: Jose Antonio Bolado (con gafas), Adolfo Gomez (el conductor), Juan Giribet (con rebeca negra y camiseta naranja), y Meco, con la tabla verde.
Observaciones: Ese Mehari mítico y una misteriosa tabla Verde (*)
(*) «La tabla verde la hizo un sudafricano llamado Barber, que apareció por Santander un buen día. Las tablas las hacía sin listón central, le daba la forma al poliuretano, la colocaba entre dos sillas y un peso encima para darle curvatura. Luego le daba la fibra, catalizaba, quitaba el peso y… así era como le daba forma a la curva», –nos confirma Meco.
Ignacio Arana, cónsul español en Hawái entre 1911-1914, es considerado un precursor del surf en Europa, por tratarse de la primera referencia conocida, que trajo dos tablas de surf a Europa (Vitoria), y junto a ellas un ejemplar del libro de surf más antiguo del mundo, publicado en Honolulú en 1910, y que ha pervivido generación tras generación en su residencia familiar alavesa, ahora pieza de museo.
Hasta la fecha no conocíamos su rostro, y tras un largo camino de búsqueda en los dos continentes, el colaborador Michael Muñoz (californiano descendiente de los primeros españoles que fueron a trabajar a Hawái en 1907) ha hallado en un archivo hawaiano la única foto que por el momento se tiene constancia de Ignacio Arana. Ya en el informe Arana, sobre el Primer Surfer Europeo, publicado hace dos años aquí en Olo Surf History, hacíamos notar la dificultad para hallar una foto suya.
Por fin, podemos conocer el rostro de un diplomático que defendió ante las autoridades de EEUU, a los más de 8.000 conciudadanos, de las malas condiciones de trabajo, casi esclavistas, que suponía el trabajo en las plantaciones de caña de azúcar. He aquí el rostro, más de 100 años después, de un pionero sin saber que lo era.
La primera referencia visual al surfing en España, que se conoce a través de un surfista, se corresponde a José Luis Elejoste, que en el cine Actualidades de Bilbao, en el primer lustro de los años 40, vio un documental sobre la Polinesia donde aparecieron imágenes de surf. Poco después, en la revista Reader’s Digest, hacia 1944, vio que existían dos clubes de surf en California y Hawái, y les escribió para comprarles una tabla una surf, pero no recibió respuesta. Quién sabe si el barco donde iba aquella carta (de ida o de vuelta) no fue bombardeada por un submarino en la Segunda Guerra Mundial.
Elejoste a la derecha con su amigo Pradera, en 2010 aproximadamente. Foto: Amezaga
Elejoste a la izquierda, con Pradera en los años 60.
De olas y tablillas
Tras un intento de fabricarse un artefacto parecido a una de tabla de surf del que no consiguió ponerse de pie, practicó durante 20 años el planking, haciéndose él mismo las tablillas, e incluso fabricando algunas decenas para otros, conviertiéndose por tanto, en un promotor de la actividad en las playas vizcainas del momento. En 1959 viajó hasta Biarritz, donde el surf ya llevaba tres años, y conoció a Carlos Dogny sin saber quién era (pionero del surf en Perú, y fundador del club Waikiki de Biarritz), junto a otros pioneros franceses como Barland, a quienes vio en el agua y donde llegó a probar una tabla, pero finalmente decidió no comprar una, porque “en Vizcaya estaría solo”, pensó. Fue finalmente en el verano de 1965 cuando volvió a viajar hasta allí, compró una y se la llevó hasta Vizcaya, donde se inició la actividad conocida del surf (Willy Uribe lo entrevistó en 1990 para la revista Marejada Surf).
Inspiró a una generación campeona (Dourdil, Escauriaza, Susaeta, Iturregui, Elexpuru)
Desde ese momento, inspiró a otros surfistas como Juan Carlos Pradera (que a su vez inspiró a otros como Nito Biescas Vignau en Zarautz en 1966), y entre 1966-69, inspiró a otros vizcainos (directa o indirectamente) como Estanis Escauriaza, Raúl Dourdil, Jon Susaeta, Goyo Iturregui o Chema Elexpuru, que se convertirían en los 70 en grandes surfistas, ganadores de campeonatos locales o clasificatorios para el de España; y en el caso de Dourdil, llegando a convertirse en campeón de España absoluto en 1974. Esta generación a su vez inspiró a una tercera hornada en los 70, donde se encontraría Asís Fernández, campeón de España en 1979 (con 19 años), y conocido más adelante por convertirse en surfista de olas grandes.
Tan solo sirva este breve reportaje como homenaje y reconocimiento a José Luis Elejoste, precursor del arte de montar las olas en España, y pionero del surf en Vizcaya. Y también a todos aquellos que lo conocieron, y saltaron al agua en busca de esa ola del surf que desde entonces no ha parado de crecer. Puede encontrar más información sobre los orígenes del surf en EEUU, Australia, Europa y España, en Historia del Surf en España: De Magallanes a los años 80.
Estimados Amigos de la Historia del Surf: Como ya ha adelantado en primicia Hemisferio Surf Radio, ahora que llega el verano, ha acabado el curso, y sobre todo, tengo vacaciones y tiempo libre, quisiera sacar a la luz a lo largo del mes de julio, algunos mini-reportajes y artículos breves de gran relevancia histórica, originales y elaborados plenamente por Olo Surf History (en castellano e inglés), que espero gusten y lleguen lejos, para que ni el ruido desconcertante del presente, ni las grandes hazañas del futuro, hagan empalidecer el pasado.
No hace falta recordar, que en las obras La Historia el Surf en España, y Málaga Surf: Historia del Surf y del Bodyboard, se puede acceder a un conocimiento pleno, en conjunto y en perspectiva histórica, de los orígenes del surf en el Pacífico, su expansión, su llegada a España (Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo), los primeros surfistas, los primeros clubes, los primeros campeonatos, la influencia de los extranjeros, y mucha más información y documentación. El verano ha llegado y Vacaciones Santillana es Olo Surf History, la única web en español dedicada exclusivamente a la historia del surf.
Aloha summer. ¡Nos vemos en el pico de la historia!
El jueves 14 de enero de 2016, en la Universidad EADE de Málaga, se vivieron momentos inolvidables de surf entre ponente, estudiantes, profesores, periodistas, pioneros, surfistas y bugueros destacados de diferentes épocas. La charla se convirtió en un viaje fascinante al tiempo legendario de los comienzos y cómo evolucionó el surf en Málaga hasta el tiempo presente. Como se destaca en las investigaciones más señeras del momento, los libros: La Historia del Surf en España, y La Historia del Surf en Málaga, fue la capital de la costa del sol (el barrio marinero de Pedregalejo) la pionera del Mediterráneo. El encuentro vivió momentos fascinantes, divertidos y didácticos que muchos de los asistentes no olvidarán en mucho tiempo. El encuentro continuó informalmente en una terraza de la playa de Pedregalejo, frente al lugar donde todo empezó.
Este jueves 14 de enero a las 17:30, Daniel Esparza, profesor de la Universidad de Olomouc y autor de los libros «La Historia del surf en España» y «La Historia del surf en Málaga», ofrecerá una charla-conferencia sobre los comienzos y evolución del surf en España y Málaga.
Lugar: Universidad EADE, Pedregalejo Alto, junto al León XIII, calle Fernández Shaw 88, Málaga.
A ti, que no dejas de caer yo te dedico mi tiempo, camino incierto de espuma y aliento, caes y caes, y cayendo acribillas al viento, sediento de prósperas artimañas, lanzas tu telaraña, pero solo salpicas al agua: la vida, ya lo sé, esa canalla esperanza; pero tú no, no te dejes engañar por esta inútil balanza, tú sigue cayendo libre, que con mis ojos yo te mantengo, hasta que te suelto, te revuelves en la espuma, pasión que te domina; te estrellas porque vuelas, eres libre porque te lanzas, y tú y ella, unidos por la fina cuerda de mi estrella, os separáis bajo el agua, pero solo un momento, la retomas in crescendo, vuelves remando al pico, y allí esperando me miras, para ver de cerca mi caída.
Tras años de investigación, nuestro colega australiano el profesor Gary Osmond desmonta el mito de que Duke Kahanamoku (padre del surf moderno y campeón olímpico en natación) introdujo el surf en Australia. Hasta hace bien poco todos creíamos (incluido el que aquí suscribe) la narración histórica de que Duke llegó a Australia en las navidades de 1914 para dar exhibiciones de natación invitado por la New South Wales Swimming Association, y que aprovechando su estancia en Australia, dio varias exhibiciones de surf en Sidney. Hasta aquí todo correcto. El problema viene con la interpretación que se había dado de aquel acontecimiento, el de que Duke “introdujo” el surf en Australia, donde nadie lo practicaba, y además se extendió la creencia de que él fabricó allí mismo su tabla de surf con la que dio sus exhibiciones.
Según Gary Osmond —cuya investigación se ha basado en el estudio de la prensa local australiana de principios de siglo, y el estudio del testimonio de testigos a través de fuentes secundarias— esta narración mitológica de la historia que ha triunfado hasta hace bien poco, se debe al reflujo que ejerció la obra de la historiadora C. Bede Maxwell (Surf: Australians against the surf, de 1949), donde guiada por un halo de romanticismo y el destello de la gran figura del deporte Duke Kahanamoku, ésta dio todo el mérito al hawaiano, y eclipsó toda la historia del surf previa existente en Australia. Por una parte, se confirma que Duke no hizo aquella tabla (algo que él nunca ocultó). Aquella tabla la hizo durante la visita de Duke, el surfista local Tommy Walker, que años antes, en 1909, ya había traído una tabla desde Honolulu, con la que comenzó a hacer surf. A Walker se le considera hoy el verdadero pionero del surf en Sidney (y podría serlo de toda Australia).
Además de Walker, entre 1909 y 1914 hay constancia en la prensa local de la existencia de tablas de surf y de otros surfistas en la misma localidad. En enero de 1911, Percy Hunter, jefe de la Oficina de Turismo Australiano anunciaba la existencia de varias tablas de surf en Manly (Sidney), importadas desde Honolulu, una de ellas traídas por Charles Paterson, presidente de la Asociación de Salvamento de Australia (Surf Life Saving Association of Australia). Esto hizo que la mayoría de aquellos primeros surfistas pertenecieran al equipo de salvamento en la playa, entre ellos: Isma Amor, Albert Barry, Basil Kirke, Steve McKelvey, Fred Notting, Jack Reynolds, Norman Roberts, Busty Walker o Geoff Wyld.
Conclusiones: Duke no fabricó aquella tabla con la que dio sus exhibiciones, y no introdujo el surf en Australia porque ya existía. Lo que sí hizo Kahanamoku y esto sigue siendo muy destacado y relevante fue popularizar el surf hasta el punto de que gracias a él muchísimos jóvenes dieron el salto al surf, otros se pusieron a hacer tablas (con las enseñanzas de Duke), y las propias autoridades locales giraron a posiciones más permisivas con el baño en el playa, pues hasta entonces estaba restringido por la peligrosidad de las olas y las bestias marinas. La llegada de Duke y todo el halo carismático y popular que él portaba, aceleró la expansión del surf por toda la costa este australiana. Duke no introdujo el surf en Australia, pero lo hizo popular en aquel país.
Olo Surf History realiza investigaciones propias y además divulga resultados de otras investigaciones que aporten nueva luz a la historia del surf. Estos que aquí se han presentado se hallan en el número 42 de la revista científica Australian Historical Studies (pp. 260-276).
La riqueza de un territorio no es solo aquello material que se pueda medir a través de un precio o una estadística, sino también aquello intangible, como la grandeza de las historias que allí acontecieron. Desgraciadamente, la mayoría de éstas van quedando en el olvido, apagándose cada vez más por el ruido vertiginoso de la actualidad diaria, casi siempre virtual y negativa —al menos como lo muestran los medios de comunicación— atrapados en la trampa de la mercadotecnia, la demoledora lógica de que aquello que no se pueda explicar en 20 segundos no sirve de nada.
Las buenas historias, sobre todo si son verdaderas, son necesarias porque despiertan y conmueven el alma de quienes las escuchan, y el mundo (el de las cosas bellas) se construye a través de estas energías inspiradoras. Ésta que aquí se narra (un libro entero ha hecho falta) no va de reyes, presidentes, generales, soldados valerosos, ni campeones del mundo —nada de eso— esta es una historia surgida desde abajo, desde la propia entraña de la sociedad, la que hace la gente en el día a día, sin promoción, ni televisión, ni marketing, ni marcas mediante.
Esta historia que se cuenta en este libro, y que ha estado en la oscuridad durante décadas, es ahora patrimonio de la provincia de Málaga y del reino de las olas que no tiene fronteras, pero es sobre todo patrimonio de aquellos que necesitan creer que el mundo se construye de sueños y esperanzas, y no solo para enriquecerse uno mismo (si por enriquecerse se entiende únicamente “la pela”), sino para compartir con los demás aquello que uno tiene, lo que se ha aprendido, los valores más grandes que se puede adquirir en esta vida: generosidad y conocimiento.
Esta historia es necesaria que sea recordada y transmitida generación tras generación: la vida de Almoguera y unos pocos jóvenes de una época remota que decidieron caminar sobre las aguas, a contracorriente en una sociedad conservadora. Y esta sociedad de ahora necesita de más Almogueras, Gabernetes y Rafaeles, y no porque no los haya, sino porque no los reconoce. Y no los reconoce porque está desorientada en una marea de incertidumbre, de relojes de oro cuyo brillo no solo es imposible que traiga felicidad, sino que ha traído penuria y desesperación. Esta sociedad donde vivimos, necesita creer que es construida por todos, y no tan solo desde un despacho. Necesita creer que los brillos no nacen de los objetos, sino que parten de la luz que nosotros les proyectamos.
Las hazañas de Pepe Almoguera y de aquellos jóvenes, como la de tantos otros a los que nadie ha escuchado nunca, menos aún ahora, son la sabia de nuestro futuro, la esperanza de la esperanza misma. Aquellas hazañas, aquel espíritu de libertad y olas, debe permanecer en la memoria de los que nos continúen, y que aquellos paseantes de tiempos venideros que crucen el paseo marítimo de Pedregalejo y lleguen a la altura de donde estuvo la casa de Pepe, se recreen en el legado de una esperanza —luz viva y brillante— el monumento al arte de montar las olas que debería erigirse cuanto antes allí mismo, y en cuya base tal vez se diga, sin importar que suene utópico y romántico:
“Aquí, en esta playa, gracias a Pepe Almoguera, dio comienzo el surf en el Mediterráneo español. Ocurrió en 1970. El espíritu de aquellas olas que luego otros continuaron siguen rompiendo libres, abriendo caminos de agua y esperanza a aquellos que nunca han dejado de soñar con un mundo (digamos, tal vez) mejor para los demás”.
Los Servicios de Inteligencia de Olo Surf History han hallado cerca del Kremlin este documento que ayuda a reconstruir la historia del boom en España y Andalucía. Si conoces a alguien de esta lista de campeones, pásasela, seguro que alegrará no solo a quien aparezca sino a amigos y familiares. He aquí un documento histórico de la historia del deporte.
ESTE DOCUMENTO Y MUCHOS MÁS EN EL LIBRO MÁLAGA SURF. MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA EXPANSIÓN DEL SURF, LA LLEGADA A ESPAÑA, LOS COMIENZOS, CONSOLIDACIÓN Y BOOM, EN EL NIVEL NACIONAL Y LOCAL, EN ESTOS DOS LIBROS DE HISTORIA DEL SURF:
He aquí un documento histórico rescatado por Olo Surf History perteneciente al primer Circuito Andaluz de Surf de la historia (1991-92). Las pruebas se disputaron en Málaga, Yerbabuena y El Palmar. En aquel circuito hubo al menos un centenar de participantes que consiguieron puntuar de diferentes provincias (Cádiz, Málaga, Sevilla, Huelva, Granada). Si conoces a alguien que salga aquí, pásalo, seguro que le hace ilusión verse en la historia del surf. En el documento se pueden ver a grandes personajes del surf de los 90 en Andalucía, algunos que tristemente nos dejaron antes de tiempo. Esto es un homenaje a ellos especialmente, y a todo el mundo del surf andaluz de aquellos años. Por si hay alguien que le interese el tema y quiera profundizar en la historia, hay más documentos, fotos e información en el libro Málaga Surf: Historia del Surf y del Bodyboard.
Vueling retrata la historia del surf en Málaga en su revista de a bordo Ling. Frank Dreyer, pasajero de Vueling y amigo de Olo Surf History, nos informa que recientemente en un viaje Hannover-Barcelona, se encontró con esta grata reseña (español/inglés) sobre el Libro#MálagaSurfeditado por OLO. Señoras y señores, no todos los días la historia del surf vuela tan alto. Así que si por casualidad viaja en el mes de septiembre con esta compañía, no dude en llevarse la revista, y si me pueden guardar un ejemplar de recuerdo, se lo agradezco. Gracias.
El Club Surf Costa del Sol fue fundado e impulsado en 1991 por Agustín Larraza, propietario de la tienda Málaga Surf. Por aquel entonces, a falta de Federación Andaluza de Surf (todavía hoy no existe aunque ya está cerca) y a falta de Federación Española de Surf (fundada en 1997), este club pionero de los 90 en Andalucía, fue integrado en la federación andaluza de vela, para dar respuesta a la imperiosa necesidad de que los deportistas de la tabla pudieran estar federados y protegidos por una mutua en caso de accidentes en el agua. Fue el primer club de surf oficial en Andalucía tras la desaparición del Cádiz Surf Club y del Málaga Surfing Club, fundados en los 70 y abandonados tras la desaparición de la Sección Nacional de Surf (SNS), la primera estructura federativa de la historia del surf en España (1969-1985). En el texto de abajo, se puede ver parte del acta original y fundacional y la finalidad del club, un texto que sorprenderá a muchos. La labor de este club fue esencial para la creación del primer circuito andaluz de surf y bodyboard de la historia, en 1991-92. Las actas oficiales de los dos primeros circuitos de Andalucía (1991-92 y 1992-3), en surf y bodyboard, tanto en categoría senior como junior, pueden consultarse íntegras, además de otros muchos documentos y fotografías de la época en el libro recién publicado Málaga Surf: Historia del Surf y Bodyboard (1970-2000), un libro de historia social del deporte sin precedentes en Europa, el mayor estudio jamás realizado sobre una historia local del surf, engarzada en su contexto nacional e internacional.
En el primer libro sobre la historia del surf en Málaga, publicado recientemente, el ya conocido Málaga Surf: Historia del Surf y Bodyboard (1970-2000), se citan y/o ilustran a más de 400 surfistas y bodyboarders de los años 70, 80 y 90 de toda la provincia de Málaga, y también de otras provincias de Andalucía y España. Contiene más de 100 ilustraciones y documentos como: a) Fotografías de surfistas y playas en los años 60, 70, 80 y 90 que rescatan el espíritu de la época; b) Documentos y cartas federativas; c) Telegramas; d) Actas de campeonatos y clasificaciones del primer y segundo circuito de Surf y Bodyboard de Andalucía de Surf (1991/92 y 1992/93), donde aparecen cerca de 200 deportistas malagueños y andaluces de la época; e) Documentos del primer club de surf de la historia del Mediterráneo: el Málaga Surfing Club (años 70), y documentos del segundo club de surf de la historia de Málaga, el Club de Surf Costa del Sol, fundado por Agustín Larraza (años 90). Además incluye otras sorpresas. El libro NO es electrónico, es en formato papel, el de toda la vida. Se compra a través de Amazon.es. He aquí tan solo algunas muestras de lo que se puede encontrar en el libro:
Tras una década de investigación, en este libro se descubre primero, y reconstruye después, un capítulo desconocido de la historia social de Málaga, un capítulo exótico de la historia universal del surf, y un capítulo relevante de la historia del deporte en España. Se trata del mayor estudio de una historia local del surf jamás realizado hasta ahora en cualquier lengua y en cualquier parte del mundo. ¿Cuál fue el origen del surf? ¿Cómo y cuándo se expandió por el planeta? ¿Cómo y cuándo llegó a España? ¿Quiénes fueron los pioneros en Málaga? ¿Cómo era el litoral malagueño entonces? ¿Cómo se construyeron las tablas los pioneros ante la falta de tiendas surf? ¿Cómo se organizaron? ¿Qué papel jugaron los extranjeros? ¿Cómo se relacionaron con el resto de España? ¿Quiénes les continuaron en los 80 y los 90? ¿Por qué Málaga fue pionera del Mediterráneo?
El libro incluye un centenar de fotos de la época (años 60, 70, 80 y 90) y documentos históricos como fichas y cartas federativas, actas de campeonatos, telegramas, y otras sorpresas, que resucitan el espíritu de la época, y que dotan a Málaga de un lugar destacado en la historia universal de este deporte, y de la bibliografía de la historia social del deporte.
En la foto, Casa Lola, bueno, los restos de aquel lugar, la primera estructura industrial para la fabricación y venta de tablas en España. Allí se fabricaron tablas de las marcas Santa Marina, Jerónimo y Gerónimo, bien conocidas por entonces, por el poco más de medio millar de surfistas que se estima había en España a mediados de los 70. Casa Lola —fundada inicialmente por Íñigo Letamendía, Raúl Dourdil, J.M. Merodio y Carlos Beraza (luego se uniría Zalo Campa), en los varios años de existencia durante los 70— se convirtió en un lugar de peregrinación de numerosos surfistas nacionales y del extranjero. Un lugar cosmopolita donde se compartían experiencias y conocimiento. Alegrías y diversión también, cómo no. Muchos viajeros fueron acogidos aquí, a pasar una noche o largas temporadas en el caso de shapers australianos, americanos o sudafricanos, que ayudaban en la fabricación de tablas. Del lugar original solo se conserva íntegramente la pista de tenis, como se ve en la foto. El resto es todo nuevo. El viejo caserío Casa Lola, se vino abajo y se convirtió en el chalet que se ve arriba.
Si en el primer capítulo se describió el fenomenal viaje a Gipuzkoa en busca de Íñigo Letamendía y otras osadías, en este se describe otro viaje fundamental para el libro la Historia del Surf en España (LHSE), realizado a principios de julio de 2011 a Cantabria. En esta ocasión no iba del todo a ciegas, había quedado previamente con Zalo Campa y Laura Revuelta, con los que ya había tenido un intenso contacto previo vía telefónica, videoconferencia y correo electrónico. El encuentro tendría lugar por la tarde en Somo, y para llegar allí tendríamos que cruzar en lancha desde Santander. ¿Cómo fue aquel encuentro? ¿Qué cosas aprendimos? Pero incluso antes, por la mañana: ¿qué cosas inconmensurables nos acontecieron en los tremendos pasajes, paisajes y paisanajes santanderinos? He aquí una breve memoria en imágenes en perspectiva mítica-literaria (si es que existe esto), con una expresión libre de ataduras académicas, camiseta en mano, viento en cara, horizontes dispersos, todo por la búsqueda de nuestra ola: la de los comienzos.
La Historia del surf en España(LHSE) es el primer libro de historia que trata en su conjunto los comienzos y consolidación del surf en España. Han sido muchos años de ratilla de biblioteca, hemeroteca, oficina, entrevistas, vorágine de llamadas telefónicas, mensajes electrónicos, videoconferencias y lo mejor de todo: los viajes. En esta sección de “Así se hizo LHSE” se pretende sacar a la luz la intrahistoria del libro, aquello que no aparece en la obra y que quizá sea lo más atractivo para el que investiga y suda la camiseta en el silencio de los codos hincados, ese momento prodigioso en el que uno abandona su incómoda silla chillona, se pone sus zapatos zapatosos y sale a recorrer el mundo mundoso: así es, el trabajo de campo, la salida al salitre, el contacto directo con los protagonistas, con los escenarios primordiales de los comienzos.
A través de imágenes tomadas en esos viajes, y que no tienen que ser necesariamente de surf, se describirán meditaciones y momentos interesantes para el que aquí suscribe, un servidor, con el mejor de mis deseos para los que pudiendo hacer tantas cosas en la vida, se han puesto a leer esto, todo un mérito. A diferencia del libro con un lenguaje más académico y riguroso, aquí uno se quita la camiseta al viento y se libera con un “de tú a tú”, sin pequeñeces. Hoy será Gipuzkoa, pasado Cantabria, otro día Gran Canaria, otro Málaga, otro Bizkaia, otro Barcelona. Mientras uno tenga energía y ganas de contar cosas de mar y olas… popa en vela a todo viento, que es casi lo mismo. He aquí el primer capítulo de una serie de viajes que fueron importantes para completar el libro. Éste que aquí se describe ocurrió a finales de junio de 2011.
Los comienzos del surf en Guipuzcoa están relacionados con la familia Arteche Gorostegui. Iñaki, el hermano mayor, decidió experimentar con la fabricación de tablas tras leer un reportaje de surf de la revista Selecciones, que era la versión española de la revista norteamericana Reader’s Digest. Era el año 1964. El primero que se le unió al arte de montar las olas fue su hermano Javier, y comenzaron a ir juntos a la Concha en San Sebastián, y también a Zarautz con aquellos armatostes (tablas de surf) en los entonces Ferrocarriles Vascongados, con bronca asegurada de los revisores que no entendían qué eran esas enormes “palas”. Pero el surf ya era surf antes de ser surf, entiéndase sin marketing mediante, pues ni siquiera ellos sabían exactamente que era eso, más lo hacían con pasión en un estadio primitivo, pero divertido.
Iñaki dejó pronto la práctica del surf, pero Javier siguió erre que erre y en pocos años se convirtió en el primer campeón de surf de España no oficial. ¿No oficial? Sí, no oficial. Aquel campeonato organizado por Nito Biescas, celebrado en Zarautz en agosto de 1969, fue el primer campeonato donde se dieron cita los mejores surfistas del momento (participaron 36), pero sin el auspicio todavía de la primera estructura federativa de surf en España (Sección Nacional de Surf), que aunque constituida ya, no sería reconocida por la DNEFD (Delegación Nacional de Educación Física y Deportes) hasta el mes de diciembre de ese mismo año.
Aquel campeonato del 69 lo ganó con una tabla Atlantis, comprada en Hendaya y que acorde con los nuevos tiempos que se avecinaban, era más corta de lo habitual, algo que llamó la atención de la mayoría de participantes, con tablas más largas. Representó a España en las primeras competiciones internacionales de surf en las que este país participó. En 1969 fue seleccionado como primer suplente en el campeonato de Europa de Jersey.
En 1970 y 1971 participó en el clásico: España-Francia. En 1972 fue seleccionado junto a otros 7 representantes para el europeo de Lahinch (Irlanda). En el puerto de Bilbao embarcaron en el SEAT 600 de Estanis Escauriaza: el dueño del coche, Íñigo Letamendía, Jon Susaeta y Arteche. En otro coche proveniente de Santander, vino la parte cántabra: Pedro Rodriguez Parets, Rafa Fiochi, Juan Bosco de la Mora y Teja. Aquel campeonato se suspendió por falta de olas en las semifinales, pero el viaje fue una aventura que les llevó a conocer paisajes y olas de ensueño, como el Spanish Point. Fue allí en ese lugar simbólico de la historia universal, fuera ya de competición, donde alcanzaron el éxtasis surcando olas impresionantes, bajo los restos de los navíos hundidos de la Armada Invencible. ¿De la Armada Invencible? Sí, de la Armada Invencible.
En el ámbito académico es probablemente la tesina que realizó Arteche en su carrera de empresariales la primera en España que se enfocó en el negocio del surf. Olo Surf History quiere reconocer con este breve reportaje la labor de Javier Arteche y su contribución destacada en la historia del surf.
Hay una cosa segura, que dos personas fueron testigo de los comienzos del surf en Asturias: sus protagonistas. Ni más ni menos que Félix Cueto, constructor de las primeras tablas rústicas; y Amador Rodríguez. Este último fue el primero en hacer surf, si por surf se entiende todo el contexto que entraña la siguiente expresión: “¡Coño, eso es el surf!”, palabras de emoción de Félix Cueto cuando allí en el agua observó entusiasmado como de repente Amador se ponía de pie en la tabla siguiendo a toda mecha la pared de la ola (y no partiendo de la espuma como hasta entonces habían hecho). Ambos eran adolescentes y ambos en la playa de Salinas descubrieron esa sensación extraordinaria que te acompaña ya para toda la vida, y que a buen entendedor pocas palabras bastan.
Amador Rodríguez es un histórico del surf no solo por esta relación especial con la génesis de este deporte en Asturias (aunque él le da todo el mérito a Félix), sino porque además fue una figura clave en la consolidación del surf en dicha región, hoy Comunidad Autónoma. Como organizador fue miembro fundador de la sección de surf del Grupo de Cultura Covadonga (primera estructura organizada del surf en Asturias, y probablemente de España), del que sería su delegado durante tres años. Ya en los 70 fue durante algunos años delegado de la zona asturiana en la SNS (Sección Nacional de Surf, dependiente de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes), desde donde organizó junto a otros, pruebas del campeonato de España y pruebas clasificatorias para dicho campeonato nacional.
Como surfista participó en varios campeonatos. Su mejor resultado fue el primer puesto regional de la zona asturiana (en 1972), clasificatorio para el campeonato de España. Pero sobre todo viajó por todo el norte de España y entabló contacto con toda la flor y nata del surf español de la época, de la que él mismo formaba parte: Raúl Dourdil, Javier Arteche, hermanos Fiochi, Antonio Uriarte, Félix Zulaica, Nito Biescas, Goyo Iturregui, Meco, Máximo Sosa, Zalo Campa, José Manuel Merodio, Carlos Beraza, Román Álvarez, Carlos García (el escayolista), Jon Susaeta, Íñigo Letamendía, hermanos Gandarias, y otros tantos que no por no ser citados ahora significa que sean menos importantes.
Olo Surf History quiere así reconocer, al igual que otros lo han hecho ya, la labor de Amador Rodríguez, y situarlo en un lugar destacado de la historia y los orígenes del surf en Asturias, como no puede ser de otra manera .
Hoy, 23 de marzo de 2015, se cumplen 50 años desde que Jesús Fiochi, pionero del surf en Cantabria, se lanzara al agua con una tabla de surf, “¿con una tabla de qué?”, se preguntaba la gente de entonces desde el paseo. Agua fría, sin neopreno, mar revuelto: “ese hombre debe estar loco”, seguían diciendo en el paseo unos y otros. “¿Pero qué necesidad tiene de meterse en el mar con esas olas, tiritando, que se lo va a llevar la corriente”. Todos estos comentarios, como es lógico, son elucubraciones de un día significativo para la historia. Aquel día no fue uno cualquiera en el Sardinero, fue el día en el que comenzó el surf. Desde entonces numerosos jóvenes de Santander -muchos de ellos que ya practicaban el planking con esas tablillas de madera con las que se deslizaban tumbados en las olas- fueron uniéndose al arte de montar las olas, y no ha parado de crecer hasta nuestros días.
Staf Magazine ha publicado recientemente (noviembre de 2014) un artículo de Daniel Esparza, investigador de Olo Surf History. He aquí abajo un extracto del artículo.
«Si entendemos el surf como una persona, una tabla, una ola, es decir, un surfista de pie montado sobre una tabla impulsado por una ola, entonces eso comenzó en España en los años 60, y ya no ha dejado de crecer. Ocurrió casi al mismo tiempo en diferentes núcleos de todos los mares de España, y sin tener conocimiento unos de otros. Este fenómeno espontáneo tal vez se lo debamos a tres factores: la expansión de los medios de comunicación (cine, prensa y televisión); la americanización de Europa occidental, y de España en particular, que desde mediados de los 50 se posicionó junto a EEUU en el contexto de la guerra fría; y cómo no, se lo debemos al boom del surf en California a finales de los 50 y principios de los 60, que alcanzó tal grado de fascinación que sobrevoló el mundo occidental a través del cine, la televisión, la prensa y la música.
Pero a pesar de estos tres factores, habría sido imposible que el arte de montar las olas arrancara en España si no hubiera existido antes una cierta cultura previa de mar, un sustrato cultural de juego en las olas, tanto a pecho descubierto (bodysurfing), como en piraguas, en pequeñas embarcaciones o incluso el deslizamiento tumbado en pequeñas tablillas de madera: el planking o bellyboarding. Los pioneros antes de ser pioneros fueron en general buenos nadadores, conocían bien el mar. Se puede decir que había una cantera de jóvenes (en la España de entonces) inflamados de mar, olas y aventuras, a los que solo les faltaba una chispa para terminar de prender, sino de explotar, y eso ocurrió cuando las primeras escenas de surf recorrieron sus imaginarios a través de aquellas películas, series de televisión o revistas» (…) (…) (…)
Dorian Paskowitz en el Mediterráneo oriental, y Pepe Almoguera en el occidental, son los pioneros del surf en dos orillas opuestas de un mismo mar. Mientras en Israel la génesis del surf está relacionada con la influencia directa de un norteamericano (Dorian), en Málaga los comienzos surgieron de manera espontánea y cuasi-endógena, pues surgió de forma casera y rudimentaria (Pepe).
Dorian Paskowitz, ciudadano norteamericano es considerado el pionero del surf en Israel, cuando en 1956 llevó seis tablas de surf para incorporarlo al equipo de rescate de los socorristas en la playa de Tel-Aviv. Llegó con la idea de crear una selección nacional de surf para competir internacionalmente, que él mismo entrenaría. Pocos años después se fundaría el primer club de surf del Mediterráneo, en Tel-Aviv.
En 1970, Pepe Almoguera, adolescente, vio una película de Hollywood en el cine Albéniz de Málaga donde aparecieron imágenes de gente haciendo surf. Pero ni en Málaga ni en toda España había una sola tienda de ese deporte del que nadie sabía su nombre, así que no tuvo más remedio que hacerse él mismo su propia tabla. Poco a poco se le fueron uniendo otros jóvenes, y cuatro años después (en 1974) se fundó el primer club de surf en activo del Mediterráneo español: el Málaga Surfing Club.
Pepe y Dorian nunca se conocieron en persona, es probable que ni siquiera supieran de la existencia el uno del otro, y sin embargo están unidos por la historia en el mérito de haber sido ellos quiénes desarrollaron el surf en orillas opuestas, desafiando a un mar insólito de olas. Desgraciadamente, ambos nos dejaron en este 2014. Sirva este breve homenaje para unir las vidas de estos grandes pioneros, amantes del mar y de toda la belleza que las olas nos puedan traer. A su memoria, a sus familiares y amigos, a todos aquellos que han soñado con sus hazañas, y a todos aquellos que no los conocieron pero quieren conocer su historia, va dedicada esta breve entrada, que no será la última (siempre será poco para ocupar el espacio que han dejado), historias que son necesarias que sigan vivas en la memoria de los que quedamos, para que las grandes hazañas que acontezcan en el futuro no hagan empalidecer el pasado.
Máximo Sosa González, Masito, nacido en Las Palmas de Gran Canaria, comenzó a coger (cebar) sus primeras olas en 1969, con 9 años, con tablillas de madera y aletas. Con el surf propiamente dicho comenzó en 1972, junto a su amigo Juan Ignacio Barreto. Ambos destacaron muy pronto, y sobre todo Masito, en muy poco tiempo llegó muy lejos. En el verano de 1976, con solo 16 años, se convirtió en el primer canario en ganar un campeonato de España absoluto, en Cantabria. Unos meses antes, en noviembre de 1975, había dejado perplejos a los organizadores cuando en los campeonatos de España de invierno (que solían celebrarse en Canarias) con 15 años y dando la sorpresa, fue eliminando favoritos en rondas previas hasta llegar a la final y sorprender a todos, entre los que se encontraban el asturiano Román Álvarez, que había sido el campeón absoluto de España ese mismo verano de 1975, o el guipuzcoano Íñigo Letamendía. En aquella final de 1975, entre los canarios se encontraban Juan Ignacio Barreto que sería campeón de España en 1978, o Jesús Sierra (Suso), a quien Masito siempre ha considerado su “maestro” y que en los campeonatos de 1976 quedó subcampeón de España, por detrás de Masito. En 1977, Máximo Sosa, volvió a ganar el campeonato de invierno de España, celebrado en el Confital; y en 1980 ganó de nuevo el campeonato de España absoluto, celebrado en Somo (Cantabria). Fue sin duda, por su juventud y soltura, en aquellos años de mediados y finales de los 70, uno de los surfistas más destacados de España, sino el que más, al menos por los resultados obtenidos, no en vano, fue el único que consiguió ganar dos veces un campeonato de España absoluto, en 1976 y 1980[1].
Por Daniel Esparza
[1] Olo Surf History se refiere a aquellos campeonatos de España oficiales organizados por la Sección Nacional de Surf (SNS), que fue la primera estructura federativa de surf de la historia de España, fundada en 1969 y desaparecida en 1985.
El pasado 24 de octubre, a la edad de 66 años, falleció Julio del Val Abreu, gran surfista vizcaíno, que practicó surf hasta que la salud se lo permitió. En 1980 y 1981 fue el presidente de la Sección Nacional de Surf (SNS), la primera estructura federativa de la historia del surf en España. El pasado mes de junio celebró su último cumpleaños, un homenaje de todos sus amigos, en el club de golf de Neguri. En los últimos años colaboró en la fundación del club El Pasillo (Surf Classic Club) y en numerosas actividades. “Este próximo viernes día 31 de octubre se celebrará un homenaje a las 16.00 h en el parking de Barrica para entrar al agua y acompañarle una última vez. El Responsable y portavoz de este acontecimiento será Ignacio Navarro. Con este ritual, cumpliremos el último deseo de Julito”, ha informado el club El Pasillo.
Olo Surf History quiere reconocer su labor y dedicarle este breve homenaje, nuestro pésame a familiares, amigos y aficionados al arte de montar las olas.
Desde principios y mediados de los 60, cuando las costas californianas y australianas comenzaron a estar saturadas, y los medios de transporte concretamente el avión alcanzó un desarrollo determinante, numerosos surfistas de aquellos lugares levantaron el vuelo en busca de olas desiertas en Europa y África.
En este contexto, Marruecos se convirtió en una especie de meca que luego durante los 70 alcanzó su máximo apogeo de exotismo y buenas olas. Entraban por Europa, y así la península ibérica se convirtió además de zona explorable, en lugar de paso hacia la meta final, el sur de Marruecos. Pero pronto, ya desde mediados de los 60, gracias a surfistas como Peter Troy que había llegado a Canarias en 1963 y publicó un libro con la narración de sus viajes por el mundo, se corrió la voz de que frente a las costas africanas había unas islas que pertenecían a España, donde había unas olas impresionantes y el agua estaba caliente: «el Hawái del Atlántico», se decía en todas partes. Desde entonces, muchos norteamericanos viajaban directamente en avión a las islas, en los tiempos cuando había conexión directa. Otros extranjeros, ya fueran norteamericanos, australianos, o franceses y británicos, daban el salto desde El Aaiún, que hasta 1975 fue provincia de España (Sahara Español), y había comunicación regular por barco hacia las islas. Otros zarparon desde Cádiz, en el J.J. Sister, a Gran Canaria o Tenerife.
En aquellos años de los 60 y principios de los 70, cuando la densidad de surfistas era todavía muy baja (los surfistas locales comenzaron inspirados por los extranjeros a los que les pedían las tablas), las islas eran el paraíso para todos aquellos extranjeros que encontraron la perfección de las olas, el clima, la gastronomía y la gente. Desde principios de los 70 las islas fueron también visitadas por surfistas peninsulares, a donde emigraban en invierno para huir de las frías aguas del Cantábrico y donde pasaban largas temporadas, como Íñigo Letamendía, Raúl Dourdil, Jesús Fiochi, Carlos Beraza, Zalo Campa, Javier Gabernet y otros muchos. En este escenario primordial, se produjo un extraordinario hermanamiento entre canarios y “godos” en el sentido cariñoso de la palabra.
Pero todo tiene un final, y a medida que la densidad de surfistas fue aumentando desde finales de los 70, al igual que había ocurrido en California desde los 60, el localismo poco a poco se fue expandiendo por todas partes, y muchos surfistas que habían sido asiduos durante los 70 dejaron de acudir a Canarias. Las islas, desafortunadamente, fueron pioneras en España en el fenómeno del localismo, algo que muy pronto se expandió por toda la península, y hoy ya casi por todo el mundo donde haya olas buenas.
Canarias, al igual que Hawái, debido a sus buenas olas (constantes todo el año) y la bondad del clima, soportan altas densidades de surfistas en el agua. Tanto por una cosa como por la otra, los destinos de ambos archipiélagos están unidos, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad. Y ya en los 60 los extranjeros lo intuían: Canarias, el Hawái del Atlántico.
Hoy en Olo Surf History nos vamos de surfari a aquel legendario día de 1965, uno de los primeros desplazamientos de la historia del surf español. Nótese en la foto el parque automovilístico de la época y las improvisadas bacas. En aquel año de 1965 eran muy pocos los que hacían surf en España, y menos aún los que podían desplazarse en coche. Hasta donde ha llegado esta investigación, en aquel otoño de 1965, solo los surfistas del CIS en Santander (entre ellos Juan Giribet en la foto) y José Luis Elejoste (en Vizcaya) tenían coche para desplazarse. En el resto de España, en aquellos tiempos de los comienzos, surfistas como los hermanos Arteche en Donosti, se desplazaban en tren con sus inmensas tablas. He aquí en esta foto, un fiel reflejo del espíritu de la época.
P.D. Si alguien tiene nuevas informaciones que pudieran complementar esta sobre los primeros surfaris, Olo Surf History se encargaría de publicarla.
Estimados lectores, deportistas y amantes de la historia, ya está disponible para el público en Amazon el más esperado de todos los libros de surf: el que explora, describe, compara y explica los comienzos del surf en España: de cómo se expandió por el mundo desde Hawái (por EEUU, Australia y Perú) hasta llegar a Europa (Reino Unido, Francia y Portugal), de cómo finalmente entró en España, de quiénes fueron los pioneros por regiones, de cómo evolucionó el surf, de cómo se fabricaron las primeras tablas, de cómo se organizaron los primeros clubes, los primeros campeonatos, de cómo influyeron los extranjeros, de cómo la sociedad y la prensa del momento (años 60 y 70) recibió la llegada de ese deporte del que nadie sabía su nombre. He aquí el libro más completo que jamás se haya escrito hasta la fecha sobre la historia del surf en España (País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, Canarias, Cádiz y el Mediterráneo). Se trata de una investigación profunda y exhaustiva, que además incluye un capítulo pionero en la materia donde se explora y estudia las expediciones españolas al Pacífico en el siglo XVI y XVII (desde Magallanes a Quirós) con el objetivo de saber si vieron y describieron el surf a su paso por la Polinesia. No es un libro de fotos, es un libro de conocimiento, una atalaya desde donde contemplar el pasado y reflexionar sobre el porvenir de uno de los deportes más antiguos de la humanidad: el arte de montar las olas.
“Sea una forma de vida o no, sea la ola perfecta o la borrasca, lo importante es que el surf, uno de los deportes más antiguos de la humanidad, trasciende el ámbito de lo lúdico, se inserta en lo cultural, y traza su propia historia. Así lo muestra el libro de Esparza”. WILLY URIBE, escritor.
«La historia del surf en España es mi libro favorito de surf. De todos los que tengo, es el que me llevaría a una isla desierta. Un libro en el que Daniel nos sorprende con los descubrimientos y hechos que cuenta. Un libro que todo aquél que sienta el surf en el corazón, debería tener y leer» (ALFONSO BIESCAS VIGNAU, pionero del surf y artista).
“En este libro, Daniel Esparza, sienta las bases para documentar y describir en detalle, y de un modo casi definitivo, los orígenes del surf en España”. JESÚS BUSTO, bloguero surf (desdelacroa.com).
“De nuevo un trabajo profundo y riguroso de Daniel Esparza, al que ya podemos considerar como el padre de la historia del surf en Europa”. JUAN MANUEL SANTANA, Catedrático de Historia, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
“Nunca imaginé que el surf tuviera una historia tan fascinante y profunda como la que se refleja en este libro”. JIRÍ CHALUPA, historiador e hispanista, University of Ostrava.
La revista Ricyde (Revista Internacional de Ciencias del Deporte) acaba de publicar la semblanza más completa que se ha escrito hasta la fecha en castellano sobre Duke Kahanamoku (1890-1968). Este hawaiano forma parte del Salón de la Fama de la natación, y también del Salón de la Fama del surf. Es la única persona que tiene ese doble mérito. Las razones no son difíciles de entender: fue el nadador más rápido de entre los humanos hasta que llegó otro que no lo era: Tarzán, o mejor dicho, Johnny Weissmüller; y en cuanto al arte de montar las olas tuvo el mérito de expandir por otros mares y océanos esa actividad milenaria surgida en el Hawái arcaico hasta el punto de ser considerado por casi todos el padre del surf moderno. ¿Cuáles fueron sus éxitos en la natación? ¿Qué había de innovador en su técnica que le hizo el más rápido? ¿Cómo expandió el surf al mismo tiempo que realizaba exhibiciones de natación? ¿De qué energía carismática estaba dotado este hombre, que hasta el propio JFK en su visita a Honolulu en 1962 se saltó absolutamente todo el protocolo entre las autoridades norteamericanas para dirigirse directamente hacia Duke y saludarle efusivamente? He aquí su historia y he aquí el Artículo completo en PDF
El «invento» es hoy algo indispensable, por una parte mejoró la seguridad de los bañistas (y de los surfistas), pues la tabla ya no quedaba a la deriva arrasando todo a su paso. Al mismo tiempo, el surfista comenzó a arriesgar más (y mejorar la técnica), pues ya no temía perderla al caer. Foto: Annie Green Springs.
No hay unanimidad sobre quién fue el primer inventor del leash, esa cuerda que une el tobillo del surfista con la tabla, para que no tenga que ir en busca de ella al caerse en la ola. Según los tiempos o el lugar, ha recibido diferentes nombres, por ejemplo: correa de las gallinas (chicken string) o kook cord, en los tiempos cuando comenzó a popularizarse en California y los puristas veían ese nuevo invento como una desgracia para el surf, sin imaginar que en el futuro todos lo usarían. En Málaga, por influencia de un californiano que visitó aquella ciudad en 1972, la generación pionera de aquel lugar llamó a los “leash”, el chicken (de aquel “chicken string”, pero ya hoy en Málaga es un vocablo en desuso, siendo el de leash el más común). En Canarias se le conoce como amarradera, y en la península, además de leash, se usa el de invento.
Lo que sí es aceptado por todos, es que en el surf del Hawái arcaico el leash nunca existió: es un síntoma del surf moderno, concretamente solo pudo desarrollarse con seguridad para la integridad del surfista, cuando las tablas comenzaron a reducirse de tamaño y a perder peso. Eso ocurrió aproximadamente en 1968 (reducción considerable del tamaño de las tablas), y no será hasta 1971 cuando Pat O’Neill en Santa Cruz, inventara el primer prototipo serio de amarradera, y ya en 1978 se comenzaron a fabricar y comercializar a mansalva los de uretano, como hoy en día.
Pero, antes de que el “invento” se inventara y se pudiera comprar en las tiendas, hubo numerosos ingeniosos en todo el mundo que se fabricaron los suyos propios, cada uno con su propia técnica e ingenio. Esos primeros experimentos que se hicieron en España desde finales de los 60, hasta mediados-finales de los 70, tuvieron la mayoría consecuencias físicas: heridas en las piernas, mutilaciones parciales (principalmente dedos del pie, hay constancia de al menos un caso de este tipo en Gran Canaria), riesgo de ahogamiento, mayor riesgo de que la tabla te golpeara en la cabeza según el material de la “cuerda”; además presentó consecuencias para la tabla: tales como rotura de la popa, o caída de la quilla, que era donde generalmente se agarraba el leash.
Son muchos los testimonios sobre experimentos de “inventos” que se han recogido en los diferentes núcleos pioneros de la costa española, en este artículo en concreto vamos a exponer uno en particular (podría ser el primero en España), gracias a la colaboración para Olo Surf History (olosurfhistory.com) de José Manuel Gutiérrez Mecolay, “Meco”, uno de los pioneros del surf en Cantabria. A continuación el propio Meco nos narrará la hazaña de su amigo Juan Giribet, que fue quién lo inventó. Ocurrió en Cantabria. No se ha podido concretar la fecha exacta, pero tuvo que haber sido entre 1966-1968, todavía cuando en España solo había tablas grandes. ¿Se trata, por tanto, del primer invento, amarradera o leash de la historia de España?
“El invento lo hizo fundiendo un par de pastillas del cinturón de pesca submarina, en un plato redondo, quedando la forma de un disco de los de lanzamiento de disco, los bordes del disco los afinó en el centro hizo un agujero para poder meter y amarrar una cuerda de plástico de las de tendal para la ropa, la cuerda de tres metros y el otro extremo amarrado a un agujero que se hizo en la quilla de la tabla, el disco que también lo forró con neopreno, iba metido en un costado de la chaquetilla del traje a la altura de la cintura, de forma tal que si te caías de la tabla se salía el disco, se iba al fondo y hacia de ancla, y aunque la tabla no se quedase en el mismo sitio, siempre quedaba perpendicular a la playa y las olas no la cogían de costado para arrastrarla y con cuatro brazadas te hacías con ella. Este invento se le ocurrió porque le era muy incomodo perder la tabla y tener que salir nadando hasta la orilla”.
Desafortunadamente no hay documento gráfico que pueda mostrar aquel invento de finales de los 60.
J.M. Gutiérrez Mecolay y Daniel Esparza
*olosurfhistory.com agradece a José Manuel Gutiérrez Mecolay, “Meco”, su colaboración.
Olo Surf History (olosurfhistory.com) en colaboración con José Manuel Gutiérrez Mecolay, “Meco”, uno de los pioneros del surf en Cantabria y que todavía hoy sigue practicándolo, pone a disposición de los amantes de la historia del surf algunas imágenes inéditas de los comienzos del surf en Cantabria, tomadas a los pocos meses de iniciarse esta actividad. Como todo el mundo sabe, fue Jesús Fiochi el primer surfista cántabro, que con una Barland traída de Francia se lanzó a la playa del Sardinero. Eso ocurrió el martes 23 de marzo de 1965, fecha ésta confirmada ya (Esparza, 2013, La historia del surf en España), y que ayudará a todos los surfistas que siguieron la estela de Jesús a situar también su fecha de inicio en esta región. Entre aquellos que se dejaron inspirar por Jesús Fiochi fueron algunos miembros del Centro de Investigaciones Subacuaticas (CIS), que primero fabricaron una tabla de madera (Giribet) y que poco después cuando se enteraron que en Biarritz las vendían, fueron allí para conseguir más (al club Waikiki). Durante casi más de un año, en Santander solo surfearon Jesús Fiochi y un grupo reducido del CIS, entre los que se encontraban Meco, Maruri y Giribet. Ya en el verano de 1966 comenzaron los hermanos de Fiochi (Manel y Rafael), Beraza y Merodio, además de otros del CIS, y otros muchos que poco a poco se fueron uniendo y organizando en torno a tres clubes: el CIS (ya existente que introdujo su sección de surf); el club Surf España (fundado en 1967 por Jesús Fiochi, sus hermanos, Ibáñez y otros); y el club de surf Sardinero, fundado en 1969 y presidido por Zalo Campa. Las fotos aquí mostradas están situadas aproximadamente en el otoño de 1965 o primeros meses de 1966, como se ha dicho, en un tiempo en el que solo Jesús Fiochi y estos jóvenes pioneros del CIS lo practicaban en toda Cantabria (con la excepción de Luis Miguel Serrano en San Vicente de la Barquera, que también conocía el surf a través de Peter Viertel que veraneó a principios de los 60 en dicha localidad y practicó el surf allí). He aquí por tanto algunas imágenes de tres surfistas históricos: Meco, Maruri y Giribet, durante aquellos tiempos de los comienzos.
«A pesar de que el surf cuente hoy con más practicantes que nunca en toda la provincia de Málaga, en Pedregalejo -el núcleo donde se inició esta actividad en Málaga y en todo el Mediterráneo español- se ha convertido ya en un susurro del pasado. Desde que se aniquiló por efecto de la remodelación de costas el último suspiro de surf proveniente del tiempo sagrado de los comienzos, no se ha vuelto a ver en ese barrio marinero a la mar expresarse con la belleza, elegancia y espectacularidad que proporcionaba aquella ola, aquella danza prodigiosa de la naturaleza frente a la desembocadura del Jaboneros. Ni tampoco se ha vuelto a ver nunca más aquel ambiente de tablas de surf y muchachos alegres tirados en la arena, esperando entre bromas y juegos a que Poseidón moviera su tridente.» (Los orígenes del surfing en Málaga, Revista Jábega, 2010, p. 127).
Señoras y señores: Un misterioso caso, un verdadero expediente X, ha revolucionado la oficina de Olo Surf History, tras el envío de una foto de José Manuel Gutiérrez Mecolay, el gran Meco de Santander. En esa foto, tomada en Nerja, provincia de Málaga, en 1972, aparece Meco (a la derecha) sujetando una tabla de surf (ver imagen) que estaba tirada en la orilla, como abandonada, y pesaba muchísimo (llena de agua). La cuestión es la siguiente: ¿de quién era esa tabla? Las hipótesis son las siguientes. 1. Fue traída por extranjeros; 2. Fue fabricada en Nerja o en la provincia de Málaga. Hasta la fecha solo hay constancia en esa época de construcción de tablas de Málaga capital (Pepe Almoguera y Javier Gabernet) y en Torremolinos, en el astillero la Rodda, donde Robin Rodda (extranjero afincado en Málaga) trabajaba la fibra de vidrio, y experimentó con alguna tabla de surf hueca, que luego se llenaba de agua poco a poco, y que el Málaga Surfing Club adquirió una (en Torremolinos Carlos Neville también da testimonio de aquellas tablas Rodda). Pero, si esa misteriosa tabla fue fabricada en Nerja, ¿quién pudo haberla hecho? De haber sido así, fabricada en Nerja, estaríamos asistiendo a un caso de génesis de surf en el Mediterráneo no consolidado, es decir, se inició una actividad esporádica que acabó abandonándose, algo que no ocurrió en Málaga capital, donde se consolidó con la creación de un club y una estructura estable federativa desde 1974 (en 1970, Pepe Almoguera, inició la actividad). Hay una hipótesis similar en Castelldefels (de génesis no consolidada), pero en dicha hipótesis no hay siquiera foto mediante, tan solo un testimonio de Nito Biescas Vignau (pionero en Zarautz), que en 1968 recuerda que un catalán (en la playa de Zarautz) le dijo que hacía surf en Castelldefels, pero nunca hizo surf en Zarautz.Olo Surf History está interesado en documentar aquellos casos de génesis de surf no consolidadas en el Mediterráneo que se tuvieron que producir antes de los 80, antes de que la industria del surf introdujera este deporte en la mayoría de los núcleos del Mare Nostrum. Se agradecerá que esta noticia se comparta lo máximo posible, para que pueda llegar a otros que tal vez puedan aportar alguna pista. Si hubiera alguien que pudiera aportar una pista sólida, especialmente los paisanos de Nerja, con nuevas imágenes de esa tabla o evidencias de que esa tabla se fabricó en Nerja, serían hechas públicas en Olo Surf History. Pueden ponerse en contacto en: olosurfhistory@seznam.cz
P.D (fuera de concurso). Hay una ultima hipótesis que no se debe descartar. Teniendo en cuenta que se trata de Nerja, ¿pudo haber sido el mismísimo Chanquete el shaper de esa misteriosa tabla?
* Olo Surf History (D. Esparza), ha elaborado esta síntesis de la génesis del surf en Asturias, basada en varias fuentes citadas abajo. Si hay alguien que pueda aportar nuevas informaciones, documentar pruebas o corregir alguna aquí citada sobre la génesis del surf en Asturias, será actualizado aquí mismo. Gracias. Puede dirigirse a: olosurfhistory@seznam.cz
En ASTURIAS el surf comenzó en Salinas de la mano del “inventor” Félix Cueto Serrano, que se fabricó sus primeras tablas. Aquella hazaña está documentada a partir de 1963, con la segunda tabla que Félix Cueto se fabricó y que probó primero en una piscina y luego en la playa. Se trataría de una serie de fotos en la que en una concreta se ve a Cueto de pie sobre la espuma de una ola (ver imagen). Si la fecha de verano de 1963 es correcta, como afirman los testimonios, se trataría, de momento, del primer documento gráfico que registra a un surfista español en España, de pie en una ola.
Amador Rodríguez, amigo de Félix Cueto, que participó en las primeras incursiones del surf con Félix, fue otro pionero asturiano que jugó un papel muy importante en la organización y promoción del surf en Asturias. A Félix y a Amador se le unieron pronto Carlos García “el escayolista” y los hermanos de Félix: Javier, Gonzalo y Luis.
En comparación con otros pioneros del norte como Jesús Fiochi, Félix Cueto al que muchos le atribuyen ser el primer surfista de España, ha pasado un poco más desapercibido a través de la historia (aunque en los últimos años se ha rescatado su memoria[1]), tal vez porque a éste nunca le interesó la competición, y quedara al margen de la estructura federativa y así de las noticias de prensa que generaba la competición en prensa a principios de los 70. De ahí que los pioneros de Cantabria y País Vasco, apenas supieran de su existencia hasta hace bien poco, algo que no ocurrió en Asturias y en Galicia, donde Cueto dejó su semilla.
Amador Rodríguez, residente en Gijón, introdujo el surf en esa localidad. El surf fue atrayendo a más gente, como Jorge Pestaña, Luis Fueyo, Román Álvarez, o Jaime Fernández a partir de 1968, hasta crearse un grupo en torno a ellos de unos 30, a finales de los 60 aproximadamente (Rodríguez, 2011: 50).
En Tapia de Casariego, en el ala occidental de Asturias, el comienzo del surf está asociado a la llegada de dos jóvenes surfistas australianos, en 1968, los hermanos Peter y Robert Gulley, que se instalaron allí ese verano con su furgoneta. Y desde entonces todos los años volvieron. Ellos inspiraron a jóvenes del lugar, que fueron aprendiendo con ellos. Allí estaban los hermanos Pepe y Toño Alonso, los hermanos Alexi y Tony Farelli, o Javi “de pura” (Bas, 2011: 27-29).
En Ribadesella, en el ala oriental de Asturias, según Fernando Rodríguez (2011: 59), el surf se inició entre surfistas locales a principios de los 70, cuando éste trajo a la playa de Santa Marina los primeros tablones, y Gonzalo Taboada trajo desde Hawái unas tablas más cortas. En ese grupo, además de Fernando Rodríguez “Nano”, se encontraban los hermanos Nacho y Javier Taboada, Javier Rodríguez, Ignacio del Corro o Manolo Álvarez.
Manuel Jáuregui, que comenzó a mediados de los 60 en la playa de Colunga, al oeste de Ribadesella, fue también un surfista destacado en la historia del surf en Asturias, por dominar el arte de hacer tablas, al igual que el foam (creó en 1970 la marca Vega surfboards), y también porque llegó a ser presidente de la Sección Nacional de Surf (SNS) entre 1974 y 1977.
En 1967 se crearon en Gijón el club Peñarrubia (el primero), y la sección de surfing en el Grupo de Cultura Covadonga, que no duró mucho al mudarse de lugar, más lejos de la playa. En 1969 se fundó el club Bajamar en Tapia de Casariego.
Asturias, durante los años 70, fue lugar asiduo de competiciones a nivel nacional organizadas por la Sección Nacional de Surf (SNS). En 1970 y 1971, en Gijón se celebraron dos pruebas del circuito de surf. En 1974 fue Salinas donde se celebró el campeonato de España a prueba única, aunque la final se tuvo que suspender por falta de olas, y acabó celebrándose en Cantabria días después. En 1975, en Salinas, se celebró una prueba del circuito del campeonato de España. En 1977 y 1979, fue en Rodiles donde se celebraron a prueba única aquellos dos campeonatos de España.
FUENTES PRINCIPALES
BAS, Adela (2011) “Los hermanos Gulley y el surf en Tapia”. En Pilar Carrasco y José R. García (eds), Cultura surf. Museo Marítimo de Asturias, Luanco, pp. 27-30. CUETO, Gonzalo, y BUSTO, Jesús. (2011) “Historias. Félix Cueto. El germen del surf en Galicia”. En Pilar Carrasco y José R. García (eds), Cultura surf. Museo Marítimo de Asturias,Luanco, pp. 85-89. ESPARZA, Daniel (2013) La historia del surf en España. Univerzita Palackého v Olomouci, Olomouc. JAUREGUI, Manuel (2011) “Rodiles y Colunga, primeras experiencias”. En Carrasco y García, Cultura surf. Museo Marítimo de Asturias, Luanco, pp. 54-57. RODRÍGUEZ, Amador (2011) “Gijón y Rodiles en las raíces del surf”. En Carrasco y García, Cultura surf. Museo Marítimo de Asturias, Luanco, pp. 48-53. SÁNCHEZ, Alfonso (2010) “1962-3: Una aproximación a Félix Cueto y los inicios del surf en Asturias”. Costasurf.com. http://www.costasurf.com/1962-1963-una-aproximacion-a-felix-cueto-y-los-principios-del-surf-en-asturias/[1] Félix Cueto falleció en 2008.
Marina Taylor Valenzuela, nacida en Las Palmas de Gran Canaria, ha vivido toda su vida en la playa de las Canteras. Comenzó con el boogie (bodyboard) a finales de los 80, con su grupo de amigos de Playa Chica: Fátima, Pedro, Hatti, Dani Farray, su hermana Adelina y su hermano Dani. Roberto y Roy, sus hermanos mayores, eran surfistas. Desde muy pronto, con solo 12 años destacó con su natural habilidad en la tabla y atrajo la atención de los principales sponsors, introduciéndose en la competición, y ganando numerosos campeonatos en el nivel local y nacional, apareciendo en todas las revistas del momento. En el nivel internacional, ha representado a España en numerosas competiciones internacionales, en individual y por equipos. Ya con 14 años, consiguió su primer campeonato de Europa, que revalidó en cinco ocasiones más. Además, consiguió tres subcampeonatos del mundo, y en 2006, en la última prueba de Pipeline, logró el campeonato mundial, la mayor hazaña que hasta entonces el deporte español había alcanzado en el mundo de las olas.
En la arena del bodyboard y su circuito mundial no hace falta presentación porque Marina Taylor sigue siendo una de las grandes, una cara reconocida por todos, aún así Olo Surf History quiere reconocer el mérito de esta deportista de élite, que de haber nacido en EEUU, Australia o Brasil hubiera sido una estrella mediática, y que desafortunadamente en España no ha recibido una ayuda institucional a la altura de lo merecido, pues no han entendido el impresionante alcance de sus éxitos. Marina Taylor sigue en activo y es, sin duda, una de las mejores deportistas españolas de la historia.
*OLO SURF HISTORY ha elaborado esta lista donde se ordenan los campeonatos organizados por la SNS (Sección Nacional de Surf). Falta por añadir dos subcampeones. Quien pueda facilitar esta información o corregir algún dato será de agradecer. *Se han corregido y añadido ya algunos datos con respecto a la lista original. Gracias a todos los informantes.
1970. Primer circuito de surf en España. Se celebraron cuatro pruebas (Zarautz, Somo, Sopelana y Gijón) pero no se sumaron los puntos por los resultados obtenidos en cada prueba. No hubo campeón oficial.
1971. Circuito de seis pruebas. Campeón: Jesús Fiochi, subcampeón: Manel Fiochi. En junior, campeón: Gonzalo Campa; subcampeón: Juan Bosco.
1972. Prueba única. Santander. Campeón: José Manuel Merodio; subcampeón: José Manuel Gutiérrez Mecolay «Meco».
1973. Prueba única. Bakio. Se suspendió por falta de olas. Se celebró semanas después en Sopelana. Campeón: Goyo Iturregui; subcampeón: Raúl Dourdil.
1974. Prueba única. Empezó en Salinas pero la final se suspendió por falta de olas. La final se celebró en Somo. Campeón: Raúl Dourdil; subcampeón: Íñigo Letamendia.
1975. Circuito. 3 pruebas (Salinas, Zumaya y Vizcaya). Campeón del circuito: Román Álvarez; subcampeón: Raúl Dourdil.
1976. Prueba única. Somo y Los Locos. Campeón: Máximo Sosa (Masito) ; Subcampeón: Jesús Sierra.
1977. Prueba única. Rodiles. Campeón: Antonio Uriarte. Subcampeón: Félix Zulaica[1].
1978. Prueba única. Cantabria (Liencres y Los Locos). Campeón: Juan Ignacio Barreto.
1980. Prueba única, en Somo (Cantabria). Campeón: Máximo Sosa (Masito).
1981. Prueba única. Playa de las Américas (Tenerife). Por falta de olas se suspendió el campeonato en cuartos de final. Se decidió proclamar al campeón según las mejores puntuaciones de los cuartos de final. Según el diario As[2], se proclamó campeón a Ángel García (Gran Canaria), seguido de Íñigo Letamendía (Guipuzcoa); Gonzalo Gandarias (Vizcaya); Francisco Arnáiz (Tenerife), Jesús Sierra (Gran Canaria) y José Manuel Vidal (Gran Canaria).
Entre 1982 y 1984 no se celebró ningún campeonato nacional por falta de subvención.
1985. Circuito. Tres pruebas. Último organizado por la SNS. Se celebró gracias a sponsors privados. Campeón: Jorge Imbert.
*Documento elaborado y ordenado por OLO SURF HISTORY (D. Esparza).
**Fuentes: SNS, Gonzalo Campa, José Manuel Gutiérrez Mecolay, Ángel Gasalla, La Provincia, Mundo Deportivo, Diario As, Marca
*** No incluye los campeonatos de invierno que solían celebrarse en Canarias desde mediados de los 70.
[1] Diario As, 29.12. 1977, p. 21.
[2] “Ángel García campeón Nacional”. As, 18.11. 1981, p. 27.
Alfonso Biescas Vignau, “Nito”, es una personalidad clave en la historia de la génesis del surf en España, y no por sus resultados deportivos, sino por el espíritu que confirió a aquellos tiempos de los comienzos. Empezó a hacer surf el 2 de agosto de 1967 en Zarautz, pionero al que luego se unieron otros muchos históricos en aquella localidad guipuzcoana. De todos los núcleos pioneros del Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo, Zarautz jugó un papel crucial para la organización del surf en España, pues fue allí donde se gestó la primera estructura federativa en 1969, que finalmente se materializó con éxito a finales de ese mismo año: la Sección Nacional de Surf (SNS). En aquellas primeras reuniones antes de formarse la SNS, a Nito Biescas se le puede considerar el alma máter, si bien los contactos (en las altas esferas) de Pedro Martínez-Albornoz Bonet (el primer presidente de la SNS) y Gabriel Villegas (primer vice-presidente) fueron decisivas, al igual que el contacto del padre de Nito con Juan Antonio Samaranch, este último por entonces Delegado Nacional de Educación Física y Deportes (años después presidente del COI).
Nito Biescas fue el creador del logo de la SNS, que acompañaba a todos los documentos oficiales, incluido el boletín informativo. Pero de todos los méritos que ha reunido Nito en torno al surf, el más reconocido y recordado en el Cantábrico, por ser de gran relevancia, fueron la organización en Zarautz de los campeonatos de surf conocidos como EBU (Enrique Biescas Vignau, en memoria de su hermano) entre los años 1969 y 1974 (este último año se suspendió). Fueron los primeros campeonatos clásicos de España, que reunió a surfistas de toda la costa cantábrica y funcionaron a modo de congresos (a falta de revistas e internet), como punto de encuentro de todos los surfistas para compartir experiencias. Todos quienes vivieron aquel tiempo y aquellas experiencias recuerdan aquellos primeros campeonatos y las fiestas que les acompañaron, como detalles tropicales de «aquellos maravillosos años».
El primer ganador, en 1969, fue el guipuzcoano Javier Arteche, pionero del surf en Guipuzcoa junto a su hermano Iñaki, primer shaper de Euskadi. Ese campeonato se consideró el primer campeonato de España de surf, si bien de forma oficiosa, pues no sería hasta 1971 cuando se reconocería el campeonato de España de forma oficial, que ganaron Jesús Fiochi y Zalo Campa en senior y junior respectivamente.
Hasta donde ha llegado mi investigación, Nito fue el primer surfista en España en escribir y publicar sobre la experiencia vital del surf; ocurrió en la Vanguardia, el 5 de julio de 1972, “Surf: un regalo de la naturaleza”, que SOLO HISTORIA SURF ha rescatado para todos los interesados. En la actualidad Nito es un artista en todos los sentidos, escritor y dibujante, entre sus obras narrativas se pueden encontrar sus inspiradoras meditaciones en Una idea peregrina, de la editorial Luciérnaga; y entre sus blogs recomendamos éste sobre mar y faros: http://miscuadernosdiarios.blogspot.com«.
Gonzalo Campa Villegas, comenzó a hacer surf en 1967 en Santander. En 1969 fundó junto a otros jóvenes cántabros el club de surf Sardinero, el más popular de los tres que existían entonces en la misma ciudad (Club España y CIS). Fue presidente del club largo tiempo. Campa fue el primer campeón de España junior de la historia, en 1971. Durante los 70 alcanzó varias veces las finales en los campeonatos de España, y fue seleccionado numerosas veces para representar a España en competiciones internacionales. En esa década, durante varios años fue vicepresidente de la Sección Nacional de Surf (SNS), entonces la única estructura federativa de surf que existía en el país. En 1981 fue elegido presidente. Ese mismo año, la reforma de la ley del deporte en la nueva España democrática, dejó al surf indefenso, pues al no ser aceptada su propuesta de convertirse en federación propia, ni conseguir ser aceptada por ninguna federación ya existente, dejó de recibir subvención pública, desapareciendo o abandonándose finalmente en 1985. Pero antes de eso, en ese mismo año de 1985, Zalo Campa relanzó la SNS y consiguió organizar el último circuito-campeonato de España, esponsorizado ya por marcas privadas. Lo ganó Jorge Imbert.
Campa, además de surfista, fue uno de los primeros shapers de Cantabria. A mediados de los 70 se unió al proyecto Casa Lola, primera industria del surf en España, en un caserío en Loredo, donde se fabricaron las primeras tablas pensadas para su venta masiva: las Santa Marina primero, las Jerónimo después, y las Gerónimo desde el momento en que Zalo se unió al proyecto (la G de Gonzalo). En 1977, junto a Íñigo Letamendia y sus esposas (Laura Revuelta y Marian Azpiroz respectivamente), se hicieron cargo de la primera tienda de surf en España (en Zarauz), que había abierto un año antes bajo el nombre de Surfistas Reunidos (proyecto de unos empresarios madrileños) que no llegó a cuajar. Zalo e Íñigo la reabrieron en 1977 con el nombre de Gerónimo Surf Shop. Poco tiempo después, Zalo y Laura Revuelta (esposa de Campa y pionera del surf en Cantabria) abrieron en Somo la tienda Xpeedin’ y el taller de tablas en Zuñeda (Loredo), desde donde contribuyeron a la expansión del surf en los 80 y 90, distribuyendo tablas, organizando numerosos campeonatos, ayudando a crear la federación cántabra de surf (en 1991) y en general a promover el surf y el bodyboard en el Cantábrico.
Olo Surf History quiere otorgar y reconocer a Zalo Campa el mérito de ser el padre de la historia del surf en Cantabria, por ser el primero en realizar un ordenamiento cronológico y exhaustivo (desde los orígenes hasta el siglo XXI) de la evolución del surf en dicha región. Ese manuscrito se encuentra dentro de la obra de Pellón (2009) La historia del surfing en Cantabria (1963-2009).
Esta es la fascinante historia de una actividad milenaria surgida en la Polinesia y de cómo se expandió por el planeta hasta llegar a España; la historia de cómo varios grupos de jóvenes -distribuidos por la costa española, de forma espontánea y sin tener conocimiento unos de otros- “inventaron” el surf; de cómo se fabricaron sus tablas; de cómo influyeron los extranjeros; de cómo se organizaron entre ellos; los primeros campeonatos; la primera industria; cómo la prensa y sociedad del momento recibió la llegada de esa exótica actividad de la que nadie sabía su nombre.
“Sea una forma de vida o no, sea la ola perfecta o la borrasca, lo importante es que el surf, uno de los deportes más antiguos de la humanidad, trasciende el ámbito de lo lúdico, se inserta en lo cultural, y traza su propia historia. Así lo muestra el libro de Esparza”. WILLY URIBE, escritor.
“Una investigación amplia y rigurosa”. JUAN MANUEL SANTANA, Catedrático de Historia, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
“Nunca imaginé que el surf tuviera una historia tan fascinante y profunda como la que se refleja en este libro”. JIRÍ CHALUPA, historiador e hispanista, University of Ostrava.
Resumen: En este artículo se presenta, por primera vez, una historia del surf en España tratada en su conjunto. Hasta la fecha solo existían algunas exploraciones en el nivel local o regional. En primer lugar se lleva a cabo una puesta al día de los principales estudios acometidos sobre surf desde diferentes disciplinas. Posteriormente se explica la metodología y las fuentes utilizadas (primarias y secundarias). Antes de iniciar el estudio de la génesis del surf en España, se presentan brevemente los orígenes del surf en Hawai, su expansión por el mundo y su llegada a Europa. Una de las principales conclusiones observa como el surf en España no surgió desde un núcleo concreto -a diferencia de EEUU (Hawai), Francia (Biarritz), o Perú (Lima)- sino que surgió, casi al mismo tiempo, en varios núcleos del: a) Cantábrico (Asturias, Cantabria, País Vasco y Galicia), b) del Atlántico (Canarias y Cádiz), y c) del Mediterráneo (Málaga), sin que al principio tuvieran dichos núcleos, salvo excepciones, conocimiento unos de otros.
Esparza, Daniel (2011) «De Hawái al Mediterráneo: La génesis del surf en España»Ricyde:Revista Internacional de Ciencias del Deporte, n. 26, octubre 2011, pp. 370-383.
Resumen: «Tomando la hipótesis de que Ignacio de Arana, cónsul en Hawái, fue el primer surfer en Europa, pues llevó a España desde Hawái dos tablas de surf y el primer libro de surf de la historia en 1914, este informe recaba mayor información sobre su estancia en Hawái y su regreso a España con el fin de refutar dicha hipótesis. La búsqueda se ha centrado principalmente en fuentes hemerográficas (de España, EEUU, Brasil y Reino Unido), que fueron los últimos destinos del cónsul, antes de morir en 1918, a la edad de 38 años. Este trabajo de investigación ha conseguido saber más sobre Arana, sobre su relación con el deporte y la sociedad hawaiana. Además se ha corregido una fecha clave para la historia del surf en Europa: su regreso a España con aquellas tablas no fue en 1912 sino en 1914». Click abajo para descargar el PDF completo (a veces hay que insistir hasta que se cargue bien).
Hasta donde de momento he podido llegar, estas son las noticias más antiguas que se tienen del surf en España a través de la prensa, corresponden a 1911. Nuevas pesquisas podrían hallar otras anteriores (pinche aquí para acceder al artículo completo en PDF). Si pincha en la foto, lo verá en formato JPG. Daniel Esparza
Olo Surf History es un centro de investigación dedicado exclusivamente a la historia del arte de montar las olas en todas sus modalidades: surf, bodyboard, bellyboard, bodysurfing y otros. Tiene su sede en la ciudad de Olomouc. Su nombre Olo, deriva del nombre que recibían las enormes tablas que usaban los reyes hawaianos en la antigüedad, que además coinciden con las tres primeras letras de la ciudad donde surge este centro de investigación. El principal objetivo es redescubrir, ordenar, reconstruir y difundir capítulos de la historia del surf, tanto de la historia local, nacional o internacional. Es por tanto un centro de producción propia que pone a disposición del público toda la información y conocimiento elaborado por el centro Olo Surf History, un proyecto fundado y puesto en marcha por Daniel Esparza Ruiz: profesor, historiador y deportista, ligado a la Universidad de Olomouc, que en los últimos años ha publicado artículos y monografías dedicadas a la historia del surf. Este sitio comienza su andadura con el deseo de que guste al público, para que así pueda seguir creciendo; y con el ánimo de unir fuerzas con otros investigadores y colaboradores de otras partes del mundo, para conocer la maravillosa historia del surf.