Málaga, primavera de 1972. Javier Gabernet, 16 años. Playa de las Acacias, paisaje asilvestrado. Paseo marítimo: no es ni un proyecto. Orillas abiertas, sin rastro de espigones. Javi mira desde la orilla. Olas. Algo se mueve detrás de la espuma. ¡Guau, alguien hace surf!
Es Pepe Almoguera. Javi no sabe que Pepe Almoguera es Pepe Almoguera: pionero del surf. Pepe Almoguera sí sabe que es Pepe Almoguera, pero no sabe que es pionero, ni que los libros de Historia hablarán de él, solo sabe que en su playa es el único que hace surf. Javi alucina: “esto lo tengo que hacer yo”.
—¡Qué va, olvídate! No hay tiendas de surf ni en Málaga ni en toda España —era mi voz dentro de 40 años.
—“¿Tiendas de qué?” —Nadie puede escuchar una voz 40 años antes. Por eso Javi hace como si no hubiera oído nada. ¡Chispazo! Un rayo de esperanza. Javi sabe de aeromodelismo. Manos a la obra. Se fabrica una tabla de surf de chapón hueca, la pinta en varios colores (fue a partir de aquí cuando se popularizó la famosa frase: “flipar en colores”). Obra de arte. Foto para la posteridad. A la playa, hay olas.
Calle Manuel de la Revilla. Javi sale de su casa con el armatoste bajo el brazo. Bañador puesto, descalzo. Baja por Juan Valera hasta Lauri. Cruza Juan Sebastián Elcano, pasa frente al Lope de Vega (Bobby Logan todavía es futuro), luego se desvía por el carril de la Bomba, se cruza con una patrulla de grises, le miran, le señalan, se ríen de él. Javi sigue caminando, salta la vía del tren. Llega al llano de arena. Esquiva unas cuantas cabras, se clava algunas piedras. Miguelito el cariñoso era ya cariñoso, pero todavía no era un restaurante. Allí solo hay arena, piedras. El Trompi le saluda mientras arregla su barca. Todos los pescadores saludan a los hombres de mar. Javi no sabe que ya lo es, pero lo es.
Pepe está en el agua. Siempre está en el agua. Ve llegar a Javi, pero no sabe todavía que se llama Javi, faltan 2 minutos. Se fija en el “bazoca” que lleva bajo el brazo. “Pero si es ese que me ha estado mirando todos estos días desde la orilla. ¿Qué diablos trae?” —Pepe no le quita ojo.
Javi entra en el agua y Pepe va a recibirlo. El «nuevo» le deja probar el bazoca al «veterano». Pepe rema y cabalga una ola. “¡Sí señor, este cacharro funciona!” Y Almoguera le deja a Gabernet su Barland, una tabla de verdad. Sin más tiempo que el que tarda una ola en llegar, Pepe le cuenta a Javi el secreto de cómo ponerse de pie. La Barland es grande, flota bien. Las olas son pequeñas: perfecto para principiar por el principio.
Es un gran día, como todos los días grandes de la Historia. Y Javi se pone de pie a la primera: avanza frenéticamente varios metros sobre las aguas antes de caerse. Pim, pam, pom: se incorpora de un salto tras el revolcón. Pepe se da cuenta: delfín frente a delfín. Maestro y discípulo se miran. Dos son ya un club. Cuando llegue el tercero serán un imperio. Ha nacido una estrella en Acacias Beach. Su nombre ya lo hemos dicho: Javier Gabernet.
Un pasado oculto emerge en el presente para arrollarnos. Un pasado que Inglaterra no quiere que se conozca. Esta novela de viajes y misterio recupera el olvidado espíritu de las grandes epopeyas marítimas de la literatura: Robinson Crusoe, La isla del tesoro, Trafalgar, para mostrar un fascinante viaje de crecimiento y superación a través de los ojos de dos personajes distanciados más de dos siglos: un joven viajero español del siglo XVIII descendiente de guanches; y una joven estudiante europea del siglo XXI que descubrirá por qué sus vidas están conectadas.
Ambientada y documentada en el ímpetu de exploración y descubrimiento del Siglo de las Luces y de las expediciones del capitán Cook, esta historia parte de un rincón idílico del Atlántico —en un eje presente-pasado de misterio e investigación, de protagonistas masculinos y femeninos— para atravesar mares y océanos, toparse con las últimas orillas paradisíacas, y enfrentarse al trepidante arte de montar las olas: el milagro de caminar sobre las aguas. Una historia de amor auténtica. Un encuentro sobre el significado de las religiones y los mitos arcaicos. Un viaje hasta donde nunca nadie había llegado antes.
Corría un lejano 1979 y de nuevo, como cada verano, nos volvíamos a reencontrar tras el interminable periodo invernal en el mágico arenal de Foxos. Como cada año, aquel caprichoso banco de arena en media luna, flanqueado a estribor por las ruinas de la torre vikinga que marcaba el límite de la rompiente en los días de maretón, daba guarda a la vieja ermita de Nosa Senhora da Lanzada, que nos reunía en su dorado manto de arena antigua.
Este año las sonrisas cómplices de los hermanos José y Asís Pazó, de Lisardo Gálvez, y Andrés Teixeira (Speedy) se fundieron con las alegrías del esperado reencuentro anual, al descubrir que sin premeditación previa, habíamos aumentado nuestro quiver hasta entonces compuesto exclusivamente por tablas de windsurf, por unos nuevos artefactos prácticamente desconocidos en las costas gallegas por aquellos tiempos:
Andrés, nuestro añorado amigo de Povoa do Varzim traía dos minúsculas fish-tail construidas en el garaje de su casa, mientras mi hermano José y yo habíamos podido adquirir en un viaje a Gijón dos “single fin” de segunda mano, la Santa Marina, un clon a escala de las guns de Jerry López, y la Natural Curves con formas redondas que apuntaban a los futuros tri-fins de la época, como el que Lisardo acabaría también encargando a Jaime Fernández en su pionera tienda de Gijón.
Un par de años antes, en 1977, mi hermano ya tuvo la ocurrencia de lanzarnos a intentar cabalgar las olas de la playa de Montalvo con una de las primeras tablas de Windsurf con forma de Malibú, que mi tío había traído de Francia. Desde aquel día y con el recuerdo de la tabla de porespan que mi padre había traído desde Los Angeles en 1971, en un primer intento vano por recrear en su Galicia el impacto que le produjo su estancia laboral en el apogeo “malibudiense” de los Beach Boys, el conjuro comenzó su gestación, para materializarse una década más tarde en aquel encuentro estival.
Fue por aquel entonces cuando nos encontramos en la playa con Fernando Lareo, exiliado de las costas coruñesas, junto con otros exiliados del Wind como Carlos Valdés (Tarifa) y Quique (El Pelao) primer poseedor de un mítico tablón construido en epoxi. Durante los años venideros todos compartimos olas en nuestra solitaria rompiente con Rafa Mucientes, Andrés (El espumeiro de León), el anónimo francés de la derecha, y con un extraño personaje con aspecto de despistado Lord inglés, hoy convertido en un pontevedrés de pro, el mítico Martin Rich, que por entonces andaba en Morey, y al que removimos el poso de su infancia en Cornwall estigmatizada por el roce en sus rodillas de los viejos pero primerizos tablones de la pérfida Albión. Al poco se nos unió un jovenzuelo llamado Juanjo Carballido (Joe) que depuraría para siempre su impecable estilo, esculpido en el portaviones del Pelao. También compartimos olas con Kalin, Rafa Trigo y Quique Virel también exiliados del wind y enganchados a sus corchos.
Jornadas interminables bañadas en tardes de sol, de lluvia, incluso de granizo en una época sin videos y con los picos vacíos de Foxos, La Lanzada y Montalvo, a nuestra entera disposición, sin apenas publicidad, y sin referencias de lo que años más tarde se convertiría en un deporte de moda, que se popularizaría rápidamente por las costas españolas. Muy pocos medios y una constante ilusión por pillar la ola de nuestros sueños en cualquier condición, incluyendo desde baños nocturnos en la mágica noche del Salto de las nueve olas en la Praia da Lanzada, hasta surfaris inolvidables como el de Asís y Lisardo a la Cuba de 1986 con las tablas bajo el brazo, examinadas meticulosamente por los aduaneros cubanos que no recordaban haber visto artefactos semejantes desde la época de Batista.
Hoy es difícil comprender, que el simple hecho de que alguien llevase un ejemplar del Surfer Magazine o de la revista Surfing a la playa constituía una auténtica fiesta mientras esperábamos la marea propicia, en una época en la que los trajes de neopreno eran de ínfima calidad, los inventos se rompían constantemente, y la parafina casera eran de uso común, debido a la inexistencia de comercios dedicados a nuestra pasión. Fueron años de intensas emociones en los que la aparición en nuestras playas de cualquier surfista de fuera, constituía un auténtico acontecimiento alejado de cualquier noción de localismo, sumidos en la curiosidad de los bañistas y las miradas furtivas de los pescadores que aún faenaban cerca de las rompientes, en aquellos años lejanos en los que en las playas, sin balizar y prácticamente salvajes, adolecían incluso de socorristas, función que muchas veces nos tocó desempeñar.
Aquel grupo inicial en el que todos nos conocíamos se fue ampliando y a la vez disgregando poco a poco. Algunos comenzamos nuestros surfaris locales con inolvidables excursiones a las playas portuguesas de Moledo, Ancora y Afife, las barridas por la Costa da Morte y las primeros baños en Tapia de casariego, Zarautz, Gros y Mundaka.
Fue precisamente en 1985 cuando yendo a unos de estos Surfaris nos topamos en Povoa con el trágico fallecimiento de Andrés Teixeira en accidente de tráfico. Durante años se realizó en Portugal el campeonato más importante de este país dedicado a su memoria (Campeonato Speedy)
Más tarde nuevas generaciones de surfistas se fueron incorporando y una nueva hornada fue llegando, Alberto Barreiro, Carlos Cons, Pampin, Julián, Pelanas, Fernando Calvo, Yago Barreiro, etc… y el grupo se fue ampliando, comenzando a echarse la gente incluso en pleno invierno, con una evolución natural que desemboco en tiempos ya recientes en surfers de alto nivel como Yago Chamorro, Pipo Dominguez, o el propio Milo Castelo que apadrinado por nuestro entrañable Martin Rich, lanzábamos al aire en la rompiente cuando no levantaba más de tres palmos del suelo. El surf evolucionó, y con esta evolución llegaron también los primeros comercios en Pontevedra, los primeros campeonatos, las primeras escuelas…
Aún hace relativamente pocos años la casualidad y los hados, hicieron que aquel grupo original se reencontrara en un baño mítico e inolvidable por su perfección, y por la compañía, en la Praia das Furnas, que todos recordamos con nostalgia.
Algunos renunciamos pronto a la competición y a las modas para centrarnos en la práctica más clásica y espiritual del Longboard, otros dedicaron todo su empeño al surf más moderno y radical, y otros, aún a su pesar, dejaron de echarse al agua tal vez para siempre.
Ahora, treinta años después [más de 40 años después], con las aletas de nuestras tablas bañadas literalmente por el agua de los siete mares, y con muchos de nuestros míticos sueños tropicales cumplidos, y ya pasando la cincuentena, aún nos asomamos al verde azulado de nuestros queridos picos locales con la misma emoción del primer día, confiando en que Breogan nos otorgue por fin el regalo de esa ola perfecta, que en compañía del espíritu de nuestros mejores camaradas, se convertirá en la ansiada mejor ola de toda nuestra vida, que siempre estará por llegar.
Asís Pazó (2010)
Olo Surf History agradece la colaboración de Asís Pazó
El nadador español Christian Jongeneel (Brazadas Solidarias), cruzará el canal de Molokai, que separa las islas hawaianas de Molokai y Oahu, con el objetivo de recaudar fondos para un proyecto de abastecimiento de agua potable para niños y niñas de la India rural, un proyecto de la Fundación Vicente Ferrer.
Se espera que ocurra a lo largo de esta semana, si las condiciones se mantienen buenas. La distancia que tendrá que recorrer será aproximadamente de 50 kilómetros, en torno a unas 18 horas sin descanso, en unas aguas adversas de fuertes corrientes y presencia habitual de tiburones tigres, blancos y toros. Lo hará sin jaula y sin traje de neopreno, bajo la atenta mirada de Kanaloa, el dios hawaiano del mar.
En el pasado, Jongeneel, ya realizó para causas similares otros retos sobrehumanos, como cruzar los 70 kilómetros que distan entre Tenerife y Gran Canaria, o los 90 kilómetros tras dar dos vueltas a la isla de Manhattan.
Para más información y donar lo que cada uno pueda, pinchar aquí, en esta página de Brazadas Solidarias encontrará más información.
***Se añade con posterioridad que Christian Jongeneel consiguió cruzar el Canal de Molokai, el 26 de septiembre de 2019, tras más de 18 horas, la mayor parte de noche (cuando los vientos son más suaves). A partir de los 12 km. se encontró con un periodo de fuertes corrientes adversas, que le hicieron incluso retroceder cuando se detenía para el avituallamiento, siempre desde el agua. A las 11 de la mañana llegaba el nadador exhausto a una pequeña cala del sur de Oahu (al este de Diamond Head), donde le esperaban su hijo y su mujer, con los que felizmente se reencontró sano y salvo (y «entero», como él mismo ha remarcado). Enhorabuena a este gran deportista, que salva vidas y mejora la de quienes lo necesitan.
Una meticulosa investigación que se ha prolongado a lo largo de la última década ha permitido al historiador Daniel Esparza completar la reciente publicación en la revista científica Materiales para la Historia del Deporte, donde se documenta la historia de las primeras mujeres surfistas en España. Dentro del contexto histórico del desarrollismo se ha reconstruido a través de un amplio corpus de fuentes primarias (entrevistas, archivos públicos y privados, y hemeroteca), el papel que jugaron las primeras mujeres en la génesis y consolidación del surf en España (1965-1975).
En dicho artículo, Esparza, que actualmente desarrolla su labor profesional como docente en la Universidad Palacky de Olomouc (República Checa), ha reconstruido un capítulo destacado de la historia social del deporte en España, donde se relata cómo el surf, que entró en España en los años 60, supuso un síntoma de cambio social, modernización y americanización, dentro de un régimen no democrático como el franquista.
El surf, que será olímpico en Tokio 2020, es en la actualidad uno de los deportes más practicado por las mujeres en España.
Desde los años 60 hasta 1975 fueron surgiendo las primeras mujeres surfistas en diversos núcleos de la costa cantábrica y andaluza. Supuso un avance en la conquista del espacio público de las mujeres, donde éstas tenían que “luchar” con los hombres por el dominio de los recursos: las olas, en una época poco propicia para el desarrollo del deporte femenino, menos aún para un deporte de riesgo como el surf, debido a la mentalidad conservadora predominante en las instituciones franquistas.
La mayoría de las mujeres que empezaron con el surf tuvieron que dejarlo en edad adulta por las circunstancias y mentalidad de la época, pero las pocas que continuaron se convirtieron —además de en surfistas destacadas en competición—, en empresarias y promotoras del surf, como Laura Revuelta en Cantabria, o Mar Eizaguirre en Guipúzcoa. Ambas participaron de forma muy activa y determinante en la difusión del surf en núcleos clave de la geografía española, siendo ellas la base del crecimiento del surf femenino —referente para otras mujeres— para que décadas después, el deporte de la tabla, ya olímpico, se haya convertido en uno de los de mayor participación femenina en España.
En la ciudad atlántica de Cádiz se ha encontrado, por el momento, el testimonio y el documento más antiguo de práctica de surf femenina en España. Se trata de una fotografía de Salud Gutiérrez Ozámiz (1947-2013), Nena, con una tabla de surf en la playa, fabricada artesanalmente. En la fotografía no consta la fecha en que se realizó la foto. Ni ella, ni testigos cercanos de la época han podido datar la fecha con precisión, pero al menos, a través del contraste de puntos de referencias temporales, se ha podido determinar que nunca después de 1965, y nunca antes de 1962.
Si bien fueron sus hermanos menores (Víctor, 1948 y Enrique, 1950), junto al vecino Enrique García-Agulló (1947) y otros amigos del barrio quienes lideraron la práctica del surf, Salud Gutiérrez (Nena) comenzó al mismo tiempo que ellos. A todos ellos se les puede considerar el primer grupo que practicó surf en Cádiz, y con los datos comparados con otras partes de la península y Canarias, podrían serlo de toda España. Nena abandonó la práctica del surf pocos años después, cuando se marchó a estudiar fuera de Cádiz y se casó, estableciendo su residencia desde entonces en Madrid.
Años después, en 1972, se fundó el primer club de surf en Cádiz: el Cádiz Surf Club, cuyo primer presidente fue Carlos Calvo Clavero que, asimismo, ejercía como delegado de la zona sur en la Sección Nacional de Surf (SNS). De ese club hay constancia documental de dos mujeres inscritas: Mari Carmen Fernández y Paloma Calvo Clavero, y se ha podido constatar por otros testimonios, que practicaron surf con frecuencia. En el año 1973 se celebró en Cádiz el primer campeonato de surf de la historia de Andalucía con representación de al menos dos provincias (Cádiz y Málaga), en la playa de Las Mujeres, donde hubo participación femenina: las mencionadas Mari Carmen Fernández y Paloma Calvo. En los documentos de la desaparecida SNS consta que la ganadora fue Mari Carmen Fernández.
He aquí un buen puñado de históricos del surf, no todos lógicamente, pero sí una buena representación de nuestra historia. Estos son algunos de los reportajes que SOLO HISTORIA SURF (OLO SURF HISTORY) ha ido publicando desde su fundación. En próximas fechas iremos completando hasta donde se pueda con nuevos reportajes sobre otros grandes históricos. Pinche en la foto y le llevará al reportaje original. Próximamente publicaremos el miscelaneous: «algunos capítulos destacados de la historia del surf». (D.Esparza)
Llegaron en lanzaderas improvisadas por la marea. Nadie creyó que pudiera hacerse, pero ellos se convirtieron en los primeros surfistas del Mediterráneo. Ocurrió en Málaga: la playa los unió. El surf los hizo amigos, los amigos formaron un imperio. Eran los años 70. Luego, otros siguieron su camino: el fluorescente arrasó en los 80, el boom explotó en los 90. Los cambios de un país y una época reflejado en el surf. He aquí un libro: el legado de una historia marinera que «revolucionó» imaginarios y playas.
LLEGA EL FLUORESCENTE. LLEGAN LOS 80…
Y LOS 90…
Los orígenes del surf en Málaga en profundidad, explicados en perspectiva comparada con el resto de España y Europa. A la venta en Amazon.es
El fin de semana del 11-12 de noviembre de 2017 quedará registrado en la Historia del surf en España por haberse celebrado el primer campeonato a nivel nacional de Bodysurf, playa del Sardinero, Santander, avalado por la Federación Española de Surfing, bajo la dirección técnica de la Federación Cántabra de Surf, así como la organización de Chore Waterman (Eduardo López Dóriga).
Al campeonato se presentaron 39 participantes y se dividió en varias categorías: absoluta y junior. También se contó con la modalidad Handplane (Open patrocinado por Colibrísurf) con las categorías masculina y femenina. Entre los participantes merece una mención especial Carlos Beraza, uno de los primeros surfistas en Cantabria, en cuya playa del Sardinero comenzó a surfear hace 51 años (1966).
Resultados. El ganador absoluto fue Javier Vidania, segundo fue Eduardo López-Dóriga «Chore», tercero Pedro Lavin y Jorge López cuarto. En junior fue Néstor García Gandarillas el ganador, segundo Luis Bolado, tercero Inazio Rodríguez y en cuarta posición Luna López. En el Open modalidad Handplane, que consiste en deslizarse con el apoyo de una pequeña tabla en la mano, la victoria masculina fue para Fernando Pérez, segundo Alejandro Martínez, tercero Borja Ortiz y en cuarto lugar Sergio «Teko». En la categoría femenina el primer puesto fue para Delfi Gonzales, en segundo lugar María Isla Hoya y tercera María Bilbao.
Enhorabuena a tod@s l@s participantes y los organizadores. El Bodysurf está en auge y esperamos y deseamos que a partir de ahora cada año se celebre esta prueba y si es posible con mayor repercusión en los medios.
A continuación una selección de fotos de diferentes fotógrafos y fuentes: Desde el mar (fotógrafo), Colibrisurf (fuente web) y Javichim (fotógrafo).
ENHORABUENA A TOD@S L@S PARTICIPANTES Y A LOS ORGANIZADORES. EL BODYSURF ESTÁ EN AUGE Y ESPERAMOS Y DESEAMOS QUE SIGA CELEBRÁNDOSE ESTE EVENTO CADA AÑO Y CON MAYOR REPERCUSIÓN EN LOS MEDIOS.
¿Qué sabemos de los orígenes del surf? ¿Con qué fuentes y cultura material contamos para poder estudiar su génesis? Sabemos que este deporte comenzó a difundirse desde Hawái (a principios del siglo XX) al resto del mundo. Pero, ¿además de la Polinesia, existió en otras regiones del planeta, en otras épocas históricas, en otras civilizaciones? Para contestar estas preguntas se ha procedido principalmente a una exhaustiva revisión de fuentes secundarias, y también fuentes primarias (diarios de navegación y de viajes). A continuación se exponen las relacionadas con África occidental (más información sobre primeras referencias en la Polinesia AQUÍ, más información sobre primeras referencias al surf en la China antigua AQUÍ).
Las noticias más antiguas que se tienen sobre surf arcaico en África (occidental) se corresponden con las narraciones que sobre esta actividad se hicieron entre el siglo XVII y XIX por viajeros europeos (británicos y alemanes). Por surf arcaico entiendo cualquier práctica lúdica o ritual relacionada con el arte de montar las olas en un tiempo anterior al siglo XX (siglo en el que comienza su difusión cultural y comercial fuera de su zona geográfica natural). No necesariamente ese surf arcaico tiene que ser en posición erguida (de pie sobre una tabla), sino en cualquiera de las modalidades del arte de montar las olas que implique (preferentemente) el uso de algún artefacto: tabla (de cualquier tamaño) o embarcación ligera donde el sujeto vaya en posición tumbada, sentado, de rodillas o de pie.
Hasta donde he podido llegar las primeras noticias sobre surf en África occidental se corresponden con las que Rouch hizo en su viaje a Senegal en los años 40 del siglo XX, donde además de describir un tipo de surf tumbado (bodyboarding), con un tipo de tabla elaborada y con una técnica sofisticada que implicaba una concepción evolucionada de tomar las olas antes de que rompan (y no la espuma), Rouch hizo referencia a otra descripción anterior, del siglo XIX, realizada por Alexander en la costa de Ghana, también sobre surf.
Posteriormente, y relativamente reciente, debemos a Kevin Dawson (interesado en la historia de la natación) un mayor conocimiento del estado del surf en esta área geográfica del África occidental (Senegal, Costa de Marfil, Ghana, Camerún y el golfo de Guinea, aproximadamente) al localizar nuevas referencias al surf, algunas muy valiosas porque se refieren al siglo XVII. En su trabajo de 2009, se remonta a la descripción que hizo Michael Hemmersam en los años 40 del siglo XVII a su paso por la Costa de Oro (Ghana): “they tie their children to boards and throw them into the water”. Si bien esta descripción es vaga, se puede interpretar como bodyboarding, en posición tumbada, agarrado a una tabla de madera. Esto se deduce al compararlas con la siguiente descripción, que tres décadas después, en Elmina (Ghana), realizó Jean Barbot: “to swim, on bits of boards, or small bundles of rushes, fasten’d under their stomachs, which is a good diversion to the spectators”.
Tras estas dos referencias, pasará cerca de un siglo y medio hasta obtener nueva información de otros diarios de viaje, como el correspondiente al de Alexander (citado ya en 1949 por Rouch) que en 1837, en Accra (Ghana), hizo estas observaciones donde también se describe un tipo de surfing tumbado (bodyboarding): “From the beach, meanwhile, might be seen boys swimming into the sea, with light boards under their stomachs. They waited for a surf; and came rolling like a cloud on top of it”.
Con respecto al arte de montar las olas en canoas, hay referencias de Henry Meredith de 1812, en Ghana (Costa de Oro) donde menciona “the art of paddling canoes”. En 1861, Thomas Hutchinson, en Batanga, Camerún, observó y describió con mayor detalle un tipo de surf en canoa: “Reaching the outermost roller, they turn the canoes stems shoreward with a single stroke of the paddle, and mounted on the top of the wave, they are borne towards the shore, steering with the paddle alone”.
These surfing images are from José Manuel Gutiérrez Mecolay, Meco, Spanish surfer who travelled to Portugal in 1973. Good waves, good weather, good people.
He aquí un reto que une islas, salva vidas, levanta el ánimo, conmueve conciencias: ¿qué es lo importante en esta vida? Christian Jongeneel, nadador malagueño, lo tiene claro: “solo la generosidad nos puede salvar”. No lo dice así, pero a vista de su ejemplo es lo que demuestra.
A partir del 25 de octubre, cuando las condiciones del mar sean propicias, nadará entre las islas de Tenerife y Gran Canaria sin protección (sin neopreno). Que se sepa, nadie lo ha hecho antes: 70 km a merced de corrientes, olas, vientos e incertidumbres de la alta mar. Día y noche, unas 24 horas de brazadas solidarias sin cesar.
Christian Jongeneel y su fundación Brazadas Solidarias, convierten un gran reto para la humanidad en una puerta para ayudar a otros: intentar recaudar fondos con la ayuda de donaciones de gente como tú.
Es solo un grano de arena, pero entre todos quizá podamos formar una playa de esperanza para esos niños a los que va destinado el reto: hacer «menos peor» este mundo de egos y egoísmos.
¡Gracias Christian, por hacernos creer que todavía existen personas justas!
Compartamos esta noticia, que llegue a todo el mundo, sintámonos arropados y representados por este generoso reto. ¡Ánimo nadador!
Viajes, misterio, olas paradisiacas, el surf como búsqueda de una libertad imposible que solo a veces parece alcanzarse, paisajes de ensueño, muertes, personajes miserables, mafias, amistad, rebeldía, sexo, amor, traición, desiertos, huidas hacia adelante o hacia ninguna parte, acantilados de nostalgia (lo justo), el fracaso como ley de vida (o no), la victoria como muerte (no siempre), paraísos que nunca vuelven (quién sabe), retratos de años grises barridos por brillantes olas, olas que retumban en el tiempo, tiempo que se esfuma como la espuma del mar (o de la cerveza). He ahí el destino fugaz de unas vidas profundas con nombre: los personajes y las tramas que ha creado Willy Uribe.
La editorial El Lince ha reunido en un solo volumen tres conocidas obras del escritor vizcaíno, donde el surf es el eje de las historias. Debajo se puede ver la portada y tras ella el universo que Uribe nos ha cartografiado para que iniciemos un viaje fascinante, aún sabiendo que para regresar ya no servirán los mapas.
D.E.
Willy Uribe (Bilbao, 1965) estudió fotografía y trabajó como fotógrafo aéreo e industrial. Compagina la fotografía y la escritura con su afición al surf y viaja por todo el mundo como reportero independiente. Ha publicado las novelas Nanga (El Lector Universal), Sé que mi padre decía (El Andén), Revancha (Ámbar) y Cuadrante Las Planas (Tusquets), además de varios libros autoeditados, entre los que destacan sus textos sobre surferos: Crónicas del salitre, A vueltas con la marea y Surf stimulator.
Son relativamente recientes (en occidente) las noticias sobre un tipo de surf arcaico que se practicaba en China. No es fácil reunir fuentes o noticias sobre este tema, ya que las fuentes originales están en chino. Las que han sido accesibles para esta investigación son traducciones al inglés. En español, una de las pocas noticias aparecidas sobre este fenómeno se ha hecho a través de Antony Colas (surfista francés), en 2016, en una revista española especializada en surf.
En cualquier caso, las escasas fuentes reunidas son suficiente para saber que en China existió un tipo de surf arcaico, una práctica ritual muy focalizada en un núcleo concreto, sin que se llegara a extender por el resto del imperio. Se practicó en el río Qiantang, en la entonces capital imperial Hangzhou. Eran prácticas muy peligrosas que solían acabar con la vida de muchos surfistas (nongchao, como se les llamaba), y también de los espectadores, que si se acercaban mucho al borde del río, podían ser barridos por la crecida.
Lo excepcional de esta práctica de surf arcaico, que lo distingue de todas las demás en el mundo, es que se hizo en unas condiciones excepcionales, aprovechando un fenómeno estacional conocido como el macareo (tidal bore u olas de marea), que está asociado a los equinoccios, especialmente el de otoño, porque coincide con las mareas más vivas del año, y por otra por el efecto de empuje de los monzones. Todo esto provoca que los ríos de esta zona de China sean penetrados por olas de hasta tres metros, que recorren su cauce hasta incluso 40 kilómetros río arriba. Por tanto, se trataba de un surf de río, y no de costa.
La práctica de aquel tipo de surf como reto frente a la admirable monstruosidad de la naturaleza, fue intermitentemente prohibida y permitida durante los varios siglos que duró la dinastía Song, hasta que el surf se extinguió (según parece, definitivamente) en el siglo XVI con la caída de esta dinastía, a la que le siguió una decadencia de la ciudad debido a la visita frecuente de piratas japoneses que dificultaron la seguridad y la prosperidad.
Las referencias más antiguas a las que he podido acceder son de finales del siglo XIII. Fueron escritas por Zhou Mi (1232-1298), alrededor del año 1280. Se cree que esas prácticas de surf pudieron haberse iniciado siglos antes. He aquí una traducción en inglés del chino original, donde se pueden observar más detalles sobre las características de los surfistas y la parafernalia del reto de enfrentarse a las olas del macareo:
“There were several hundred youths of Wu who were expert at swimming. They had loosened their hair and had tattoos on their bodies. In their hands they held colored banners some twenty feet in size and raced against each other with the utmost exertion, swimming against the current, floating and sinking in the leviathan waves a myriad ren high. Their leaping bodies executed a hundred different movement without getting the tail of the banners even slightly wet—this was how they showed off their skill. Prominent commoners and high officials competed to bestow silver prizes”.
Tras la desaparición y olvido de aquellas prácticas, siglos después, cuando el surf estaba ya extendido por todos los continentes, en 1988, Stuart Matthews, en una expedición de National Geographic, consiguió surfear las olas del macareo (tidal bore), pero el resultado acabó en tragedia, ya que las olas volcaron varias embarcaciones, y se produjeron muertes.
Hoy en día esa práctica primordial se ha recuperado parcialmente y con matices en el río Qiantang. Las autoridades chinas solo permiten que se practique bajo las siguientes limitaciones: solo profesionales homologados por la ASP/WSL, para una competición concreta, que desde el año 2008 se celebra en el tiempo aproximado en que el fenómeno de las mareas ocurren. Tienen un permiso de 4 días para celebrarlo.
Observaciones y nuevos horizontes para la investigación (China)
Con los datos reunidos, el tipo de surf arcaico en China se puede considerar un fenómeno social de la época muy localizado dentro del imperio chino. Geográficamente, solo se practicó en el área próxima a la capital Hangzou, solo en el río o ríos cercanos. Temporalmente solo se practicaba cuando llegaba el macareo, por tanto era una práctica estacional y restringida a un grupo selecto de “valientes” o “suicidas”, que según las épocas y gobernantes se prohibía a rachas, y luego se levantaba la prohibición.
¿Nunca lo practicaron en el mar con el fin de estar entrenados para cuando llegara la gran marea y con ella las grandes olas? Sobre esto no han trascendido todavía noticias, pero es una pregunta sobre la que comenzar a trabajar. Además, si las fuentes están en chino, será importante la colaboración con filólogos confucianos, o esperar a que los resultados trasciendan al menos al inglés. De momento, este trabajo que aquí presento, ha dado el primer paso para su difusión en español en el nivel académico, y llamar la atención de otros especialistas que puedan contribuir en el futuro a un mayor conocimiento en este campo.
**Próximamente más noticias sobre surf arcaico en: Perú y África Occidental
*** Este artículo de Solo Historia Surf es un extracto del artículo de Daniel Esparza publicado en la revista Materiales para la Historia del Deporte (n. 15). Más información en: Daniel Esparza (2017) “Reconsiderando las fuentes para el estudio del surf arcaico: Polinesia, China, Perú y Africa Occidental”, pp. 193-213.
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Hasta donde he podido llegar, estas son las fuentes primarias con las que contamos para el estudio de los orígenes del surf en la Polinesia, la mayoría correspondientes a Hawái.
1.1.1. Tradición oral
El estudio de la tradición oral en Hawái se remonta al siglo XIX, en parte llevados a cabo por los propios historiadores nativos (que habían aprendido la escritura), que se encargaron de reunir numerosas leyendas y tradiciones para que no se perdieran, fijarlas en la Historia, y por tanto ha sido fundamental para reconstruir algo del surf arcaico. La mayoría de esas anotaciones se hicieron en una primera oleada, en periódicos en lengua hawaiana a partir de 1834, como el Ka Lama Hawaii, Ke Kumu Hawaii, Ka nonanona, Ka Nupepa Kuokoa. Pero no fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX cuando se reunieron todos esos escritos y se tradujeron al inglés. Los trabajos de David Malo se publicaron en una obra titulada Hawaiian Antiquities. Los de John Pappa Ii, se publicaron en varias obras: in the Time of Kamehameha, The People of Old, Ruling of Old, Ruling Chiefs of Hawaii, Tales and Traditions of the People of Old y the Works of the People of Old. Martha Beckwith recopiló las publicaciones de Zephrin Kepelino y lo tituló Kepelino’s Traditions of Hawaii. Además de estos historiadores hawaianos, Fornander reunió fuentes para el estudio de la historia hawaiana (entre ellas el surf), así como para establecer la primera teoría sobre el origen del pueblo hawaiano, hoy desfasado cronológicamente ya que las nuevas técnicas de radiocarbono están dando resultados sobre los primeros asentamientos mucho más tardíos de lo que se creía, a partir del año 1000.
En este sentido, además de ser recogidas numerosas voces de nativos de la época y su relación y visión del surf, fueron además varias las leyendas que se registraron que cantaban o hablaban sobre prácticas de surf antiguas, algunas inverosímiles porque las practicaban deidades, pero otras basadas en personajes que existieron, la más longeva de éstas se remonta a los tiempos del jefe Umi, que se calcula pudo haber sido en el siglo XV o principios del XVI (se ha calculado que fue hace unos 500 años, ya que es imposible saber exactamente la fecha, ya que la arcaica cultura hawaiana medía el tiempo en generaciones y no en años). Allí se hace saber que el rey practicaba el surf con altas cualidades.
Un documento anónimo de finales del siglo XIX recoge en la tradición oral cómo se hacían las tablas de surf, los diferentes tipos de tablas y los rituales que acompañaban a su fabricación8. Finalmente se debe mencionar el trabajo de Clark del año 2011, que con respecto al surf ha recopilado aquellas leyendas donde se describió el surf. Un trabajo que sirve de gran ayuda a todos los historiadores que quieran dedicarse a ese tema.
Teniendo en cuenta que las culturas polinesias eran ágrafas (sin escritura), las primeras referencias escritas se encuentran en las expediciones del capitán Cook (entre 1768-1780), que culminaron con el descubrimiento de Hawái en 1778. Pero claro, como se ha dicho, los estudios sobre historia del surf han estado dominado por el mundo anglosajón, y solo se han enfocado en el estudio de las fuentes escritas en inglés (o traducidas al inglés del hawaiano en el siglo XIX, cuando la lengua hawaiana por influencia de los misioneros pudo por fin escribirse).
Por el momento, la primera descripción de surf hallada se corresponde con la de Joseph Banks, de 1769 en Tahití, donde anotó sus observaciones de la población nativa con las olas.9 No será hasta la tercera expedición, cuando se produzcan nuevas descripciones. Patrick Moser en total ha localizado e identificado hasta 10 descripciones más de surf (aparte de la de Banks) de otras personas en el siglo XVIII, todas de fuentes británicas10. Lemarié, además, añade otra, la de Pierre François Peron (1796), esta vez después de examinar fuentes francesas (ver tabla 1).
Posteriormente fueron otros viajeros de finales del siglo XVIII y del siglo XIX los que escribieron en sus diarios sobre el surf. DeLaVega, que coordinó un equipo de búsqueda y organizó cronológicamente las referencias, llegó a localizar hasta 99 fuentes anglosajonas (y unas pocas francesas) entre 1777-1899 que describían el surf. Moser localizó y publicó íntegramente 17 descripciones de surf (del siglo XIX), entre ellas las de los escritores Mark Twain y Herman Melville, que visitaron la Polinesia y vieron el surf con sus propios ojos. Asimismo, Lemarié señala 57 descripciones de surf en las islas Hawái en viajeros, exploradores y comerciantes a lo largo del siglo XIX, incluyendo nuevos hallazgos de fuentes francesas. Se debe destacar el trabajo de Geoff Cater a través de su web surfresearch.com.au, que desde hace más de una década lleva recopilando y localizando una gran cantidad de fuentes.
Tabla 1. Primeras descripciones de surf en el siglo XVIII
FUENTE
FECHA
LUGAR (isla)
Joseph Banks (1a Expedición Cook)
1769
Tahití
William Anderson (3a Expedición Cook)
1777
Tahití
Charles Clerke (3a Expedición Cook)
1778
Kauai
William Ellis (3a Expedición Cook)
1778
Kauai
David Samwell (3a Expedición Cook)
1779
Hawái
George Gilbert (3a Expedición Cook)
1779
Hawái
James King (3a Expedición Cook)
1779
Hawái
John Douglas (3a Expedición Cook)
1779
Hawái
William Bligh
1788
Hawái
James Morrison
1788-89
Tahití
Peter Puget (Expedición Vancouver)
1794
Hawái
Pierre François Peron
1796
Hawái
Tabla: Elaboración propia. Fuentes: Moser, DeLaVega y Lamarie.
Con respecto a la descripción gráfica del surf, la primera ilustración de un surfista y una tabla de surf, corresponde a John Weber, pintor oficial de la tercera expedición de Cook. Se trata de una panorámica de la bahía de Kealakekua (Hawái), en 1779, donde aparecen las dos naves de la expedición, numerosas canoas y un surfista remando con su tabla en medio del mar.
1.1.3. Cultura material
La cultura material relacionada con el surf arcaico no llega en el mejor de los casos más lejos del siglo XVIII. De momento, la tabla más antigua que se conserva pertenece al museo Bishop de Honolulu, y perteneció al jefe Paki. Con esa tabla hizo surf en los años 30 del siglo XIX. Los petroglíficos de Hawái en donde se cree que se representa el surf, son de dudosa datación.
1.2. Fuentes secundarias: la aportación de Ben Finney
Desde Ben Finney11, pionero de los estudios sobre la historia del surf allá por los años 50 y mediados de los 60, nadie más ha profundizado en serio el estudio y reconstrucción de los orígenes del surf antes del siglo XVIII (en la Polinesia), fecha en la que hasta el momento datan las primeras descripciones del surf en varios diarios de las expediciones de Cook.
Los diversos tipos de tablas que se hacían en la Polinesia (antes del siglo XIX) solían ser de madera, con la excepción de Isla de Pascua, como se verá un poco más adelante. En las islas con bosques más frondosos y árboles más gruesos se daba la posibilidad de construir tablas más grandes, y por tanto, la posibilidad de hacer surf de pie (surfriding). En Hawái todas estas características se daban (y existían tablas de hasta 5 metros de largo). Pero en otras islas del Pacífico la carencia de bosques y grandes árboles lo hacían inviable. En Rapa Nui (isla de Pascua), la deforestación impedía las tablas de madera y se hacían de un tipo especial de raíces (y solo bodyboards, de forma tumbada). Sin embargo, en otros lugares donde se daban las mismas condiciones que en Hawái como en Nueva Zelanda, donde había árboles grandes, gruesos y de buena calidad, las tablas allí no superaron los 20 cm. de ancho; o en las islas Marquesas, donde las tablas solo alcanzaron como máximo 1’20 m. de largo. Y por tanto, con estas características, difícilmente se podía hacer surf de pie en ese tipo de tablas, si bien es posible que pudiera haber niños u otras personas que eventualmente lo practicaran de forma erguida.
Con respecto al surf arcaico, Finney y Houston12 informan que para que un individuo adulto pudiera hacer surf de pie sobre una tabla de madera, ésta debía tener un mínimo de seis pies de largo (en torno a 1’80 m.) y 18 pulgadas de ancho (unos 45 cm. aproximadamente). Con estos datos calculado por ellos mismos, junto a las anotaciones en diarios de viaje de algunas expediciones, reconstruyeron parcialmente la evolución y estado del surf en la Polinesia hasta el siglo XVIII, cuando todavía era cosa, únicamente, de nativos. Según su investigación, solo en Hawái y Tahití se hacía el surf de pie; y solo en Hawái se hacía de forma regular y constante. Además allí también se hacía el surf tumbado o de rodillas. En Tahití el surf también se practicaba de pie, pero no estaba tan extendido ni evolucionado como en Hawái, siendo más frecuente la forma tumbada o de rodillas. El surf, por tanto, en su modalidad tumbada y siempre según Finney y Houston, existía en toda la Polinesia, incluso en otras islas de Pacífico (Melanesia o Micronesia). Y solo en Hawái y Tahití (islas Sociedad) el surf se hacía de pie, y de estos dos núcleos fue en Hawái donde mayor nivel técnico se alcanzó.
1.3. Observaciones y crítica (Polinesia)
1.3.1. Surf: salud y ocio en la Polinesia
La mayoría de las fuentes y testimonios del siglo XVIII y XIX con descripciones de surf, muestran que el arte de montar las olas en la Polinesia (la mayoría de los datos provienen de las islas Hawái y las islas Sociedad), en todas sus modalidades, está enmarcado en un contexto cultural de veneración al mar: salud, higiene y ocio. En Hawái y en Tahití era practicado por todos los estamentos sociales, de ambos sexos y de todas las edades. Si comparamos la mentalidad polinésica con la europea que descubrió y describió el surf en el siglo XVIII, observamos como en occidente la visión del mar era por entonces bastante diferente. Mientras en la Polinesia el mar curaba y era fuente de ocio, en Europa el mar era fuente de temor, males y enfermedades.
1.3.2. Fuentes limitadas para datar el comienzo del surf
Se ha dicho en numerosas ocasiones que el surf en la Polinesia es una actividad milenaria. Se trata de una especulación. Ciertamente no es posible datar el comienzo de las primeras manifestaciones de surf arcaico. Con lo que tenemos, a lo máximo que se puede llegar, es a una leyenda que se remonta al siglo XV-XVI (recogida en el siglo XIX), pero que al pertenecer a la tradición oral, no se debe descartar que pudieron haber sido manipulada con el paso del tiempo. Y aunque el rey Umi existió, puede que los hechos que se le atribuyen pudieran haberse inventado o haberse añadido siglos después, llegando al siglo XIX (cuando se registra la leyenda) distorsionada.
Los restos materiales solo llegan hasta el siglo XVIII como mucho. Lo mismo que las primeras descripciones, que llegan hasta 1769. Así pues, el siguiente paso será trabajar estrechamente o estar muy pendientes de los últimos resultados arqueológicos y paleoambientales en la Polinesia.
1.3.3. Pocos estudios en otras áreas geográficas de la Polinesia
Sobre fuentes orales, arqueológicas o descripciones tempranas de expediciones o viajeros anteriores al siglo XIX en otras islas de la Polinesia como Nueva Zelanda, o en otras regiones limítrofes a ésta como Micronesia o Melanesia, no he hallado nada que describa la cultura material sobre surf arcaico heredada del tiempo anterior a la llegada de los europeos, o las primeras descripciones de surf por parte de los primeros europeos. Desconozco por el momento las fuentes en las que se basó Finney y Houston para afirmar que el surf en forma tumbada existía en estas zonas. En cualquier caso parece evidente que de haber algún estudio sobre historia del surf arcaico en estas áreas, son muy pocos o nulos.
Daniel Esparza
*Próximamente más noticias sobre surf arcaico en: China, Perú y África Occidental
** Este artículo de Solo Historia Surf es un extracto del artículo de Daniel Esparza publicado en la revista Materiales para la Historia del Deporte (n. 15). Más información en: Daniel Esparza (2017) «Reconsiderando las fuentes para el estudio del surf arcaico: Polinesia, China, Perú y Africa Occidental», pp. 193-213.
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Ignacio Echeverría era surfista pero la Historia del surf nunca hablará de él. Ignacio murió en el ataque terrorista del 3 de junio de 2017 en Londres. Su nombre en cambio pasará o debería pasar a la Historia Social Universal por haber dado su vida en defensa de una persona (y muchas otras) a la que ni siquiera conocía.
Emigrante español en el Reino Unido, de 39 años, volvía de patinar sin imaginarse siquiera que se encontraría con la ola más destructiva a la que nadie se pueda enfrentar: la maldad desenfrenada. No sabemos si era consciente de lo que en realidad estaba pasando: que todo aquello era un acto terrorista planeado por idiotas adiestrados, un plan contra la humanidad. Como mínimo vio que estaban acuchillando a una mujer y no dudó en salir en defensa de quien lo necesitaba. Con su monopatín golpeó al terrorista en la cabeza y mientras se enfrentaba a él, los otros dos yihadistas le acuchillaron por la espalda: cayó al suelo.
Puede que haya alguien que esté pensando ¡venga ya! otro más que va por ahí mitificando a gente, buscando héroes donde no los hay. Puede que exista alguien así, mas no nos detengamos en lo inmundo.
Si la gesta de Echeverría nos conmueve es porque sin duda está llena de valor, algo que la mayoría no nos atreveríamos a hacer en una circunstancia en la que nadie nos entrena para saber cómo actuar. No sabemos cuantas vidas salvó este hombre en el tiempo en el que él se enfrentó a los terroristas y ellos con él; así como sus amigos, que arrojaron sus bicicletas de alquiler sobre los tres asesinos, antes de replegarse para salvar sus vidas. Pero, como mínimo, es seguro que todo aquello produjo el tiempo suficiente para que otros escaparan y se pusieran a salvo.
Nos conmueve su acto porque necesitamos creer que con gente como él nos sentimos más queridos en este mundo; más queridos por gente que no nos conoce, pero que de repente surgen de la nada para ayudarnos en circunstancias en las que nadie querrá hacerlo. Ojalá pudiera decir que yo también soy como él, pero no, yo solo soy alguien que quiere reconocer el valor de lo que hizo, y quiero que aunque ya no esté, su gesta perdure, que no nos olvidemos de Ignacio, aunque nunca lo hayamos conocido. Que cuando el mar vuelva a la calma, sigamos recordándolo, que quede impreso el valor simbólico que él le dio a la vida y el valor por la defensa de quien lo necesita, para creer -aunque solo sea en medio de la frustración, el ruido y el humo en el que vivimos- que siempre aparecerá un Ignacio Echeverría que dé la cara por nosotros.
By Daniel Esparza (Senior Lecturer Palacky University)
(…) once the data has been examined and compared, it has been possible to formulate first, and classify later (inductive approach), the level of foreign influence in every pioneer centre studied in this article. It has been observed at least four different types of genesis based on the level of foreign influence, that I have provisionally labelled with the following names until a superior way of classifying it is found: I) endogenous genesis; II) quasi-endogenous genesis; III) mixed genesis; IV) exogenous genesis. These four categories can be grouped inside of the following two: (i) consolidated genesis, and (ii) non-consolidated genesis. As far as the latter is concerned, these types of cases are perhaps the most interesting from a historical point of view since they mostly remain to be discovered. These types of genesis consist of attempts at surfing by one or several individuals, but were interrupted without continuity by these individuals, as it happened in the case of Ignacio Arana, Spanish consul in Hawaii (1911-1914), who took two surfboards to Spain in 1914, the case of Nuno Fernandes in Figueira da Foz (Portugal), in the 1940s, the case of Rosenberg (1929) and Pip Staffieri (1941) in England.
Let us describe and classify all the four examples of consolidated genesis:
I) Endogenous genesis. There is no foreign influence. This type of genesis was related to those places where surfing was born as a natural longue-durée process of a relationship between natives and the waves. As far as this research has concluded, this only occurred in Polynesia, where surfing (he’e nalu in Hawaiian) was a natural and cultural activity among the ancient Hawaiians. It is also known that in Tahiti, surfing (in its stand-up style, not prone, as it was usually practised in the rest of Polynesia), was eventually practised by natives.
II) Quasi-endogenous genesis. In this type of genesis the local pioneer surfer does not have any direct contact with the surf, but virtually only through the mass-media (films, magazines, documentaries, etc.), but decided after this virtual contact to shape their own rustic surfboards. This was the case in Salinas (Asturias), where Félix Cueto created a surfboard inspired by the front cover of the Surfing USA L.P., in 1963. The case of San Sebastian (Basque Country), where Iñaki Arteche shaped a surfboard inspired by the cover of Life magazine (issue 25th October, 1963, where a red surfboard appeared). The case of Pepe Almoguera, Malaga (southern Spain, Mediterranean) in 1970, where he designed two surfboards, after watching an American movie at the Albeniz cinema, where background images of people surfing in California appeared.
III) Exogenous genesis. The influence of foreigners is completely direct. Local surfers learned about surfing observing it from the shore and finally borrowed or even bought their own surfboards. This was the general case on the Canary Islands at the end of the 1960s (and the beginning of the 1970s). It was also the case for Tapia de Casariego (Asturias) in 1968, introduced it by the Gulley brothers from Australia; and also the case of San Vicente de la Barquera (Cantabria), where Peter Viertel introduced it.
IV) Mixed genesis. By mixed genesis it means those that share both elements from quasi-endogenous genesis and exogenous genesis. This means that the pioneers became familiar with surfing for the first time through the mass-media (quasi-endogenous), but did not design surfboards, but instead ordered them or bought them abroad (exogenous characteristic), as was the cases with Jesús Fiochi in Santander, who ordered and bought his surfboard in France in 1965; similarly, the case of José Luis Elejoste, from Vizcaya, who in 1965 bought a surfboard in Biarritz (France).
*** There is a need to improve this theory with further information from other parts of the world (additional case studies). There is consequently a need to join forces with other colleagues around the world. This should result in the formation of a more robust theory and a deeper knowledge of surfing expansion.
He aquí las primeras imágenes de surf en Nerja, al este de la provincia de Málaga. Era el verano de 1972… y Chanquete lo vio. Así me lo contaron los lugareños: Nuestro viejo marinero, que estaba reparando la red de pesca en la orilla, sintió que algo extraño se movía entre las olas. Dejó sus tareas, se levantó, miró, suspiró. Eran dos «extraterrestres» montados en un patín espacial corriendo sobre las olas: «Ya están aquí los americanos», se le escuchó decir.
La verdad es que no eran de tan lejos, tan solo de Santander, pero algo de razón llevaba nuestro amigo cinematográfico, el personaje de ficción más conocido de la televisión en los años 80. ¿Qué hacían allí aquellos extraterrestres? Nadie se va en verano al Mediterráneo en busca de olas, un mar que duerme la siesta toda la estación. Pero el milagro ocurrió y aquella tarde despertó. Y al levantarse del sofá de un brusco movimiento, Poseidón formó unas pequeñas ondas. Allí estaban los santanderinos Meco y Juan Giribet con sus familias, de vacaciones… y con sus tablas «por si acaso», ese eterno e infalible lema de todo buen surfista enganchado. Y el «acaso» llegó. Y nos dejó estas exóticas imágenes, las primeras de surf de las que hay constancia en Nerja.
Qué pena que Meco y Juan no pasaran por Pedregalejo, en Málaga capital. El encuentro inesperado con Pepe Almoguera, pionero en Málaga desde 1970, hubiera sido legendario, aunque Pepe por esas mismas fechas tuvo también su encuentro con la Tercera Fase: cuando de la nada apareció un californiano, Paul, surfeando como un profesional en frente de su casa. Pero la historia no se escribe con lo hubiera podido ocurrir, y Pepe y Meco no se conocieron aquel verano.
Lo que sí pasó de verdad en la localidad costera más famosa de la televisión, fue que tras aquel suspiro de surf de aquella tarde del 72 -siete años antes de que empezara el rodaje de Verano Azul- los cántabros regresaron al Sardinero y el surf continuó siendo un gigante dormido en Nerja, hasta que en la década de los 90 despertó definitivamente y se instaló entre la población local.
Daniel Esparza (Olo Surf History)
P.D. En la serie Verano Azul rodada en 1979 y 1980, nunca apareció ninguna escena de surf, ni tampoco ninguna tabla de surf a lo largo de sus 19 capítulos. La escena que aquí se describe sobre Chanquete es un cariñoso homenaje a su grandioso personaje, y a Nerja entera. En 1972 no existía ninguna tienda de surf en España, deporte todavía bastante desconocido en todo el país. En el verano de 1972, Meco y Juan Giribet, ambos de Santander, hicieron surf en Nerja: hasta la fecha, y hasta que aparezcan nuevos documentos, si es que existen, estas imágenes constan como la primera práctica de surf documentada en esta localidad.
Málaga, primavera de 1972. Javier Gabernet, 16 años. Playa de las Acacias, paisaje asilvestrado. Paseo marítimo: no es ni un proyecto. Orillas abiertas, sin rastro de espigones. Javi mira desde la orilla. Olas. Algo se mueve detrás de la espuma. ¡Guau, alguien hace surf!
Es Pepe Almoguera. Javi no sabe que Pepe Almoguera es Pepe Almoguera: pionero del surf. Pepe Almoguera sí sabe que es Pepe Almoguera, pero no sabe que es pionero, ni que los libros de Historia hablarán de él, solo sabe que en su playa es el único que hace surf. Javi alucina: “esto lo tengo que hacer yo”.
—¡Qué va, olvídate! no hay tiendas de surf ni en Málaga, ni en toda España —era mi voz dentro de 40 años.
—“¿Tiendas de qué?” —Nadie puede escuchar una voz 40 años antes. Por eso Javi hace como si no hubiera oído nada. ¡Chispazo! Un rayo de esperanza. Javi sabe de aeromodelismo. Manos a la obra. Se fabrica una tabla de chapón hueca, la pinta en varios colores (fue a partir de aquí cuando se popularizó la famosa frase: “flipar en colores”). Obra de arte. Foto para la posteridad. A la playa, hay olas.
Calle Manuel de la Revilla. Javi sale de su casa con el armatoste bajo el brazo. Bañador puesto, descalzo. Baja por Juan Valera hasta Lauri. Cruza Juan Sebastián Elcano, pasa frente al Lope de Vega, luego se desvía por el carril de la Bomba, se cruza con una patrulla de grises, le miran, le señalan, se ríen. Javi sigue caminando, salta la vía del tren. Llega al llano de arena. Esquiva unas cuantas cabras, se clava algunas piedras. Miguelito el cariñoso era ya cariñoso, pero todavía no era un restaurante. Allí solo hay arena, piedras. El Trompi le saluda mientras arregla su barca. Todos los pescadores saludan a los hombres de mar. Javi no sabe que ya lo es, pero lo es.
Pepe está en el agua. Siempre está en el agua. Ve llegar a Javi, pero no sabe todavía que se llama Javi, faltan 2 minutos. Se fija en el “bazoca” que lleva bajo el brazo. “Pero si es ese que me ha estado mirando todos estos días desde la orilla. ¿Qué diablos trae?” —Pepe no le quita ojo.
Javi entra en el agua y Pepe va a recibirlo. El «nuevo» le deja probar el bazoca al «veterano». Pepe rema y cabalga una ola. “¡Sí señor, este cacharro funciona!” Y Almoguera le deja a Gabernet su Barland, una tabla de verdad. Sin más tiempo que el que tarda una ola en llegar, Pepe le cuenta a Javi el secreto de cómo ponerse de pie. La Barland es grande, flota bien. Las olas son pequeñas: perfecto para principiar por el principio.
Es un gran día, como todos los días grandes de la Historia. Y Javi se pone de pie a la primera: avanza frenéticamente varios metros sobre las aguas antes de caerse. Pim, pam, pom: se incorpora de un salto tras el revolcón. Pepe se da cuenta: delfín frente a delfín. Maestro y discípulo se miran. Dos son ya un club. Cuando llegue el tercero serán un imperio. Ha nacido una estrella en Acacias Beach. Su nombre ya lo hemos dicho: Javier Gabernet.
In Spain, surfing began at almost the same time in several pioneer centres along the long Spanish coast, and without a knowledge of one other during the first months, even years, of the genesis of surfing in Spain. The first pioneer centres began in northern Spain (San Sebastian, Sopelana, Santander and Salinas) in 1964-65, and in Southern Spain (Cadiz) circa 1964. Other centres begun some years later, as Zarautz (1967), Coruña (1967), Canary Islands (circa 1968), Vigo (1969) and the last relevant pioneer centre, Malaga, the first Mediterranean surfing centre of Spain, that began in 1970.
En España, en 1967, en sus 8000 kilómetros de costa (sin contar la provincia del Sáhara, ni la de Guinea, entonces territorio español), se calcula que habría solo entre 50 y 100 surfistas (datos estimados a ojo en perspectiva comparada). Fue la primera oleada de surfers. En aquel año de 1967, era Santander la localidad donde mayor número de surfistas había en toda España, y donde mayor nivel de surf se alcanzó (debido a la gran competitividad entre ellos, y los tres clubes que existieron a partir de 1969), ocupando ese liderazgo hasta 1973, cuando otras regiones como Canarias y el País Vasco (Asturias en menor grado) comenzaron a destacar en los campeonatos nacionales, que eran como convenciones nacionales donde una vez al año todos se reunían amistosamente para probar su nivel, ponerse al día, informarse de las novedades… en aquellos tiempos donde internet era todavía ciencia ficción.
Los miembros del Centro de Actividades Submarinas de Santander (CIS), que ya desde principios de los 60 cogían olas con planking, descubrieron el surf a través de Jesús Fiochi en 1965, cuando éste comenzó en el Sardinero, y pronto conocieron la posibilidad de comprar esas tablas en Francia, incluso se las hicieron ellos mismos. Contaba este grupo de amigos con el privilegio de tener coches (además de tener un gran conocimiento del mar y algunos materiales como trajes de goma para la pesca), que le daba mayor libertad para practicarlo y viajar: el surf es un viaje constante. En las fotos siguientes, se puede ver un reflejo de aquellos primeros desplazamientos, verdaderos descubrimientos. Toda una sensación en el país, algo inédito en la España de entonces. No eran domingueros, no.
Súbete al SEAT 850 y viaja con Meco. El otro día Islares, ahora Laredo. En la foto se observa la cara que a uno se le pone cuando llegas allí, el pico está desierto y las olas son perfectas. Solo para el disfrute de los amigos, en un lugar entonces asilvestrado.
1967. Viaje aventurero de Meco (sonriente a la izquierda) y Adolfo Gómez (derecha) a Islares, entonces toda una odisea en un Seat 850… y por aquellas carreteras de leyenda. Véase en la baca a la izquierda, una Barland comprada en Francia, y a la derecha, una tabla de madera, fabricada por el padre de Adolfo que era ebanista. Meco la reformó ligeramente haciéndole un paintail. La escasez de tablas en la España de entonces, donde el surf era un gran desconocido, hacía que muchas de las tablas fueran caseras.
Un grupo de jóvenes españoles se lanza en busca de olas: un deporte entonces recién llegado al que todos llamaban Surf. «¿Llamado qué?» -volvió a preguntar un señor mayor que paseaba por la orilla de otro tiempo y que no se había enterado de nada.
Son las anécdotas de la microhistoria las que alegran los recuerdos de los grupos de amigos, amigos que salen en busca de aventuras, aventuras que ocurren por sí solas… qué te voy a contar…
A continuación se esboza una anécdota. Sola una. Ocurrió en 1970, en el norte de España. Imágenes de acción. Le pasó a los miembros del Centro de Investigaciones Submarinas, uno de los tres clubes de surf que tenía Santander entonces, cuando todavía este deporte era un gran desconocido en el país y los picos estaban desiertos.
Atrapados en la ría de Loredo, al final de Somo. 1970.
Dándolo todo.
Métele que no sale.
All right, baby!!!
Ahora sí, a las Quebrantas!!!
Meco con su tabla. Esa tabla la hizo un sudafricano que apareció por Santander.
Dónde: Ría de Loredo (al final de Somo).
Cuándo: 1970
Quiénes: Jose Antonio Bolado (con gafas), Adolfo Gomez (el conductor), Juan Giribet (con rebeca negra y camiseta naranja), y Meco, con la tabla verde.
Observaciones: Ese Mehari mítico y una misteriosa tabla Verde (*)
(*) «La tabla verde la hizo un sudafricano llamado Barber, que apareció por Santander un buen día. Las tablas las hacía sin listón central, le daba la forma al poliuretano, la colocaba entre dos sillas y un peso encima para darle curvatura. Luego le daba la fibra, catalizaba, quitaba el peso y… así era como le daba forma a la curva», –nos confirma Meco.
Ignacio Arana, cónsul español en Hawái entre 1911-1914, es considerado un precursor del surf en Europa, por tratarse de la primera referencia conocida, que trajo dos tablas de surf a Europa (Vitoria), y junto a ellas un ejemplar del libro de surf más antiguo del mundo, publicado en Honolulú en 1910, y que ha pervivido generación tras generación en su residencia familiar alavesa, ahora pieza de museo.
Hasta la fecha no conocíamos su rostro, y tras un largo camino de búsqueda en los dos continentes, el colaborador Michael Muñoz (californiano descendiente de los primeros españoles que fueron a trabajar a Hawái en 1907) ha hallado en un archivo hawaiano la única foto que por el momento se tiene constancia de Ignacio Arana. Ya en el informe Arana, sobre el Primer Surfer Europeo, publicado hace dos años aquí en Olo Surf History, hacíamos notar la dificultad para hallar una foto suya.
Por fin, podemos conocer el rostro de un diplomático que defendió ante las autoridades de EEUU, a los más de 8.000 conciudadanos, de las malas condiciones de trabajo, casi esclavistas, que suponía el trabajo en las plantaciones de caña de azúcar. He aquí el rostro, más de 100 años después, de un pionero sin saber que lo era.
*(One correction before starting: There have been founded «new and older» references, even from the 19th century).
The following references are (were) the first known attempts on surfing in Europe History is alive, and probably very soon we will find out more hidden moments of surfing genesis in the past (as it has happened). The first historical reference related to surfing in Europe belongs to Ignacio de Arana (1880-1918), Spanish consul in Hawaii (1911-1914), who brought the first two surfboards to Europe (to Vitoria, Spain), although for now there is no evidence that he was able to use them in Europe. He also brought to Spain in 1914 the first edited surfing book in history, The Surf Riders of Hawaii, which survived generation by generation in the family library of Vitoria up until the present day. Later on (in the 40s), the first discovered visual surfing reference in Spain from a surfer is from José Luis Elejoste.
In the 1920s, in England, it was quite usual to see people in the summer using small planks in order to play (prone) with the white water (bellyboarding) at the beach, but this was not surfing. The first image of actual surfing (stand-up) in Britain is connected with a private film by Lewis Rosenberg from 1929. This movie was “discovered” for the surfing community in 2011. Rosenberg shaped a surfboard on his own from balsa wood, inspired by a documentary about Australia, where surfing images appeared. He travelled from London to Newquay to practice.
There is additional evidence of surfing in 1941 with a photo of Pip Staffieri standing-up on a surfboard. Staffieri also shaped a surfboard inspired from the 1929 edition of the Encyclopaedia Britannica (about Hawaii). These two activities were sporadic and without continuity. The first surfing clubs were established in two different places in the U.K. in the mid 1950s: in Newquay and on Jersey island.
Staffieri surfing in 1941
Staffieri in 1941
On the continent, the starting point (admitted by almost everyone) is the summer of 1956 in Biarritz, (France), when Peter Viertel (scriptwriter) introduced illegally from Spain one surfboard (brought from California to Pamplona by Dick Zanuck to the filming of the movie Sun also Rises). In Biarritz, Peter Viertel inspired a bunch of French beach boys, such as George Hennebutte, Joel de Rosnay, Michel Barland and Jack Rott. The first surfing club was founded three years later in 1959, and that very year was also founded the first surfboard mark in Europe, the prestigious Barland-Rott.
In Portugal we have found an isolated attempt at surfing in the 1940s by Nuno Fernandes in Figueira da Foz, where he built a surfboard based on a model from an American magazine. He used it, but he did not go on surfing. Pedro Martins de Lima is considered the pioneer of surfing in Portugal, having introduced surfing in 1959, in Estoril, when he brought a surfboard from Biarritz. He actually discovered surfing in the 1940s, on the Azores Islands, in an American magazine found on a U.S. Naval base. He practised bellyboarding for more than a decade, with a small wooden plank and fins, until 1959 when he bought that surfboard in France and become surfer until today.
In Spain, surfing began at almost the same time in several pioneer centres along the long Spanish coast, and without a knowledge of one other during the first months, even years, of the genesis of surfing in Spain. The first pioneer centres began in northern Spain (San Sebastian, Sopelana, Santander and Salinas) circa 1964, and in Southern Spain (Cadiz) circa 1964. Other centres begun some years later, as Zarautz (1967), Coruña (1967), Canary Islands (circa 1968); and the last relevant pioneer centre, Malaga, the first Mediterranean surfing centre of Spain, that began in 1970.
To cite the source: Esparza, Daniel (2016) Towards a Theory of Surfing Expansion: The Beginnings of Surfing in Spain as a Case Study . RICYDE. Revista internacional de ciencias del deporte [International Journal of Sport Science]. 44(12), 199-215. http://dx.doi.org/10.5232/ricyde2016.04408
More information in: Esparza, 2013, 2014; Gardinier, 2004; Mansfield, 2009; Molina-Torn, 2013; Nunes, Mendes and Jorge, 2015.
The origins of surfing is rooted in ancient Polynesia after a longue-durée process amongst the natives and a long-term relationship to the sea and the waves. It is believed that surfing, at least in its prone style, existed (at least) from the first millennium. The first reference to “stand-up” surfing dates back five hundred years, in a Hawaiian legend, which was recorded in the 19th century, since the ancient Hawaiian language had no writing (before the 19th century). At present, the oldest preserved surfboard dates back to the 18th century, and is now in the Bishop museum of Honolulu.
Although the Spaniards were the first navigators to cross the Pacific Ocean, and thus the heart of Polynesia during the 16th century and the beginning of the 17th century, there are no accounts about surfing in any of the surviving diaries[1]. The first surviving reference to surfing belongs to the first of James Cook’s voyage. Joseph Banks (2006, 92-3), in 1769, was the first to write in his diary about that “estrange diversion” of the natives of Tahiti. Although he mentioned canoes, it is apparent that they were in fact surfboards. Another recorded reference (up to the present) comes from James King (1789, 145-7), in 1779, during the third expedition of Cook, when they discovered the Sandwich Islands (the Hawaiian Islands).
At a later point, in the last quarter of the 18th century (Morrison, 1935), and the first half of the 19th century (Ellis, 1823 and 1832), additional travelers wrote about surfing in their voyages to the Pacific. Thanks to their accounts, it is possible to reconstruct the geographical area in which surfing (prone, drop knee or stand up) was practiced when Europeans first arrived in Polynesia (Society Islands, Marquesas, Rapa Nui, Cook Islands, Hawaii, Tahiti and New Zealand). It was in Hawaii, however, where the surfing technique and the surfboard technology reached the highest level.
In other parts of the Pacific (outside Polynesia), such as northern Peru, there is evidence of playful activity on the waves, although they surfed sitting in one-person boats for fishing, which in Peru is called: caballitos de totora. This activity dates back to the Mochica culture during the first millennium. The first written reference in history to this activity is from José Acosta (1792, 150), when he witnessed one of these fishermen scenes in Callao, in the 16th century.
Additional references to this ancient activity are recorded in certain huacos (a human pottery artifact characteristic of the Mochica culture) dating from the first millennium, where fishermen sitting in their caballitos de totora, presumably pushed by a wave, are represented. The surfing of today in Peru is not a result of the evolution of this old activity, but the influence of surfing in Hawaii.
There are also prone surfing accounts from European travellers in Western Africa in the Nineteenth century (Alexander, 1837, 192). The first graphic representation in history of a surfer on a surfboard is by John Webber, the official artist for James Cook’s third voyage of discovery around the Pacific (1776-80), when he painted a general view of Kealakekua Bay, in 1779, on Hawaii Island. Numerous canoes, swimmers and one native paddling on his surfboard surround the Discovery and Resolution, the two vessels of the voyage.
Daniel Esparza (Olo Surf History), Palacky University in Olomouc
To cite the source: Esparza, Daniel (2016) Towards a Theory of Surfing Expansion: The Beginnings of Surfing in Spain as a Case Study . RICYDE. Revista internacional de ciencias del deporte [International Journal of Sport Science]. 44(12), 199-215. http://dx.doi.org/10.5232/ricyde2016.04408
“The first discovered visual surfing reference in Spain from a surfer is from José Luis Elejoste, who at the cinema Actualidades in Bilbao watched in the 1940s a documentary about Polynesia where images of surfing appeared. He consequently read in an issue of Reader’s Digest in 1944 that there were two surfing clubs in California and Hawaii. He wrote them a letter in order to obtain a surfboard (how to buy it, transport it and pay for it), but he did not receive any answer. He practised bellyboarding over a 20 years period and even made dozens of little planks for other people. He finally bought his first surfboard in Biarritz (France), in 1965, and took it to in Vizcaya, where he inspired others to surf, like Juan Carlos Pradera, Estanis Escauriaza, Raúl Dourdil, Chema Elexpuru, Goyo Ituregui or Jon Susaeta, who years later became relevant surfers at the Spanish competition” (Esparza, 2016: 204).
In: Esparza, D. (2016). Towards a Theory of Surfing Expansion: The Beginnings of Surfing in Spain as a Case Study . RICYDE. Revista internacional de ciencias del deporte [International Journal of Sport Science]. 44(12), 199-215. http://dx.doi.org/10.5232/ricyde2016.04408
More information in: «La Historia del Surf en España» [The History of Surfing in Spain], a book reviewed by The International Journal of the History of the Sport.
La primera referencia visual al surfing en España, que se conoce a través de un surfista, se corresponde a José Luis Elejoste, que en el cine Actualidades de Bilbao, en el primer lustro de los años 40, vio un documental sobre la Polinesia donde aparecieron imágenes de surf. Poco después, en la revista Reader’s Digest, hacia 1944, vio que existían dos clubes de surf en California y Hawái, y les escribió para comprarles una tabla una surf, pero no recibió respuesta. Quién sabe si el barco donde iba aquella carta (de ida o de vuelta) no fue bombardeada por un submarino en la Segunda Guerra Mundial.
Elejoste a la derecha con su amigo Pradera, en 2010 aproximadamente. Foto: Amezaga
Elejoste a la izquierda, con Pradera en los años 60.
De olas y tablillas
Tras un intento de fabricarse un artefacto parecido a una de tabla de surf del que no consiguió ponerse de pie, practicó durante 20 años el planking, haciéndose él mismo las tablillas, e incluso fabricando algunas decenas para otros, conviertiéndose por tanto, en un promotor de la actividad en las playas vizcainas del momento. En 1959 viajó hasta Biarritz, donde el surf ya llevaba tres años, y conoció a Carlos Dogny sin saber quién era (pionero del surf en Perú, y fundador del club Waikiki de Biarritz), junto a otros pioneros franceses como Barland, a quienes vio en el agua y donde llegó a probar una tabla, pero finalmente decidió no comprar una, porque “en Vizcaya estaría solo”, pensó. Fue finalmente en el verano de 1965 cuando volvió a viajar hasta allí, compró una y se la llevó hasta Vizcaya, donde se inició la actividad conocida del surf (Willy Uribe lo entrevistó en 1990 para la revista Marejada Surf).
Inspiró a una generación campeona (Dourdil, Escauriaza, Susaeta, Iturregui, Elexpuru)
Desde ese momento, inspiró a otros surfistas como Juan Carlos Pradera (que a su vez inspiró a otros como Nito Biescas Vignau en Zarautz en 1966), y entre 1966-69, inspiró a otros vizcainos (directa o indirectamente) como Estanis Escauriaza, Raúl Dourdil, Jon Susaeta, Goyo Iturregui o Chema Elexpuru, que se convertirían en los 70 en grandes surfistas, ganadores de campeonatos locales o clasificatorios para el de España; y en el caso de Dourdil, llegando a convertirse en campeón de España absoluto en 1974. Esta generación a su vez inspiró a una tercera hornada en los 70, donde se encontraría Asís Fernández, campeón de España en 1979 (con 19 años), y conocido más adelante por convertirse en surfista de olas grandes.
Tan solo sirva este breve reportaje como homenaje y reconocimiento a José Luis Elejoste, precursor del arte de montar las olas en España, y pionero del surf en Vizcaya. Y también a todos aquellos que lo conocieron, y saltaron al agua en busca de esa ola del surf que desde entonces no ha parado de crecer. Puede encontrar más información sobre los orígenes del surf en EEUU, Australia, Europa y España, en Historia del Surf en España: De Magallanes a los años 80.
Estimados Amigos de la Historia del Surf: Como ya ha adelantado en primicia Hemisferio Surf Radio, ahora que llega el verano, ha acabado el curso, y sobre todo, tengo vacaciones y tiempo libre, quisiera sacar a la luz a lo largo del mes de julio, algunos mini-reportajes y artículos breves de gran relevancia histórica, originales y elaborados plenamente por Olo Surf History (en castellano e inglés), que espero gusten y lleguen lejos, para que ni el ruido desconcertante del presente, ni las grandes hazañas del futuro, hagan empalidecer el pasado.
No hace falta recordar, que en las obras La Historia el Surf en España, y Málaga Surf: Historia del Surf y del Bodyboard, se puede acceder a un conocimiento pleno, en conjunto y en perspectiva histórica, de los orígenes del surf en el Pacífico, su expansión, su llegada a España (Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo), los primeros surfistas, los primeros clubes, los primeros campeonatos, la influencia de los extranjeros, y mucha más información y documentación. El verano ha llegado y Vacaciones Santillana es Olo Surf History, la única web en español dedicada exclusivamente a la historia del surf.
Aloha summer. ¡Nos vemos en el pico de la historia!
Los mosquitos. Pepe Almoguera (pionero del surf en Málaga) me habló de ellos en 2008, durante la primera entrevista que tuvimos camino de la Historia del Surf en España y hacia el libro Málaga Surf. Los mosquitos no eran insectos, sino embarcaciones de recreo rudimentarias (antes de los hidropedales) que se alquilaban para darse un paseo por el mar (en los años 50 y 60). Se podía ir sentado o de rodillas, ayudándose de un remo (véase la foto a la derecha el primer hombre en la orilla, porta uno). En aquella primera entrevista, Pepe me dibujó un mosquito para que me hiciera una idea de aquellos artefactos ya desaparecidos (y no me quedó muy claro), pero ahora, hurgando sin buscar, he hallado esta foto histórica, y ahí están, los mosquitos. No estaban pensados para coger olas, pero en los días que las había, uno se podía deslizar, sentir el goce y el impulso de la naturaleza. Antes de que Pepe «inventara» el surf en Málaga, además de las piraguas o el planking, a más de uno le «picaron» los mosquitos.
Pepe Almoguera was not probably the first person who surfed in the Spanish Mediterranean Sea, but he was the first local who developed surfing in this western area of the Mediterranean sea. That means the pioneer. He started in 1970 at the age of 16. He lived in the fishing neighbourhood of Pedregalejo, Málaga, right next to the sea, so was consequently familiar with various sea sports. Surfing, however, was still unknown to him, until he discovered it after watching an American film in cinema Albeniz, where he saw certain images of people surfing in California. The important thing is that after the film, he wanted to immediately try surfing and asked about it in all the sport shops of Malaga. No one, however, knew about a surfboard, a surf what? He consequently had no other choice but to design a surfboard by himself, with the help of others in the Nereo shipyard, near his house where his father, Julián, worked as carpenter. He surfed alone with his rustic surfboard, even in winter, for more than a year, until he inspired other people to surf like Javier Gabernet, the brothers Antonio and Paco Gutiérrez-Espejo, Rafael García, Carlos Sauco, Francisco Soria, Joaquín Fernández, and the sister of Pepe Almoguera, Pepa. All of them founded, in 1974, the first surfing club of the Spanish Mediterranean, the Malaga Surfing Club. Pepe Almoguera was the president. Among other things, Almoguera is considered the first known shaper (Acacias surfboards) in the Spanish Mediterranean, and he was the first surfer from the Mediterranean who participated in the Spanish championships. Charismatic, visionary, humble and beloved by all, he unfortunately passed away in Málaga at the age of 60, the 7th of April, 2014.
Era solo cuestión de tiempo que el surf como fenómeno cultural de la sociedad del presente, acabara llegando a las aulas de la enseñanza secundaria. Ayer en el I.E.S Dunas de las Chapas, en Marbella, en la asignatura de Educación Fïsica para 3º de la E.S.O, el profesor Ignacio Garrido impartió una lección teórica sobre la historia del surf en general y sobre la historia local en particular, inspirado en la obra de Daniel Esparza, «Málaga Surf«, donde se estudian los orígenes y evolución del surf y del bodyboard en dicha provincia, en conexión con otras españolas. En la foto puede verse en el inicio de la clase, la imagen de Pepe de Almoguera (1953-2014), pionero del surf en Málaga. Esta lección forma parte de un módulo sobre surf, que incluye también clases prácticas que se llevarán a cabo en El Palmar de Vejer (Cádiz), la meca del surf en Andalucía. Se trata de una gran iniciativa que ni profesor ni estudiantes olvidarán jamás (bueno, ya nos contarán).
El jueves 14 de enero de 2016, en la Universidad EADE de Málaga, se vivieron momentos inolvidables de surf entre ponente, estudiantes, profesores, periodistas, pioneros, surfistas y bugueros destacados de diferentes épocas. La charla se convirtió en un viaje fascinante al tiempo legendario de los comienzos y cómo evolucionó el surf en Málaga hasta el tiempo presente. Como se destaca en las investigaciones más señeras del momento, los libros: La Historia del Surf en España, y La Historia del Surf en Málaga, fue la capital de la costa del sol (el barrio marinero de Pedregalejo) la pionera del Mediterráneo. El encuentro vivió momentos fascinantes, divertidos y didácticos que muchos de los asistentes no olvidarán en mucho tiempo. El encuentro continuó informalmente en una terraza de la playa de Pedregalejo, frente al lugar donde todo empezó.
Este jueves 14 de enero a las 17:30, Daniel Esparza, profesor de la Universidad de Olomouc y autor de los libros «La Historia del surf en España» y «La Historia del surf en Málaga», ofrecerá una charla-conferencia sobre los comienzos y evolución del surf en España y Málaga.
Lugar: Universidad EADE, Pedregalejo Alto, junto al León XIII, calle Fernández Shaw 88, Málaga.
A ti, que no dejas de caer yo te dedico mi tiempo, camino incierto de espuma y aliento, caes y caes, y cayendo acribillas al viento, sediento de prósperas artimañas, lanzas tu telaraña, pero solo salpicas al agua: la vida, ya lo sé, esa canalla esperanza; pero tú no, no te dejes engañar por esta inútil balanza, tú sigue cayendo libre, que con mis ojos yo te mantengo, hasta que te suelto, te revuelves en la espuma, pasión que te domina; te estrellas porque vuelas, eres libre porque te lanzas, y tú y ella, unidos por la fina cuerda de mi estrella, os separáis bajo el agua, pero solo un momento, la retomas in crescendo, vuelves remando al pico, y allí esperando me miras, para ver de cerca mi caída.
Olo Surf History presenta los dos únicos libros académicos publicados hasta la fecha en toda Europa sobre la historia del surf. La primera edición de la Historia del Surf en España y de la Historia del Surf en Málaga, publicadas por la Universidad de Olomouc, se agotaron enseguida. Ahora, la segunda edición ha sido publicada por Olo Surf History a través de Amazon, para que pueda llegar a todos los lectores de cualquier parte del mundo. Está alcanzando gran reconocimiento por el trabajo inmenso allí recogido, habiendo sido reseñados muy positivamente en blogs, revistas deportivas, culturales y de ocio, pero sobre todo en revistas científicas, entre ellas la más prestigiosa en el ámbito de la historia del deporte: The International Journal of History of the Sport.
Como curiosidad de la intrahistoria del cine, el libro la Historia del Surf en España sirvió de base para construir el guión del documental la Primera Ola. Son libros únicos que no solo recogen la historia del surf en España y Málaga, sino que hacen un recorrido previo desde los orígenes del surf en la Polinesia hasta llegar a España (pasando por EEUU, Perú, Australia, Reino Unido, Portugal y Francia).
Con respecto al libro de Málaga, se trata de un caso excepcional, núcleo pionero del Mediterráneo, que sorprenderá a muchos por su alto valor para la historia social, y por ser un caso engarzado en las sinergias de la España del final del franquismo, la guerra fría, y la transición democrática. En definitiva: dos libros recomendados para un viaje extraordinario al tiempo de los comienzos.
Si eres lector nuestro y te han gustado los libros, recomiéndalos para que otros los conozcan. No solo se vive de videos, imágenes y música. Leer nos hace crecer (y creer). Hable de nosotros. Gracias.
Olo Surf History es líder en investigaciones sobre la historia del surf. Ha realizado y sigue realizando investigaciones científico-académicas pioneras en este campo. Son cada vez más el número de trabajos académicos, y sobre todo periodísticos o de divulgación (prensa nacional y local, radios, programas de televisión y documentales) que usan información de nuestras investigaciones propias, para dar forma a sus trabajos. Desafortunadamente, en algunos de esos trabajos (listillos de turno y campanilleros del corta-pega) hemos detectado varios casos de fraude o plagio (total o parcial), donde no citan las fuentes de contenidos exclusivos de Olo Surf History u obras asociadas a sus investigadores. No solo es de agradecidos citar las fuentes, sino que es obligatorio para hacer cumplir los códigos deontológicos profesionales de los informadores. Muchas gracias a todos los que citáis y reconocéis el trabajo de Olo Surf History y La Historia del Surf en España.
Si haces surf y todavía no conoces a Roberto Flores es que llevas demasiado tiempo en otro hemisferio. Roberto Flores es la voz que nos acompaña desde hace años en Hemisferio Surf, programa exclusivo sobre el arte de montar las olas, actualidad, historia y entrevistas a los más variados personajes del surf, bodyboard y paddle surf en España y más allá. Su dedicación al programa, la organización, documentación previa y su estilo propio de comunicar y tratar a los entrevistados lo convierte en un profesional de prestigio del que el mundo de la radio y del surf están muy orgullosos y agradecidos por tenerlo cada jueves en antena. Cuenta con más de 300 programas y eso lo convierte en más que espartano. Todos conocemos su voz, pero él no es solo un registro, ¿qué sabemos de Roberto Flores? ¿Cómo fueron sus comienzos en las olas? ¿Qué extraña fuerza le llevó a la radio? ¿Qué papel desempeña en la organización del surf nacional? Para conocerlo un poco más, Olo Surf History ha charlado con él.
Hola Roberto, has entrevistado a muchísima gente, entre ellos a mí. Ahora es tiempo de que conozcamos al Roberto que hay detrás de los micrófonos. Para ello qué mejor que principiar por el principio. Va la primera pregunta. ¿Recuerdas la primera vez que viste el surf? Es difícil de decir, de enano recuerdo el uso de los planking, los de “Godofredo” en el Sardinero en Santander. Con ellos se cogían las olas tumbado y se usaban también como lo que hoy se conoce como Skimboards. Yo iba mucho a la playa, allí mi padre jugaba al fútbol y a las palas, y yo seguía sus pasos. Me encantaba la playa y jugar con las olas.
¿Cuándo y dónde comenzaste a hacer surf? Mi primer contacto con el surf fue a principios de los 80 yendo a Somo en la lancha desde Santander, allí me encontré a un compañero de clase que llevaba una tabla (El Gusanona), le acompañé, se la pedí, y a la vuelta se la compré (5.000 pesetas, una fortuna para mí). Esa fue mi primera tabla. Luego vinieron otras tablas, y muchos amigos. No me puedo quejar.
Llegaste, viste, venciste. Eso sí que es ir rápido con el surf. ¿Quiénes te ayudaron en los comienzos? Fue un enganche absoluto. ¿Ayudas? Ninguna, era yo solo ante la incomprensión de casi todos. Mi padre me decía si había olas en el Sardinero, él era de los fijos que jugaba a las palas a diario todo el año. Yo era el loco que salía de casa amaneciendo con la tabla debajo del brazo en invierno hacia el Sardinero y luego en baja a Bikinis. Mi madre lo llevaba fatal.
En directo los jueves.
Tu madre llevaba fatal lo del surf. Esto le ha pasado a muchos surfistas y bodyboarders, problemas en casa. ¿Cómo fue tu caso? Recuerdo que cuando regresé a casa, la tabla casi no entraba por la escalera, era un sigle bastante grande. Mi madre alucinó en colores. Con el tiempo alucinó más cuando monté en casa un “taller” de reparación de tablas. No duró mucho, era el olor y el polvo de resina, o yo (risas). Pero fueron unos meses muy productivos. Llegué a tener entre mi habitación y el pasillo unas 15 tablas esperando a ser reparadas. Hice buena caja, no se me daba mal.
¿Quiénes eran los ídolos locales en tus comienzos? Con el tiempo veías a la gente que surfeaba, y te fijabas cómo hacían las maniobras y eso. Para mí, si tuviera que elegir, me quedaría con Carlos Calzada, de él me fijé en cómo hacer bien la cuchara, un paso fundamental para todo surfer. También surfeé con Zalo Campa y Meco en Xpeedin´Surf Club y les escuchaba con mucha atención sus historias. Zalo me enseñó a hacer arreglos, etc. Me encantaba ver surfear también al desaparecido Chusmari, puro estilazo.
Y la competición… ¿competiste en tus tiempos mozos? ¿Formaste parte de algún club? Formé parte del Xpeedin´Surf Club fundado por Zalo Campa y Laura Revuelta. Era fantástico, organizábamos campeonatos de varios días en lo que queda del “hoyo” en la curva de Somo, íbamos a otros, principalmente Bakio y Mundaka, hacíamos fiesta social. Se compraban revistas (Surfer Magazine, Surfing Magazine) y videos VHS que se podían llevar a casa, Zalo te hacía una copia, los originales nunca salían de la tienda. Las revistas se encuadernaban en tomos, tengo algunos todavía en casa a buen recaudo.
¿Qué tiendas de surf frecuentabas en los 80? Estaba claro, Xpeedin´ Surf Shop en Somo, no salíamos de allí. Y Surf 33 en Santander, con el gran Carlos Beraza, que más puedo decir.
¿Cómo te fuiste metiendo en el mundo organizativo del surf? A la par que trabajaba en el taller original de Full & Cas, haciendo arreglos, poniendo quillas y finalmente laminando, fui secretario de la Federación Cántabra de Surf durante unos cuantos años, no había local, mi habitación era la oficina, ahí tenía una línea de teléfono y el fax, también fui juez y unos años también jefe de jueces, una época muy intensa, pero que muy intensa. Ahora con la Federación Española de Surf tengo muy buena relación, formo parte de un gran equipo de comunicación. Quisiera aprovechar y agradecer el apoyo recibido por su presidente Carlos García, sin duda alguien que ha confiado en mí y en el proyecto de radio surf, como es Hemisferio Surf Radio.
Hablando de Hemisferio Surf. Hay que felicitarte por el gran programa que llevas adelante cada jueves, con tanta pasión y arte. Se nota que detrás de cada programa hay un trabajo enorme de planificación minuciosa. ¿Qué te llevó a crear Hemisferio Surf? La radio siempre ha sido un medio que me ha fascinado. De pequeño me regalaron un transistor que cada noche ponía debajo de la almohada y escuchaba lo que hubiera. Recuerdo a José María García hablando de deporte y la famosa “noche de los transistores”, durante el intento de golpe de estado de Tejero en 1981, yo flipando con lo que escuchaba. Cuando me surgió la posibilidad de hacer un programa sobre surf no lo dudé un instante. Todo empezó en una radio local, (Radio Piélagos) su director, Fran Díaz me lo propuso. Yo ya en aquella época ya estaba al frente de la web www.surfcantabria.com y me iba el tema de informar y comunicar. Tras el cierre de la emisora la alternativa era dejarlo morir o seguir online, e internet fue la mejor salida… y ahí seguimos.
Y sigues y seguís muy bien. ¿Cómo llevas la práctica del surf? ¿Te metes con frecuencia? En 1996 tras una intervención quirúrgica bastante delicada en las cervicales quedé físicamente bastante mal. Fueron unos meses muy duros, sesiones de rehabilitación diaria, medicaciones agresivas. Eso de que no volvería a andar con normalidad no estaba en mis planes, pero lo superé (en el hospital me apodaron el “chico milagro”). Desde aquí quiero dar las gracias a todos lo que me apoyaron de verdad: Julio Zaballa, Chus Fiochi y Borja Echeverría. No lo olvidaré jamás. Todavía en mi retina la primera ola en el Sardinero tras aquello, junto a Julius. Me emociona recordarlo. Tras superarlo (con alguna secuelilla) intento meterme en el agua lo que puedo, el trabajo, la familia… pues no te permiten entrar todo lo que quisieras, la marea no perdona en el Cantábrico. “Time & Tide is everything”. También es un estado mental, si lo dejas luego cuesta ponerte el chip de volver al agua. No deja de ser una rutina, pero el mar nunca lo dejo de ver cada día (la suerte de vivir cerca de él), además estoy en el ajo, si cuadra un bañito, pues cae.
El “chico milagro”. No solo volviste a caminar, sino que ayudas a otros a hacerlo (en la tierra o en el agua) a través de tu programa de radio. Roberto, para terminar una pregunta filosófica de esas que es mejor no preguntar en un botellón. ¿Hasta qué punto crees que el surf ya no es lo que era y nunca podrá volver a serlo? No soy de los que añora el pasado, vivir el presente es mucho más emocionante. Ahora mis hijos pequeños son los que me dan la alegría de verles en el agua surfeando y pasándoselo en grande, que te pidan ir a surfear no tiene precio.
En la anterior entrada se expuso la clasificación final del Primer Circuito de la Historia del Bodyboard en Andalucía (1991-92). En ésta, se publica dentro del Segundo Circuito Andaluz de Bodyboard (1992-1993), el campeonato celebrado en Málaga capital en diciembre de 1992 (más o menos frente al sanatorio San Antonio), que fue la primera de las tres pruebas del circuito. Olo Surf History saca la lista oficial de los resultados. Si ves a alguien conocido, pásaselo, seguro que le hace ilusión verse en la Historia.
Lista original de los primeros participantes y campeones de Andalucía de bodyboard 1991-92. Primer circuito de Bodyboard de la historia de Andalucía. Gonzalo de Castro, Alejandro Jurado y Elias Benabú, coparon el podio. Muchos otros deportistas participaron en aquel circuito. Próximamente saldrán clasificaciones de otros años, otras categorías. Mucha más información sobre historia del surf en los libros: Málaga Surf: Historia del Surf y del Bodyboard; e Historia del surf en España.
Tras años de investigación, nuestro colega australiano el profesor Gary Osmond desmonta el mito de que Duke Kahanamoku (padre del surf moderno y campeón olímpico en natación) introdujo el surf en Australia. Hasta hace bien poco todos creíamos (incluido el que aquí suscribe) la narración histórica de que Duke llegó a Australia en las navidades de 1914 para dar exhibiciones de natación invitado por la New South Wales Swimming Association, y que aprovechando su estancia en Australia, dio varias exhibiciones de surf en Sidney. Hasta aquí todo correcto. El problema viene con la interpretación que se había dado de aquel acontecimiento, el de que Duke “introdujo” el surf en Australia, donde nadie lo practicaba, y además se extendió la creencia de que él fabricó allí mismo su tabla de surf con la que dio sus exhibiciones.
Según Gary Osmond —cuya investigación se ha basado en el estudio de la prensa local australiana de principios de siglo, y el estudio del testimonio de testigos a través de fuentes secundarias— esta narración mitológica de la historia que ha triunfado hasta hace bien poco, se debe al reflujo que ejerció la obra de la historiadora C. Bede Maxwell (Surf: Australians against the surf, de 1949), donde guiada por un halo de romanticismo y el destello de la gran figura del deporte Duke Kahanamoku, ésta dio todo el mérito al hawaiano, y eclipsó toda la historia del surf previa existente en Australia. Por una parte, se confirma que Duke no hizo aquella tabla (algo que él nunca ocultó). Aquella tabla la hizo durante la visita de Duke, el surfista local Tommy Walker, que años antes, en 1909, ya había traído una tabla desde Honolulu, con la que comenzó a hacer surf. A Walker se le considera hoy el verdadero pionero del surf en Sidney (y podría serlo de toda Australia).
Además de Walker, entre 1909 y 1914 hay constancia en la prensa local de la existencia de tablas de surf y de otros surfistas en la misma localidad. En enero de 1911, Percy Hunter, jefe de la Oficina de Turismo Australiano anunciaba la existencia de varias tablas de surf en Manly (Sidney), importadas desde Honolulu, una de ellas traídas por Charles Paterson, presidente de la Asociación de Salvamento de Australia (Surf Life Saving Association of Australia). Esto hizo que la mayoría de aquellos primeros surfistas pertenecieran al equipo de salvamento en la playa, entre ellos: Isma Amor, Albert Barry, Basil Kirke, Steve McKelvey, Fred Notting, Jack Reynolds, Norman Roberts, Busty Walker o Geoff Wyld.
Conclusiones: Duke no fabricó aquella tabla con la que dio sus exhibiciones, y no introdujo el surf en Australia porque ya existía. Lo que sí hizo Kahanamoku y esto sigue siendo muy destacado y relevante fue popularizar el surf hasta el punto de que gracias a él muchísimos jóvenes dieron el salto al surf, otros se pusieron a hacer tablas (con las enseñanzas de Duke), y las propias autoridades locales giraron a posiciones más permisivas con el baño en el playa, pues hasta entonces estaba restringido por la peligrosidad de las olas y las bestias marinas. La llegada de Duke y todo el halo carismático y popular que él portaba, aceleró la expansión del surf por toda la costa este australiana. Duke no introdujo el surf en Australia, pero lo hizo popular en aquel país.
Olo Surf History realiza investigaciones propias y además divulga resultados de otras investigaciones que aporten nueva luz a la historia del surf. Estos que aquí se han presentado se hallan en el número 42 de la revista científica Australian Historical Studies (pp. 260-276).
La riqueza de un territorio no es solo aquello material que se pueda medir a través de un precio o una estadística, sino también aquello intangible, como la grandeza de las historias que allí acontecieron. Desgraciadamente, la mayoría de éstas van quedando en el olvido, apagándose cada vez más por el ruido vertiginoso de la actualidad diaria, casi siempre virtual y negativa —al menos como lo muestran los medios de comunicación— atrapados en la trampa de la mercadotecnia, la demoledora lógica de que aquello que no se pueda explicar en 20 segundos no sirve de nada.
Las buenas historias, sobre todo si son verdaderas, son necesarias porque despiertan y conmueven el alma de quienes las escuchan, y el mundo (el de las cosas bellas) se construye a través de estas energías inspiradoras. Ésta que aquí se narra (un libro entero ha hecho falta) no va de reyes, presidentes, generales, soldados valerosos, ni campeones del mundo —nada de eso— esta es una historia surgida desde abajo, desde la propia entraña de la sociedad, la que hace la gente en el día a día, sin promoción, ni televisión, ni marketing, ni marcas mediante.
Esta historia que se cuenta en este libro, y que ha estado en la oscuridad durante décadas, es ahora patrimonio de la provincia de Málaga y del reino de las olas que no tiene fronteras, pero es sobre todo patrimonio de aquellos que necesitan creer que el mundo se construye de sueños y esperanzas, y no solo para enriquecerse uno mismo (si por enriquecerse se entiende únicamente “la pela”), sino para compartir con los demás aquello que uno tiene, lo que se ha aprendido, los valores más grandes que se puede adquirir en esta vida: generosidad y conocimiento.
Esta historia es necesaria que sea recordada y transmitida generación tras generación: la vida de Almoguera y unos pocos jóvenes de una época remota que decidieron caminar sobre las aguas, a contracorriente en una sociedad conservadora. Y esta sociedad de ahora necesita de más Almogueras, Gabernetes y Rafaeles, y no porque no los haya, sino porque no los reconoce. Y no los reconoce porque está desorientada en una marea de incertidumbre, de relojes de oro cuyo brillo no solo es imposible que traiga felicidad, sino que ha traído penuria y desesperación. Esta sociedad donde vivimos, necesita creer que es construida por todos, y no tan solo desde un despacho. Necesita creer que los brillos no nacen de los objetos, sino que parten de la luz que nosotros les proyectamos.
Las hazañas de Pepe Almoguera y de aquellos jóvenes, como la de tantos otros a los que nadie ha escuchado nunca, menos aún ahora, son la sabia de nuestro futuro, la esperanza de la esperanza misma. Aquellas hazañas, aquel espíritu de libertad y olas, debe permanecer en la memoria de los que nos continúen, y que aquellos paseantes de tiempos venideros que crucen el paseo marítimo de Pedregalejo y lleguen a la altura de donde estuvo la casa de Pepe, se recreen en el legado de una esperanza —luz viva y brillante— el monumento al arte de montar las olas que debería erigirse cuanto antes allí mismo, y en cuya base tal vez se diga, sin importar que suene utópico y romántico:
“Aquí, en esta playa, gracias a Pepe Almoguera, dio comienzo el surf en el Mediterráneo español. Ocurrió en 1970. El espíritu de aquellas olas que luego otros continuaron siguen rompiendo libres, abriendo caminos de agua y esperanza a aquellos que nunca han dejado de soñar con un mundo (digamos, tal vez) mejor para los demás”.
Los Servicios de Inteligencia de Olo Surf History han hallado cerca del Kremlin este documento que ayuda a reconstruir la historia del boom en España y Andalucía. Si conoces a alguien de esta lista de campeones, pásasela, seguro que alegrará no solo a quien aparezca sino a amigos y familiares. He aquí un documento histórico de la historia del deporte.
ESTE DOCUMENTO Y MUCHOS MÁS EN EL LIBRO MÁLAGA SURF. MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA EXPANSIÓN DEL SURF, LA LLEGADA A ESPAÑA, LOS COMIENZOS, CONSOLIDACIÓN Y BOOM, EN EL NIVEL NACIONAL Y LOCAL, EN ESTOS DOS LIBROS DE HISTORIA DEL SURF:
He aquí un documento histórico rescatado por Olo Surf History perteneciente al primer Circuito Andaluz de Surf de la historia (1991-92). Las pruebas se disputaron en Málaga, Yerbabuena y El Palmar. En aquel circuito hubo al menos un centenar de participantes que consiguieron puntuar de diferentes provincias (Cádiz, Málaga, Sevilla, Huelva, Granada). Si conoces a alguien que salga aquí, pásalo, seguro que le hace ilusión verse en la historia del surf. En el documento se pueden ver a grandes personajes del surf de los 90 en Andalucía, algunos que tristemente nos dejaron antes de tiempo. Esto es un homenaje a ellos especialmente, y a todo el mundo del surf andaluz de aquellos años. Por si hay alguien que le interese el tema y quiera profundizar en la historia, hay más documentos, fotos e información en el libro Málaga Surf: Historia del Surf y del Bodyboard.
Vueling retrata la historia del surf en Málaga en su revista de a bordo Ling. Frank Dreyer, pasajero de Vueling y amigo de Olo Surf History, nos informa que recientemente en un viaje Hannover-Barcelona, se encontró con esta grata reseña (español/inglés) sobre el Libro#MálagaSurfeditado por OLO. Señoras y señores, no todos los días la historia del surf vuela tan alto. Así que si por casualidad viaja en el mes de septiembre con esta compañía, no dude en llevarse la revista, y si me pueden guardar un ejemplar de recuerdo, se lo agradezco. Gracias.
Por este lugar idílico del mundo subtropical malagueño pasaron en los 70 numerosos surfistas extranjeros que o camino o de vuelta de Marruecos (paraíso del surf en los 70), pararon en Málaga para descansar. Aquellos viajeros de las olas llamaban la atención a primera vista por llevar esas enormes tablas en las bacas. El camping de los Baños del Carmen acabó por convertirse en los 70 en un espacio de encuentro e intercambio entre aquellos viajeros y los primeros surfistas malagueños, que hacían guardia en las inmediaciones, para cuando nada más llegasen abordarlos con pasión. A veces los extranjeros se asustaban porque creían que venían a robarles. Nada de eso. Tablas, neoprenos, parafina, revistas, camisetas de marca, bañadores, lo que fuera, se lo compraban a éstos de segunda mano. Y sobre todo les pedían información de cómo era el surf más allá de Málaga. Ante la total ausencia de tiendas de surf, ¿de tiendas de qué?, en la Málaga (y en la España) de los 70, este lugar se convirtió en el supermercado del surf malagueño en aquella década, y una de las razones de por qué el surf en Málaga (y concretamente en Pedregalejo) a pesar de la escasez de recursos de materiales surf, se pudo consolidar y fundar en 1974 el Málaga Surfing Club, el primer club de surf activo del Mediterráneo español (algo excepcional que no ocurrió en el resto de núcleos del Mediterráneo hasta los 80 y 90 con la llegada de las tiendas de surf). Más información, fotografías de los años 70, 80 y 90, y otros documentos como telegramas, lista de socios, cartas federativas inéditas, actas de campeonatos en los años 90 (inéditos) y más sorpresas, en el mayor estudio jamás realizado en cualquier lengua y en cualquier país sobre una historia local del surf, engarzada en su conjunto nacional e internacional. He aquí el libro: Málaga Surf: Historia del Surf y del Bodyboard (1970-2000).
En medio de un mundo fluorescente y todavía completamente ignorantes de la entonces casi inminente llegada de internet que cambiaría el surf para siempre, toda España vivió el boom del surf y del bodyboard con la expansión de una industria potente que comenzaba a invadir todo el planeta, y con ella emergieron numerosas tiendas de surf desde finales de los 80 y principios de los 90 en España (la primera tienda de surf en España surgió en Zarautz en 1976, llamada Surfistas Reunidos, pero hasta finales de los 80 las tiendas de surf fueron escasas). De aquel grupúsculo de tiendas del tiempo fluorescente surgió la necesidad de crear equipos o clubes, y con ellos campeonatos para promocionar el deporte y las ventas comerciales. Como se vio en el artículo anterior Málaga Surf 1991: Nace el mítico Club Surf Costa del Sol, Málaga jugó un papel destacado en la historia del surf en Andalucía al crear el primer club de la era moderna en Andalucía con altas miras para la expansión del surf, siendo una pieza fundamental (no la única) de la creación del primer circuito de surf y bodyboard de la historia de Andalucía (1991-92). En ese mundo, entonces de ilusión por un deporte joven y en plena difusión, llegaron los primeros campeonatos, y con ellos la necesidad de reunir jueces que quisieran sacrificar su participación por la de puntuar. Como es lógico, por aquel entonces, los jueces todavía poco formados hacían lo que podían, lo que mejor sabían. He aquí una serie de imágenes que reflejan el espíritu de aquel tiempo primordial: el de los primeros campeonatos patrocinados por marcas o tiendas en Andalucía: en este caso Málaga y Cádiz. Más información, fotos, documentos y actas de campeonatos en el libro Málaga Surf: Historia del Surf y Bodyboard (1970-2000).
El Club Surf Costa del Sol fue fundado e impulsado en 1991 por Agustín Larraza, propietario de la tienda Málaga Surf. Por aquel entonces, a falta de Federación Andaluza de Surf (todavía hoy no existe aunque ya está cerca) y a falta de Federación Española de Surf (fundada en 1997), este club pionero de los 90 en Andalucía, fue integrado en la federación andaluza de vela, para dar respuesta a la imperiosa necesidad de que los deportistas de la tabla pudieran estar federados y protegidos por una mutua en caso de accidentes en el agua. Fue el primer club de surf oficial en Andalucía tras la desaparición del Cádiz Surf Club y del Málaga Surfing Club, fundados en los 70 y abandonados tras la desaparición de la Sección Nacional de Surf (SNS), la primera estructura federativa de la historia del surf en España (1969-1985). En el texto de abajo, se puede ver parte del acta original y fundacional y la finalidad del club, un texto que sorprenderá a muchos. La labor de este club fue esencial para la creación del primer circuito andaluz de surf y bodyboard de la historia, en 1991-92. Las actas oficiales de los dos primeros circuitos de Andalucía (1991-92 y 1992-3), en surf y bodyboard, tanto en categoría senior como junior, pueden consultarse íntegras, además de otros muchos documentos y fotografías de la época en el libro recién publicado Málaga Surf: Historia del Surf y Bodyboard (1970-2000), un libro de historia social del deporte sin precedentes en Europa, el mayor estudio jamás realizado sobre una historia local del surf, engarzada en su contexto nacional e internacional.
En el primer libro sobre la historia del surf en Málaga, publicado recientemente, el ya conocido Málaga Surf: Historia del Surf y Bodyboard (1970-2000), se citan y/o ilustran a más de 400 surfistas y bodyboarders de los años 70, 80 y 90 de toda la provincia de Málaga, y también de otras provincias de Andalucía y España. Contiene más de 100 ilustraciones y documentos como: a) Fotografías de surfistas y playas en los años 60, 70, 80 y 90 que rescatan el espíritu de la época; b) Documentos y cartas federativas; c) Telegramas; d) Actas de campeonatos y clasificaciones del primer y segundo circuito de Surf y Bodyboard de Andalucía de Surf (1991/92 y 1992/93), donde aparecen cerca de 200 deportistas malagueños y andaluces de la época; e) Documentos del primer club de surf de la historia del Mediterráneo: el Málaga Surfing Club (años 70), y documentos del segundo club de surf de la historia de Málaga, el Club de Surf Costa del Sol, fundado por Agustín Larraza (años 90). Además incluye otras sorpresas. El libro NO es electrónico, es en formato papel, el de toda la vida. Se compra a través de Amazon.es. He aquí tan solo algunas muestras de lo que se puede encontrar en el libro:
Tras una década de investigación, en este libro se descubre primero, y reconstruye después, un capítulo desconocido de la historia social de Málaga, un capítulo exótico de la historia universal del surf, y un capítulo relevante de la historia del deporte en España. Se trata del mayor estudio de una historia local del surf jamás realizado hasta ahora en cualquier lengua y en cualquier parte del mundo. ¿Cuál fue el origen del surf? ¿Cómo y cuándo se expandió por el planeta? ¿Cómo y cuándo llegó a España? ¿Quiénes fueron los pioneros en Málaga? ¿Cómo era el litoral malagueño entonces? ¿Cómo se construyeron las tablas los pioneros ante la falta de tiendas surf? ¿Cómo se organizaron? ¿Qué papel jugaron los extranjeros? ¿Cómo se relacionaron con el resto de España? ¿Quiénes les continuaron en los 80 y los 90? ¿Por qué Málaga fue pionera del Mediterráneo?
El libro incluye un centenar de fotos de la época (años 60, 70, 80 y 90) y documentos históricos como fichas y cartas federativas, actas de campeonatos, telegramas, y otras sorpresas, que resucitan el espíritu de la época, y que dotan a Málaga de un lugar destacado en la historia universal de este deporte, y de la bibliografía de la historia social del deporte.
ESTIMADOS AMIGOS SURFISTAS, BODYBOARDERS Y AMANTES DE LA HISTORIA:OLO SURF HISTORY ACONSEJA QUE PERMANEZCAN ATENTOS LOS PRÓXIMOS DIAS. UNA OLA HISTÓRICA EN FORMA DE LIBRO ESTÁ A PUNTO DE ROMPER Y ABRIR UN NUEVO CAMINO DE AGUA PARA QUIENES LES GUSTE REMAR Y DESLIZARSE EN EL PORQUÉ DE LAS COSAS, ENTRAR EN EL TUBO DE LA SABIDURÍA Y AVISTAR POR QUÉ ESAS COSAS COMENZARON CUANDO COMENZARON. MÁS CLARO NO SE PUEDE SER… POR EL MOMENTO.
En la foto, Casa Lola, bueno, los restos de aquel lugar, la primera estructura industrial para la fabricación y venta de tablas en España. Allí se fabricaron tablas de las marcas Santa Marina, Jerónimo y Gerónimo, bien conocidas por entonces, por el poco más de medio millar de surfistas que se estima había en España a mediados de los 70. Casa Lola —fundada inicialmente por Íñigo Letamendía, Raúl Dourdil, J.M. Merodio y Carlos Beraza (luego se uniría Zalo Campa), en los varios años de existencia durante los 70— se convirtió en un lugar de peregrinación de numerosos surfistas nacionales y del extranjero. Un lugar cosmopolita donde se compartían experiencias y conocimiento. Alegrías y diversión también, cómo no. Muchos viajeros fueron acogidos aquí, a pasar una noche o largas temporadas en el caso de shapers australianos, americanos o sudafricanos, que ayudaban en la fabricación de tablas. Del lugar original solo se conserva íntegramente la pista de tenis, como se ve en la foto. El resto es todo nuevo. El viejo caserío Casa Lola, se vino abajo y se convirtió en el chalet que se ve arriba.
Si en el primer capítulo se describió el fenomenal viaje a Gipuzkoa en busca de Íñigo Letamendía y otras osadías, en este se describe otro viaje fundamental para el libro la Historia del Surf en España (LHSE), realizado a principios de julio de 2011 a Cantabria. En esta ocasión no iba del todo a ciegas, había quedado previamente con Zalo Campa y Laura Revuelta, con los que ya había tenido un intenso contacto previo vía telefónica, videoconferencia y correo electrónico. El encuentro tendría lugar por la tarde en Somo, y para llegar allí tendríamos que cruzar en lancha desde Santander. ¿Cómo fue aquel encuentro? ¿Qué cosas aprendimos? Pero incluso antes, por la mañana: ¿qué cosas inconmensurables nos acontecieron en los tremendos pasajes, paisajes y paisanajes santanderinos? He aquí una breve memoria en imágenes en perspectiva mítica-literaria (si es que existe esto), con una expresión libre de ataduras académicas, camiseta en mano, viento en cara, horizontes dispersos, todo por la búsqueda de nuestra ola: la de los comienzos.
La Historia del surf en España(LHSE) es el primer libro de historia que trata en su conjunto los comienzos y consolidación del surf en España. Han sido muchos años de ratilla de biblioteca, hemeroteca, oficina, entrevistas, vorágine de llamadas telefónicas, mensajes electrónicos, videoconferencias y lo mejor de todo: los viajes. En esta sección de “Así se hizo LHSE” se pretende sacar a la luz la intrahistoria del libro, aquello que no aparece en la obra y que quizá sea lo más atractivo para el que investiga y suda la camiseta en el silencio de los codos hincados, ese momento prodigioso en el que uno abandona su incómoda silla chillona, se pone sus zapatos zapatosos y sale a recorrer el mundo mundoso: así es, el trabajo de campo, la salida al salitre, el contacto directo con los protagonistas, con los escenarios primordiales de los comienzos.
A través de imágenes tomadas en esos viajes, y que no tienen que ser necesariamente de surf, se describirán meditaciones y momentos interesantes para el que aquí suscribe, un servidor, con el mejor de mis deseos para los que pudiendo hacer tantas cosas en la vida, se han puesto a leer esto, todo un mérito. A diferencia del libro con un lenguaje más académico y riguroso, aquí uno se quita la camiseta al viento y se libera con un “de tú a tú”, sin pequeñeces. Hoy será Gipuzkoa, pasado Cantabria, otro día Gran Canaria, otro Málaga, otro Bizkaia, otro Barcelona. Mientras uno tenga energía y ganas de contar cosas de mar y olas… popa en vela a todo viento, que es casi lo mismo. He aquí el primer capítulo de una serie de viajes que fueron importantes para completar el libro. Éste que aquí se describe ocurrió a finales de junio de 2011.
Los comienzos del surf en Guipuzcoa están relacionados con la familia Arteche Gorostegui. Iñaki, el hermano mayor, decidió experimentar con la fabricación de tablas tras leer un reportaje de surf de la revista Selecciones, que era la versión española de la revista norteamericana Reader’s Digest. Era el año 1964. El primero que se le unió al arte de montar las olas fue su hermano Javier, y comenzaron a ir juntos a la Concha en San Sebastián, y también a Zarautz con aquellos armatostes (tablas de surf) en los entonces Ferrocarriles Vascongados, con bronca asegurada de los revisores que no entendían qué eran esas enormes “palas”. Pero el surf ya era surf antes de ser surf, entiéndase sin marketing mediante, pues ni siquiera ellos sabían exactamente que era eso, más lo hacían con pasión en un estadio primitivo, pero divertido.
Iñaki dejó pronto la práctica del surf, pero Javier siguió erre que erre y en pocos años se convirtió en el primer campeón de surf de España no oficial. ¿No oficial? Sí, no oficial. Aquel campeonato organizado por Nito Biescas, celebrado en Zarautz en agosto de 1969, fue el primer campeonato donde se dieron cita los mejores surfistas del momento (participaron 36), pero sin el auspicio todavía de la primera estructura federativa de surf en España (Sección Nacional de Surf), que aunque constituida ya, no sería reconocida por la DNEFD (Delegación Nacional de Educación Física y Deportes) hasta el mes de diciembre de ese mismo año.
Aquel campeonato del 69 lo ganó con una tabla Atlantis, comprada en Hendaya y que acorde con los nuevos tiempos que se avecinaban, era más corta de lo habitual, algo que llamó la atención de la mayoría de participantes, con tablas más largas. Representó a España en las primeras competiciones internacionales de surf en las que este país participó. En 1969 fue seleccionado como primer suplente en el campeonato de Europa de Jersey.
En 1970 y 1971 participó en el clásico: España-Francia. En 1972 fue seleccionado junto a otros 7 representantes para el europeo de Lahinch (Irlanda). En el puerto de Bilbao embarcaron en el SEAT 600 de Estanis Escauriaza: el dueño del coche, Íñigo Letamendía, Jon Susaeta y Arteche. En otro coche proveniente de Santander, vino la parte cántabra: Pedro Rodriguez Parets, Rafa Fiochi, Juan Bosco de la Mora y Teja. Aquel campeonato se suspendió por falta de olas en las semifinales, pero el viaje fue una aventura que les llevó a conocer paisajes y olas de ensueño, como el Spanish Point. Fue allí en ese lugar simbólico de la historia universal, fuera ya de competición, donde alcanzaron el éxtasis surcando olas impresionantes, bajo los restos de los navíos hundidos de la Armada Invencible. ¿De la Armada Invencible? Sí, de la Armada Invencible.
En el ámbito académico es probablemente la tesina que realizó Arteche en su carrera de empresariales la primera en España que se enfocó en el negocio del surf. Olo Surf History quiere reconocer con este breve reportaje la labor de Javier Arteche y su contribución destacada en la historia del surf.
Hay una cosa segura, que dos personas fueron testigo de los comienzos del surf en Asturias: sus protagonistas. Ni más ni menos que Félix Cueto, constructor de las primeras tablas rústicas; y Amador Rodríguez. Este último fue el primero en hacer surf, si por surf se entiende todo el contexto que entraña la siguiente expresión: “¡Coño, eso es el surf!”, palabras de emoción de Félix Cueto cuando allí en el agua observó entusiasmado como de repente Amador se ponía de pie en la tabla siguiendo a toda mecha la pared de la ola (y no partiendo de la espuma como hasta entonces habían hecho). Ambos eran adolescentes y ambos en la playa de Salinas descubrieron esa sensación extraordinaria que te acompaña ya para toda la vida, y que a buen entendedor pocas palabras bastan.
Amador Rodríguez es un histórico del surf no solo por esta relación especial con la génesis de este deporte en Asturias (aunque él le da todo el mérito a Félix), sino porque además fue una figura clave en la consolidación del surf en dicha región, hoy Comunidad Autónoma. Como organizador fue miembro fundador de la sección de surf del Grupo de Cultura Covadonga (primera estructura organizada del surf en Asturias, y probablemente de España), del que sería su delegado durante tres años. Ya en los 70 fue durante algunos años delegado de la zona asturiana en la SNS (Sección Nacional de Surf, dependiente de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes), desde donde organizó junto a otros, pruebas del campeonato de España y pruebas clasificatorias para dicho campeonato nacional.
Como surfista participó en varios campeonatos. Su mejor resultado fue el primer puesto regional de la zona asturiana (en 1972), clasificatorio para el campeonato de España. Pero sobre todo viajó por todo el norte de España y entabló contacto con toda la flor y nata del surf español de la época, de la que él mismo formaba parte: Raúl Dourdil, Javier Arteche, hermanos Fiochi, Antonio Uriarte, Félix Zulaica, Nito Biescas, Goyo Iturregui, Meco, Máximo Sosa, Zalo Campa, José Manuel Merodio, Carlos Beraza, Román Álvarez, Carlos García (el escayolista), Jon Susaeta, Íñigo Letamendía, hermanos Gandarias, y otros tantos que no por no ser citados ahora significa que sean menos importantes.
Olo Surf History quiere así reconocer, al igual que otros lo han hecho ya, la labor de Amador Rodríguez, y situarlo en un lugar destacado de la historia y los orígenes del surf en Asturias, como no puede ser de otra manera .
Es por todos conocido que aquello que tocaba Pepe Almoguera lo llevaba a la máxima precisión y elegancia. Este pionero del surf que nos trajo el arte de montar las olas a Málaga cuando era adolescente, fue el primer shaper «Made in Mediterranean» de la historia. Ante la carestía de tablas en toda la provincia y más allá -pues por entonces no había tienda alguna de surf en toda la extensa Iberia- Pepe inventó la marca Acacias, que no era más que la materialización de una necesidad: hacerse sus propias tablas para salir a la mar. Heredando el arte de su padre Julián -carpintero de rivera allí donde los haya- aquellas «nuevas embarcaciones» que servían para surcar las olas, no estaban pensadas para la venta inmediata. Pepe las usaba durante un tiempo y cuando construía otra mejor, solía prestar o vender la anterior a sus amigos del Málaga Surfing Club (MSC), fundado en 1974, del que Pepe fue su alma mater. Una de esas tablas viajó al Cantábrico en un surfari esperanzador de olas aseguradas. La llevó Toño Gutiérrez Espejo, amigo de Pepe y miembro del MSC (Pepe no viajó).
Todo ocurrió en una conocida playa del País Vasco, en un día resplandeciente de olas cristalinas, donde se congregaba en el agua la flor y nata de entonces, años 70, en un ambiente de multitud pero sin masificación. Toño al salir del agua notó que junto a él salía otro, sin duda extranjero. Y allí, de pie en la orilla, aquel americano le pidió echarle un ojo a aquella llamativa tabla que había estado observando en el pico sin que Toño se diera cuenta. Estaba extasiado (el americano), mientras acariciaba las curvas no paraba de decir que esa tabla tenía unas líneas perfectas. «¡La quiero, te la compro!», le dijo. «No», respondió Toño. Insistió aquél, pero no había nada que hacer, se fue frustrado, pensando en cómo hubiera sido surfear con aquella misteriosa tabla fabricada en el Mediterráneo. Aquel surfer, alto y fibroso, rubio y de ojos claros -el estereotipo de surfer californiano si no supiéramos que era de Florida- era un tal Mike Tabeling, uno de los surfistas más conocidos del mundo por entonces, portada de Surfer, fabricante de tablas y dueño de su propia marca de tablas que llevaba su nombre.
Pepe estaba en Málaga, sin saber lo que estaba ocurriendo. Y lo que demuestra esta historia es que el resto del mundo tampoco sabía lo que estaba pasando en ese lugar recóndito del Mediterráneo llamado Pedregalejo. He aquí un hombre, un artista, un tesoro escondido: Pepe Almoguera, cuya obra llamó la atención a primera vista de alguien que también era lo que era, y además reconocido en todo el mundo. Pepe y Mike, Mike y Pepe, dos destinos opuestos (pero no contrarios) de una misma ola que se cruzaron sin verse en aquel verano de mil novecientos setenta y pico. Desafortunadamente, ambos nos dejaron el año pasado. Hoy mismo se cumple un año de la marcha de Almoguera, y Olo Surf History ha querido homenajear con esta anécdota histórica, a nuestro tesoro del mar de Alborán, y de paso, a ese gran surfista norteamericano. Los dos ahora, en el Olimpo de las olas perfectas. (Daniel Esparza).
Hoy, 23 de marzo de 2015, se cumplen 50 años desde que Jesús Fiochi, pionero del surf en Cantabria, se lanzara al agua con una tabla de surf, “¿con una tabla de qué?”, se preguntaba la gente de entonces desde el paseo. Agua fría, sin neopreno, mar revuelto: “ese hombre debe estar loco”, seguían diciendo en el paseo unos y otros. “¿Pero qué necesidad tiene de meterse en el mar con esas olas, tiritando, que se lo va a llevar la corriente”. Todos estos comentarios, como es lógico, son elucubraciones de un día significativo para la historia. Aquel día no fue uno cualquiera en el Sardinero, fue el día en el que comenzó el surf. Desde entonces numerosos jóvenes de Santander -muchos de ellos que ya practicaban el planking con esas tablillas de madera con las que se deslizaban tumbados en las olas- fueron uniéndose al arte de montar las olas, y no ha parado de crecer hasta nuestros días.
Aunque lo normal sería que la ciudad de Málaga dedicara automáticamente una calle a Pepe Almoguera por su destacado papel en la historia social de Málaga —esa que hacen las gentes, la que desafía el tiempo, surge de sí misma y conmueve las almas— parece que hay que atravesar por este trámite de las firmas. No hace falta decir desde OLO SURF HISTORY que Pepe Almoguera, hombre de mar donde los haya, pionero de pioneros, es el padre del surf en Málaga, mar de olas incomprensibles que Pepe convirtió en pasión y llevó más allá de los límites, hoy convertido en una de las historias más sorprendentes e inspiradoras de la historia social del deporte. Además de navegante y constructor de embarcaciones (heredando el arte de su padre Julián), impulsó la creación de la Liga de Jábegas, regatas de remo en las más tradicionales embarcaciones de Málaga, que rebosan las playas de color y ánimo cuando llega el verano. Si hoy el deporte ocupa el papel más destacado de las sociedades modernas, y Pepe Almoguera ha sido no solo impulsor determinante, sino pionero de deportes marinos en una de las ciudades más bellas junto al mar, entonces es esta misma ciudad la que debe recordar su nombre para que resuene y siga inspirando a paisanos y foráneos de hoy y de tiempos venideros. La ola que Pepe nos trajo a todos, sigue rompiendo libre. [Daniel Esparza]
La naturaleza es una forma de expresión de orden superior y las olas uno de sus instrumentos. Dotadas de belleza sublime, las olas han llegado a ser representativas de paisajes y paisanajes, y es refugio de muchos que acuden a ellas para expresarse y sentir el mar a través del surf. He aquí un manifiesto surgido hace dos años de Juanjo González Trueba (profesor de Geografía en la Fundación Comillas-Universidad de Cantabria), los cimientos de una idea sobre la que se debe trabajar y tomar conciencia. Para leerlo mejor, pincha sobre cada una de las imágenes.
Joe Satriani no es surfer, pero sí un reconocido compositor y guitarrista que allá por 1987, todavía un gran desconocido, tituló a su disco Surfing with the Alien, tomando para la portada a Silver Surfer, ese superhéroe que recorría el universo con su tabla surf. Esto atrajo la atención de numerosos surfers que además se dieron cuenta que su música encajaba con el surf en esa mezcla de adrenalina y espiritualidad que aportaba su música, que dicho así parece que significa algo, pero que en realidad es una muestra más de impotencia a la hora de definir la música, cualquier tipo de música, si es que existen tipos.
Lo cierto es que aquel disco tuvo un éxito enorme y dos años después sacó otro, el Flying in a Blue Dream, de más éxito que el anterior, donde el compositor le hizo un guiño a los surfers, haciendo de su single un video de imágenes espectaculares de surf para la época; y que en España solo podía ser visto desde alguna antena parabólica. Es por esta razón que numerosos videos de surf, de finales de los 80 y principios de los 90, se inspiraran en Satriani y tomaran alguno de sus temas para acompañar a las imágenes en movimiento. Se cumplen 25 años de aquello, y he aquí un enlace de aquel video, incluso hoy, difícil de encontrar.
Staf Magazine ha publicado recientemente (noviembre de 2014) un artículo de Daniel Esparza, investigador de Olo Surf History. He aquí abajo un extracto del artículo.
«Si entendemos el surf como una persona, una tabla, una ola, es decir, un surfista de pie montado sobre una tabla impulsado por una ola, entonces eso comenzó en España en los años 60, y ya no ha dejado de crecer. Ocurrió casi al mismo tiempo en diferentes núcleos de todos los mares de España, y sin tener conocimiento unos de otros. Este fenómeno espontáneo tal vez se lo debamos a tres factores: la expansión de los medios de comunicación (cine, prensa y televisión); la americanización de Europa occidental, y de España en particular, que desde mediados de los 50 se posicionó junto a EEUU en el contexto de la guerra fría; y cómo no, se lo debemos al boom del surf en California a finales de los 50 y principios de los 60, que alcanzó tal grado de fascinación que sobrevoló el mundo occidental a través del cine, la televisión, la prensa y la música.
Pero a pesar de estos tres factores, habría sido imposible que el arte de montar las olas arrancara en España si no hubiera existido antes una cierta cultura previa de mar, un sustrato cultural de juego en las olas, tanto a pecho descubierto (bodysurfing), como en piraguas, en pequeñas embarcaciones o incluso el deslizamiento tumbado en pequeñas tablillas de madera: el planking o bellyboarding. Los pioneros antes de ser pioneros fueron en general buenos nadadores, conocían bien el mar. Se puede decir que había una cantera de jóvenes (en la España de entonces) inflamados de mar, olas y aventuras, a los que solo les faltaba una chispa para terminar de prender, sino de explotar, y eso ocurrió cuando las primeras escenas de surf recorrieron sus imaginarios a través de aquellas películas, series de televisión o revistas» (…) (…) (…)
Dorian Paskowitz en el Mediterráneo oriental, y Pepe Almoguera en el occidental, son los pioneros del surf en dos orillas opuestas de un mismo mar. Mientras en Israel la génesis del surf está relacionada con la influencia directa de un norteamericano (Dorian), en Málaga los comienzos surgieron de manera espontánea y cuasi-endógena, pues surgió de forma casera y rudimentaria (Pepe).
Dorian Paskowitz, ciudadano norteamericano es considerado el pionero del surf en Israel, cuando en 1956 llevó seis tablas de surf para incorporarlo al equipo de rescate de los socorristas en la playa de Tel-Aviv. Llegó con la idea de crear una selección nacional de surf para competir internacionalmente, que él mismo entrenaría. Pocos años después se fundaría el primer club de surf del Mediterráneo, en Tel-Aviv.
En 1970, Pepe Almoguera, adolescente, vio una película de Hollywood en el cine Albéniz de Málaga donde aparecieron imágenes de gente haciendo surf. Pero ni en Málaga ni en toda España había una sola tienda de ese deporte del que nadie sabía su nombre, así que no tuvo más remedio que hacerse él mismo su propia tabla. Poco a poco se le fueron uniendo otros jóvenes, y cuatro años después (en 1974) se fundó el primer club de surf en activo del Mediterráneo español: el Málaga Surfing Club.
Pepe y Dorian nunca se conocieron en persona, es probable que ni siquiera supieran de la existencia el uno del otro, y sin embargo están unidos por la historia en el mérito de haber sido ellos quiénes desarrollaron el surf en orillas opuestas, desafiando a un mar insólito de olas. Desgraciadamente, ambos nos dejaron en este 2014. Sirva este breve homenaje para unir las vidas de estos grandes pioneros, amantes del mar y de toda la belleza que las olas nos puedan traer. A su memoria, a sus familiares y amigos, a todos aquellos que han soñado con sus hazañas, y a todos aquellos que no los conocieron pero quieren conocer su historia, va dedicada esta breve entrada, que no será la última (siempre será poco para ocupar el espacio que han dejado), historias que son necesarias que sigan vivas en la memoria de los que quedamos, para que las grandes hazañas que acontezcan en el futuro no hagan empalidecer el pasado.
El pasado 24 de octubre, a la edad de 66 años, falleció Julio del Val Abreu, gran surfista vizcaíno, que practicó surf hasta que la salud se lo permitió. En 1980 y 1981 fue el presidente de la Sección Nacional de Surf (SNS), la primera estructura federativa de la historia del surf en España. El pasado 31 de octubre se celebró en la Barrica el ritual de despedida, donde sus amigos se lanzaron al agua para esparcir sus cenizas en la madre oceána, siguiendo la ancestral creencia polinesia, por la cual todos venimos de la mar, y todos regresamos a ella. Pero sobre todo, ha sido un acto de amor, cariño y respeto de sus amigos, que han querido despedirle en ese su último viaje, en esa nave que ya nunca ha de tornar.
Compartimos este emocionante video del ritual de despedida, colgado en Youtube por Asier Fernández.
Máximo Sosa González, Masito, nacido en Las Palmas de Gran Canaria, comenzó a coger (cebar) sus primeras olas en 1969, con 9 años, con tablillas de madera y aletas. Con el surf propiamente dicho comenzó en 1972, junto a su amigo Juan Ignacio Barreto. Ambos destacaron muy pronto, y sobre todo Masito, en muy poco tiempo llegó muy lejos. En el verano de 1976, con solo 16 años, se convirtió en el primer canario en ganar un campeonato de España absoluto, en Cantabria. Unos meses antes, en noviembre de 1975, había dejado perplejos a los organizadores cuando en los campeonatos de España de invierno (que solían celebrarse en Canarias) con 15 años y dando la sorpresa, fue eliminando favoritos en rondas previas hasta llegar a la final y sorprender a todos, entre los que se encontraban el asturiano Román Álvarez, que había sido el campeón absoluto de España ese mismo verano de 1975, o el guipuzcoano Íñigo Letamendía. En aquella final de 1975, entre los canarios se encontraban Juan Ignacio Barreto que sería campeón de España en 1978, o Jesús Sierra (Suso), a quien Masito siempre ha considerado su “maestro” y que en los campeonatos de 1976 quedó subcampeón de España, por detrás de Masito. En 1977, Máximo Sosa, volvió a ganar el campeonato de invierno de España, celebrado en el Confital; y en 1980 ganó de nuevo el campeonato de España absoluto, celebrado en Somo (Cantabria). Fue sin duda, por su juventud y soltura, en aquellos años de mediados y finales de los 70, uno de los surfistas más destacados de España, sino el que más, al menos por los resultados obtenidos, no en vano, fue el único que consiguió ganar dos veces un campeonato de España absoluto, en 1976 y 1980[1].
Por Daniel Esparza
[1] Olo Surf History se refiere a aquellos campeonatos de España oficiales organizados por la Sección Nacional de Surf (SNS), que fue la primera estructura federativa de surf de la historia de España, fundada en 1969 y desaparecida en 1985.
El pasado 24 de octubre, a la edad de 66 años, falleció Julio del Val Abreu, gran surfista vizcaíno, que practicó surf hasta que la salud se lo permitió. En 1980 y 1981 fue el presidente de la Sección Nacional de Surf (SNS), la primera estructura federativa de la historia del surf en España. El pasado mes de junio celebró su último cumpleaños, un homenaje de todos sus amigos, en el club de golf de Neguri. En los últimos años colaboró en la fundación del club El Pasillo (Surf Classic Club) y en numerosas actividades. “Este próximo viernes día 31 de octubre se celebrará un homenaje a las 16.00 h en el parking de Barrica para entrar al agua y acompañarle una última vez. El Responsable y portavoz de este acontecimiento será Ignacio Navarro. Con este ritual, cumpliremos el último deseo de Julito”, ha informado el club El Pasillo.
Olo Surf History quiere reconocer su labor y dedicarle este breve homenaje, nuestro pésame a familiares, amigos y aficionados al arte de montar las olas.
Desde principios y mediados de los 60, cuando las costas californianas y australianas comenzaron a estar saturadas, y los medios de transporte concretamente el avión alcanzó un desarrollo determinante, numerosos surfistas de aquellos lugares levantaron el vuelo en busca de olas desiertas en Europa y África.
En este contexto, Marruecos se convirtió en una especie de meca que luego durante los 70 alcanzó su máximo apogeo de exotismo y buenas olas. Entraban por Europa, y así la península ibérica se convirtió además de zona explorable, en lugar de paso hacia la meta final, el sur de Marruecos. Pero pronto, ya desde mediados de los 60, gracias a surfistas como Peter Troy que había llegado a Canarias en 1963 y publicó un libro con la narración de sus viajes por el mundo, se corrió la voz de que frente a las costas africanas había unas islas que pertenecían a España, donde había unas olas impresionantes y el agua estaba caliente: «el Hawái del Atlántico», se decía en todas partes. Desde entonces, muchos norteamericanos viajaban directamente en avión a las islas, en los tiempos cuando había conexión directa. Otros extranjeros, ya fueran norteamericanos, australianos, o franceses y británicos, daban el salto desde El Aaiún, que hasta 1975 fue provincia de España (Sahara Español), y había comunicación regular por barco hacia las islas. Otros zarparon desde Cádiz, en el J.J. Sister, a Gran Canaria o Tenerife.
En aquellos años de los 60 y principios de los 70, cuando la densidad de surfistas era todavía muy baja (los surfistas locales comenzaron inspirados por los extranjeros a los que les pedían las tablas), las islas eran el paraíso para todos aquellos extranjeros que encontraron la perfección de las olas, el clima, la gastronomía y la gente. Desde principios de los 70 las islas fueron también visitadas por surfistas peninsulares, a donde emigraban en invierno para huir de las frías aguas del Cantábrico y donde pasaban largas temporadas, como Íñigo Letamendía, Raúl Dourdil, Jesús Fiochi, Carlos Beraza, Zalo Campa, Javier Gabernet y otros muchos. En este escenario primordial, se produjo un extraordinario hermanamiento entre canarios y “godos” en el sentido cariñoso de la palabra.
Pero todo tiene un final, y a medida que la densidad de surfistas fue aumentando desde finales de los 70, al igual que había ocurrido en California desde los 60, el localismo poco a poco se fue expandiendo por todas partes, y muchos surfistas que habían sido asiduos durante los 70 dejaron de acudir a Canarias. Las islas, desafortunadamente, fueron pioneras en España en el fenómeno del localismo, algo que muy pronto se expandió por toda la península, y hoy ya casi por todo el mundo donde haya olas buenas.
Canarias, al igual que Hawái, debido a sus buenas olas (constantes todo el año) y la bondad del clima, soportan altas densidades de surfistas en el agua. Tanto por una cosa como por la otra, los destinos de ambos archipiélagos están unidos, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad. Y ya en los 60 los extranjeros lo intuían: Canarias, el Hawái del Atlántico.
Hoy en Olo Surf History nos vamos de surfari a aquel legendario día de 1965, uno de los primeros desplazamientos de la historia del surf español. Nótese en la foto el parque automovilístico de la época y las improvisadas bacas. En aquel año de 1965 eran muy pocos los que hacían surf en España, y menos aún los que podían desplazarse en coche. Hasta donde ha llegado esta investigación, en aquel otoño de 1965, solo los surfistas del CIS en Santander (entre ellos Juan Giribet en la foto) y José Luis Elejoste (en Vizcaya) tenían coche para desplazarse. En el resto de España, en aquellos tiempos de los comienzos, surfistas como los hermanos Arteche en Donosti, se desplazaban en tren con sus inmensas tablas. He aquí en esta foto, un fiel reflejo del espíritu de la época.
P.D. Si alguien tiene nuevas informaciones que pudieran complementar esta sobre los primeros surfaris, Olo Surf History se encargaría de publicarla.
Estimados lectores, deportistas y amantes de la historia, ya está disponible para el público en Amazon el más esperado de todos los libros de surf: el que explora, describe, compara y explica los comienzos del surf en España: de cómo se expandió por el mundo desde Hawái (por EEUU, Australia y Perú) hasta llegar a Europa (Reino Unido, Francia y Portugal), de cómo finalmente entró en España, de quiénes fueron los pioneros por regiones, de cómo evolucionó el surf, de cómo se fabricaron las primeras tablas, de cómo se organizaron los primeros clubes, los primeros campeonatos, de cómo influyeron los extranjeros, de cómo la sociedad y la prensa del momento (años 60 y 70) recibió la llegada de ese deporte del que nadie sabía su nombre. He aquí el libro más completo que jamás se haya escrito hasta la fecha sobre la historia del surf en España (País Vasco, Cantabria, Asturias, Galicia, Canarias, Cádiz y el Mediterráneo). Se trata de una investigación profunda y exhaustiva, que además incluye un capítulo pionero en la materia donde se explora y estudia las expediciones españolas al Pacífico en el siglo XVI y XVII (desde Magallanes a Quirós) con el objetivo de saber si vieron y describieron el surf a su paso por la Polinesia. No es un libro de fotos, es un libro de conocimiento, una atalaya desde donde contemplar el pasado y reflexionar sobre el porvenir de uno de los deportes más antiguos de la humanidad: el arte de montar las olas.
“Sea una forma de vida o no, sea la ola perfecta o la borrasca, lo importante es que el surf, uno de los deportes más antiguos de la humanidad, trasciende el ámbito de lo lúdico, se inserta en lo cultural, y traza su propia historia. Así lo muestra el libro de Esparza”. WILLY URIBE, escritor.
«La historia del surf en España es mi libro favorito de surf. De todos los que tengo, es el que me llevaría a una isla desierta. Un libro en el que Daniel nos sorprende con los descubrimientos y hechos que cuenta. Un libro que todo aquél que sienta el surf en el corazón, debería tener y leer» (ALFONSO BIESCAS VIGNAU, pionero del surf y artista).
“En este libro, Daniel Esparza, sienta las bases para documentar y describir en detalle, y de un modo casi definitivo, los orígenes del surf en España”. JESÚS BUSTO, bloguero surf (desdelacroa.com).
“De nuevo un trabajo profundo y riguroso de Daniel Esparza, al que ya podemos considerar como el padre de la historia del surf en Europa”. JUAN MANUEL SANTANA, Catedrático de Historia, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
“Nunca imaginé que el surf tuviera una historia tan fascinante y profunda como la que se refleja en este libro”. JIRÍ CHALUPA, historiador e hispanista, University of Ostrava.
La revista Ricyde (Revista Internacional de Ciencias del Deporte) acaba de publicar la semblanza más completa que se ha escrito hasta la fecha en castellano sobre Duke Kahanamoku (1890-1968). Este hawaiano forma parte del Salón de la Fama de la natación, y también del Salón de la Fama del surf. Es la única persona que tiene ese doble mérito. Las razones no son difíciles de entender: fue el nadador más rápido de entre los humanos hasta que llegó otro que no lo era: Tarzán, o mejor dicho, Johnny Weissmüller; y en cuanto al arte de montar las olas tuvo el mérito de expandir por otros mares y océanos esa actividad milenaria surgida en el Hawái arcaico hasta el punto de ser considerado por casi todos el padre del surf moderno. ¿Cuáles fueron sus éxitos en la natación? ¿Qué había de innovador en su técnica que le hizo el más rápido? ¿Cómo expandió el surf al mismo tiempo que realizaba exhibiciones de natación? ¿De qué energía carismática estaba dotado este hombre, que hasta el propio JFK en su visita a Honolulu en 1962 se saltó absolutamente todo el protocolo entre las autoridades norteamericanas para dirigirse directamente hacia Duke y saludarle efusivamente? He aquí su historia y he aquí el Artículo completo en PDF
Manel Fiochi (izquierda) y Jesús Fiochi (derecha) rivalizan graciosamente por una ola, simbólicamente representa la lucha que mantuvieron en el primer Campeonato-Circuito de España de surf, celebrado a lo largo de seis pruebas en la costa cantábrica en 1971, que se decidió en la última prueba, imponiéndose por muy poca diferencia Jesús sobre Manel (subcampeón). Rafael Fiochi quedó tercero. En categoría junior fueron Zalo Campa y Juan Bosco, el campeón y subcampeón respectivamente. Desde entonces y hasta 1981 se celebraron ininterrumpidamente cada verano los campeonatos nacionales, organizado por la SNS, la Sección Nacional de Surf, que fue la primera estructura federativa de surf en España, y que finalmente desapareció en 1985.
El «invento» es hoy algo indispensable, por una parte mejoró la seguridad de los bañistas (y de los surfistas), pues la tabla ya no quedaba a la deriva arrasando todo a su paso. Al mismo tiempo, el surfista comenzó a arriesgar más (y mejorar la técnica), pues ya no temía perderla al caer. Foto: Annie Green Springs.
No hay unanimidad sobre quién fue el primer inventor del leash, esa cuerda que une el tobillo del surfista con la tabla, para que no tenga que ir en busca de ella al caerse en la ola. Según los tiempos o el lugar, ha recibido diferentes nombres, por ejemplo: correa de las gallinas (chicken string) o kook cord, en los tiempos cuando comenzó a popularizarse en California y los puristas veían ese nuevo invento como una desgracia para el surf, sin imaginar que en el futuro todos lo usarían. En Málaga, por influencia de un californiano que visitó aquella ciudad en 1972, la generación pionera de aquel lugar llamó a los “leash”, el chicken (de aquel “chicken string”, pero ya hoy en Málaga es un vocablo en desuso, siendo el de leash el más común). En Canarias se le conoce como amarradera, y en la península, además de leash, se usa el de invento.
Lo que sí es aceptado por todos, es que en el surf del Hawái arcaico el leash nunca existió: es un síntoma del surf moderno, concretamente solo pudo desarrollarse con seguridad para la integridad del surfista, cuando las tablas comenzaron a reducirse de tamaño y a perder peso. Eso ocurrió aproximadamente en 1968 (reducción considerable del tamaño de las tablas), y no será hasta 1971 cuando Pat O’Neill en Santa Cruz, inventara el primer prototipo serio de amarradera, y ya en 1978 se comenzaron a fabricar y comercializar a mansalva los de uretano, como hoy en día.
Pero, antes de que el “invento” se inventara y se pudiera comprar en las tiendas, hubo numerosos ingeniosos en todo el mundo que se fabricaron los suyos propios, cada uno con su propia técnica e ingenio. Esos primeros experimentos que se hicieron en España desde finales de los 60, hasta mediados-finales de los 70, tuvieron la mayoría consecuencias físicas: heridas en las piernas, mutilaciones parciales (principalmente dedos del pie, hay constancia de al menos un caso de este tipo en Gran Canaria), riesgo de ahogamiento, mayor riesgo de que la tabla te golpeara en la cabeza según el material de la “cuerda”; además presentó consecuencias para la tabla: tales como rotura de la popa, o caída de la quilla, que era donde generalmente se agarraba el leash.
Son muchos los testimonios sobre experimentos de “inventos” que se han recogido en los diferentes núcleos pioneros de la costa española, en este artículo en concreto vamos a exponer uno en particular (podría ser el primero en España), gracias a la colaboración para Olo Surf History (olosurfhistory.com) de José Manuel Gutiérrez Mecolay, “Meco”, uno de los pioneros del surf en Cantabria. A continuación el propio Meco nos narrará la hazaña de su amigo Juan Giribet, que fue quién lo inventó. Ocurrió en Cantabria. No se ha podido concretar la fecha exacta, pero tuvo que haber sido entre 1966-1968, todavía cuando en España solo había tablas grandes. ¿Se trata, por tanto, del primer invento, amarradera o leash de la historia de España?
“El invento lo hizo fundiendo un par de pastillas del cinturón de pesca submarina, en un plato redondo, quedando la forma de un disco de los de lanzamiento de disco, los bordes del disco los afinó en el centro hizo un agujero para poder meter y amarrar una cuerda de plástico de las de tendal para la ropa, la cuerda de tres metros y el otro extremo amarrado a un agujero que se hizo en la quilla de la tabla, el disco que también lo forró con neopreno, iba metido en un costado de la chaquetilla del traje a la altura de la cintura, de forma tal que si te caías de la tabla se salía el disco, se iba al fondo y hacia de ancla, y aunque la tabla no se quedase en el mismo sitio, siempre quedaba perpendicular a la playa y las olas no la cogían de costado para arrastrarla y con cuatro brazadas te hacías con ella. Este invento se le ocurrió porque le era muy incomodo perder la tabla y tener que salir nadando hasta la orilla”.
Desafortunadamente no hay documento gráfico que pueda mostrar aquel invento de finales de los 60.
J.M. Gutiérrez Mecolay y Daniel Esparza
*olosurfhistory.com agradece a José Manuel Gutiérrez Mecolay, “Meco”, su colaboración.
Hasta donde ha llegado esta investigación de Olo Surf History (olosurfhistory.com), estas son algunas fechas de interés ocurridas durante la génesis del surf en España, nos referimos a «las primeras cosas» en general. Algunas de ellas, lógicamente, podrían cambiar si se descubren otras anteriores que las reemplacen. Más información en el libro: La Historia del surf en España. Debido a que la mayoría de las fechas y cosas son conclusiones producto de una larga investigación, cualquier referencia a ellas debería citarse la fuente: Esparza, Daniel (2014) «Curiosidades de la historia del surf en España», Olo Surf History, 1.7.2014 (https://olosurfhistory.com/2014/07/01/curiosidades-historia-surf-espana/).
Primera tabla fabricada: Por Félix Cueto, Asturias (1962-3).
Primer documento gráfico de un surfista español en acción: Félix Cueto, en Salinas (verano de 1963-4).
Primer surfista español en España: Hasta la fecha y con los datos que se tienen, no se puede establecer con claridad un primer surfista. Félix Cueto y Amador Rodríguez (en Asturias); o el grupo de Cortadura, Cádiz (hermanos Gutiérrez Ozámiz y Enrique García-Agulló), parece que fueron los primeros en toda España entre los años 1962 y 1964, la fecha exacta no está determinada. En Vizcaya fue José Luis Elejoste (1964); en Guipuzcoa los hermanos Arteche (1964); en Cantabria Jesús Fiochi (1965).
Primer surfista del Mediterráneo: Pepe Almoguera, 1970 (se refiere al primer surfista local que desarrolla el surf).
Primera referencia a surcar las olas: Pertenece a José Acosta (1568, en el virreinato del Perú), al observar a los pescadores en El Callao surcar las olas con habilidad, con sus caballitos de Totora, embarcaciones típicas para la pesca en esa región.
Primera tienda de surf: Surfistas Reunidos, en Zarautz, 1976 (traspasada y reconvertida en 1977 en Gerónimo Surf Shop, de Zalo Campa e Iñigo Letamendia).
Primera marca española en realizar trajes de neopreno: 1976, trajes Somo que luego se convirtieron en Beraza-Coraza.
Primera tabla de surf traída a España: Ignacio Arana «¿el primer surfer europeo?«, cónsul español en Hawái, trajo en 1914 dos tablas desde Honolulu a Álava. No se sabe si las usó en España. Posteriormente, no será hasta 1964 cuando José Luis Elejoste (Vizcaya) trajo la primera tabla a España desde Francia.
Primer club de surf en España: En 1967 se fundaron los dos primeros exclusivamente de surf: el Club Surf España (Santander) y el Club de Surf Peñarrubia, en Gijón (Asturias). El CIS (Centro de Investigaciones Submarinas) de Santander también creó en esas fechas su club de surf.
Primer campeonato: En Zarautz, en 1968, organizado por Oscar Elizalde. En 1969, también en Zarautz, Alfonso Biescas Vignau organizó el que se considera el primer campeonato no oficial de España, que ganó Javier Arteche.
Primer campeón y subcampeón de España de surf: 1971, senior: Jesús Fiochi (campeón); Manel Fiochi (subcampeón); en junior: Gonzalo Campa (campeón); Juan Bosco de la Mora (subcampeón), *En 1970 se celebró el primer circuito de España de surf, pero como no se sumaron los puntos por cada prueba no hubo campeón oficial absoluto. 1972: Campeón: José Manuel Merodio; subcampeón: José Manuel Gutiérrez Mecolay. Aquí más información sobre los campeonatos de España de surf.
Primera estructura federativa: Sección Nacional de Surf (SNS), fundada en 1969, «abandonada» en 1985.
Primer presidente de la Sección Nacional de Surf: Pedro Martínez-Albornoz de Bonet.
Primer periodista español que escribe un artículo sobre surf : Carlos Pardo, «El surfing, un gran deporte que el Cantábrico podría adoptar», El Mundo Deportivo, 17.8.1964.
Primer enviado especial que narra el surf fuera de Europa: Carlos Pardo (Australia), «El surf o el deporte de la olas», El Mundo Deportivo, 13.1.1966 (*Carlos Pardo fue a cubrir la final de la Copa Davis donde jugaba España contra Australia, y vio el surf con sus propios ojos en las antípodas).
Primer artículo en diario nacional que anuncia la existencia del surf en España: «El surf ha llegado al norte de España»,ABC (Blanco y Negro), 10. 9. 1966.
Primer periodista español que hace surf para explicarlo: Eduardo Criado, (Hawái), «Viaje a las islas Hawái: ese deporte llamado surf», La Vanguardia Española, 3.9.1970.
Primera referencia al surf en un periódico de tirada nacional: 1911 (5 de septiembre), en La Vanguardia Española, página 10.
Primer surfista que publica un artículo sobre surf en un diario nacional: Alfonso “Nito” Biescas Vignau, 5.7.1972, La Vanguardia Española “El surf: un regalo de la naturaleza”.
Primeras revistas de surf: Tres Sesenta (1987); Surfer Rule (1990); Marejada Surf (fundada en 1990 por Willy Uribe y Salvador Artaza, desapareció en 1991). Rompeolas (1991).
Primer reportaje en TVE donde se habla del surf: NO/DO, 5 de agosto de 1968.
Olo Surf History (olosurfhistory.com) en colaboración con José Manuel Gutiérrez Mecolay, “Meco”, uno de los pioneros del surf en Cantabria y que todavía hoy sigue practicándolo, pone a disposición de los amantes de la historia del surf algunas imágenes inéditas de los comienzos del surf en Cantabria, tomadas a los pocos meses de iniciarse esta actividad. Como todo el mundo sabe, fue Jesús Fiochi el primer surfista cántabro, que con una Barland traída de Francia se lanzó a la playa del Sardinero. Eso ocurrió el martes 23 de marzo de 1965, fecha ésta confirmada ya (Esparza, 2013, La historia del surf en España), y que ayudará a todos los surfistas que siguieron la estela de Jesús a situar también su fecha de inicio en esta región. Entre aquellos que se dejaron inspirar por Jesús Fiochi fueron algunos miembros del Centro de Investigaciones Subacuaticas (CIS), que primero fabricaron una tabla de madera (Giribet) y que poco después cuando se enteraron que en Biarritz las vendían, fueron allí para conseguir más (al club Waikiki). Durante casi más de un año, en Santander solo surfearon Jesús Fiochi y un grupo reducido del CIS, entre los que se encontraban Meco, Maruri y Giribet. Ya en el verano de 1966 comenzaron los hermanos de Fiochi (Manel y Rafael), Beraza y Merodio, además de otros del CIS, y otros muchos que poco a poco se fueron uniendo y organizando en torno a tres clubes: el CIS (ya existente que introdujo su sección de surf); el club Surf España (fundado en 1967 por Jesús Fiochi, sus hermanos, Ibáñez y otros); y el club de surf Sardinero, fundado en 1969 y presidido por Zalo Campa. Las fotos aquí mostradas están situadas aproximadamente en el otoño de 1965 o primeros meses de 1966, como se ha dicho, en un tiempo en el que solo Jesús Fiochi y estos jóvenes pioneros del CIS lo practicaban en toda Cantabria (con la excepción de Luis Miguel Serrano en San Vicente de la Barquera, que también conocía el surf a través de Peter Viertel que veraneó a principios de los 60 en dicha localidad y practicó el surf allí). He aquí por tanto algunas imágenes de tres surfistas históricos: Meco, Maruri y Giribet, durante aquellos tiempos de los comienzos.
«A pesar de que el surf cuente hoy con más practicantes que nunca en toda la provincia de Málaga, en Pedregalejo -el núcleo donde se inició esta actividad en Málaga y en todo el Mediterráneo español- se ha convertido ya en un susurro del pasado. Desde que se aniquiló por efecto de la remodelación de costas el último suspiro de surf proveniente del tiempo sagrado de los comienzos, no se ha vuelto a ver en ese barrio marinero a la mar expresarse con la belleza, elegancia y espectacularidad que proporcionaba aquella ola, aquella danza prodigiosa de la naturaleza frente a la desembocadura del Jaboneros. Ni tampoco se ha vuelto a ver nunca más aquel ambiente de tablas de surf y muchachos alegres tirados en la arena, esperando entre bromas y juegos a que Poseidón moviera su tridente.» (Los orígenes del surfing en Málaga, Revista Jábega, 2010, p. 127).
Señoras y señores: Un misterioso caso, un verdadero expediente X, ha revolucionado la oficina de Olo Surf History, tras el envío de una foto de José Manuel Gutiérrez Mecolay, el gran Meco de Santander. En esa foto, tomada en Nerja, provincia de Málaga, en 1972, aparece Meco (a la derecha) sujetando una tabla de surf (ver imagen) que estaba tirada en la orilla, como abandonada, y pesaba muchísimo (llena de agua). La cuestión es la siguiente: ¿de quién era esa tabla? Las hipótesis son las siguientes. 1. Fue traída por extranjeros; 2. Fue fabricada en Nerja o en la provincia de Málaga. Hasta la fecha solo hay constancia en esa época de construcción de tablas de Málaga capital (Pepe Almoguera y Javier Gabernet) y en Torremolinos, en el astillero la Rodda, donde Robin Rodda (extranjero afincado en Málaga) trabajaba la fibra de vidrio, y experimentó con alguna tabla de surf hueca, que luego se llenaba de agua poco a poco, y que el Málaga Surfing Club adquirió una (en Torremolinos Carlos Neville también da testimonio de aquellas tablas Rodda). Pero, si esa misteriosa tabla fue fabricada en Nerja, ¿quién pudo haberla hecho? De haber sido así, fabricada en Nerja, estaríamos asistiendo a un caso de génesis de surf en el Mediterráneo no consolidado, es decir, se inició una actividad esporádica que acabó abandonándose, algo que no ocurrió en Málaga capital, donde se consolidó con la creación de un club y una estructura estable federativa desde 1974 (en 1970, Pepe Almoguera, inició la actividad). Hay una hipótesis similar en Castelldefels (de génesis no consolidada), pero en dicha hipótesis no hay siquiera foto mediante, tan solo un testimonio de Nito Biescas Vignau (pionero en Zarautz), que en 1968 recuerda que un catalán (en la playa de Zarautz) le dijo que hacía surf en Castelldefels, pero nunca hizo surf en Zarautz.Olo Surf History está interesado en documentar aquellos casos de génesis de surf no consolidadas en el Mediterráneo que se tuvieron que producir antes de los 80, antes de que la industria del surf introdujera este deporte en la mayoría de los núcleos del Mare Nostrum. Se agradecerá que esta noticia se comparta lo máximo posible, para que pueda llegar a otros que tal vez puedan aportar alguna pista. Si hubiera alguien que pudiera aportar una pista sólida, especialmente los paisanos de Nerja, con nuevas imágenes de esa tabla o evidencias de que esa tabla se fabricó en Nerja, serían hechas públicas en Olo Surf History. Pueden ponerse en contacto en: olosurfhistory@seznam.cz
P.D (fuera de concurso). Hay una ultima hipótesis que no se debe descartar. Teniendo en cuenta que se trata de Nerja, ¿pudo haber sido el mismísimo Chanquete el shaper de esa misteriosa tabla?
* Olo Surf History (D. Esparza), ha elaborado esta síntesis de la génesis del surf en Asturias, basada en varias fuentes citadas abajo. Si hay alguien que pueda aportar nuevas informaciones, documentar pruebas o corregir alguna aquí citada sobre la génesis del surf en Asturias, será actualizado aquí mismo. Gracias. Puede dirigirse a: olosurfhistory@seznam.cz
En ASTURIAS el surf comenzó en Salinas de la mano del “inventor” Félix Cueto Serrano, que se fabricó sus primeras tablas. Aquella hazaña está documentada a partir de 1963, con la segunda tabla que Félix Cueto se fabricó y que probó primero en una piscina y luego en la playa. Se trataría de una serie de fotos en la que en una concreta se ve a Cueto de pie sobre la espuma de una ola (ver imagen). Si la fecha de verano de 1963 es correcta, como afirman los testimonios, se trataría, de momento, del primer documento gráfico que registra a un surfista español en España, de pie en una ola.
Amador Rodríguez, amigo de Félix Cueto, que participó en las primeras incursiones del surf con Félix, fue otro pionero asturiano que jugó un papel muy importante en la organización y promoción del surf en Asturias. A Félix y a Amador se le unieron pronto Carlos García “el escayolista” y los hermanos de Félix: Javier, Gonzalo y Luis.
En comparación con otros pioneros del norte como Jesús Fiochi, Félix Cueto al que muchos le atribuyen ser el primer surfista de España, ha pasado un poco más desapercibido a través de la historia (aunque en los últimos años se ha rescatado su memoria[1]), tal vez porque a éste nunca le interesó la competición, y quedara al margen de la estructura federativa y así de las noticias de prensa que generaba la competición en prensa a principios de los 70. De ahí que los pioneros de Cantabria y País Vasco, apenas supieran de su existencia hasta hace bien poco, algo que no ocurrió en Asturias y en Galicia, donde Cueto dejó su semilla.
Amador Rodríguez, residente en Gijón, introdujo el surf en esa localidad. El surf fue atrayendo a más gente, como Jorge Pestaña, Luis Fueyo, Román Álvarez, o Jaime Fernández a partir de 1968, hasta crearse un grupo en torno a ellos de unos 30, a finales de los 60 aproximadamente (Rodríguez, 2011: 50).
En Tapia de Casariego, en el ala occidental de Asturias, el comienzo del surf está asociado a la llegada de dos jóvenes surfistas australianos, en 1968, los hermanos Peter y Robert Gulley, que se instalaron allí ese verano con su furgoneta. Y desde entonces todos los años volvieron. Ellos inspiraron a jóvenes del lugar, que fueron aprendiendo con ellos. Allí estaban los hermanos Pepe y Toño Alonso, los hermanos Alexi y Tony Farelli, o Javi “de pura” (Bas, 2011: 27-29).
En Ribadesella, en el ala oriental de Asturias, según Fernando Rodríguez (2011: 59), el surf se inició entre surfistas locales a principios de los 70, cuando éste trajo a la playa de Santa Marina los primeros tablones, y Gonzalo Taboada trajo desde Hawái unas tablas más cortas. En ese grupo, además de Fernando Rodríguez “Nano”, se encontraban los hermanos Nacho y Javier Taboada, Javier Rodríguez, Ignacio del Corro o Manolo Álvarez.
Manuel Jáuregui, que comenzó a mediados de los 60 en la playa de Colunga, al oeste de Ribadesella, fue también un surfista destacado en la historia del surf en Asturias, por dominar el arte de hacer tablas, al igual que el foam (creó en 1970 la marca Vega surfboards), y también porque llegó a ser presidente de la Sección Nacional de Surf (SNS) entre 1974 y 1977.
En 1967 se crearon en Gijón el club Peñarrubia (el primero), y la sección de surfing en el Grupo de Cultura Covadonga, que no duró mucho al mudarse de lugar, más lejos de la playa. En 1969 se fundó el club Bajamar en Tapia de Casariego.
Asturias, durante los años 70, fue lugar asiduo de competiciones a nivel nacional organizadas por la Sección Nacional de Surf (SNS). En 1970 y 1971, en Gijón se celebraron dos pruebas del circuito de surf. En 1974 fue Salinas donde se celebró el campeonato de España a prueba única, aunque la final se tuvo que suspender por falta de olas, y acabó celebrándose en Cantabria días después. En 1975, en Salinas, se celebró una prueba del circuito del campeonato de España. En 1977 y 1979, fue en Rodiles donde se celebraron a prueba única aquellos dos campeonatos de España.
FUENTES PRINCIPALES
BAS, Adela (2011) “Los hermanos Gulley y el surf en Tapia”. En Pilar Carrasco y José R. García (eds), Cultura surf. Museo Marítimo de Asturias, Luanco, pp. 27-30. CUETO, Gonzalo, y BUSTO, Jesús. (2011) “Historias. Félix Cueto. El germen del surf en Galicia”. En Pilar Carrasco y José R. García (eds), Cultura surf. Museo Marítimo de Asturias,Luanco, pp. 85-89. ESPARZA, Daniel (2013) La historia del surf en España. Univerzita Palackého v Olomouci, Olomouc. JAUREGUI, Manuel (2011) “Rodiles y Colunga, primeras experiencias”. En Carrasco y García, Cultura surf. Museo Marítimo de Asturias, Luanco, pp. 54-57. RODRÍGUEZ, Amador (2011) “Gijón y Rodiles en las raíces del surf”. En Carrasco y García, Cultura surf. Museo Marítimo de Asturias, Luanco, pp. 48-53. SÁNCHEZ, Alfonso (2010) “1962-3: Una aproximación a Félix Cueto y los inicios del surf en Asturias”. Costasurf.com. http://www.costasurf.com/1962-1963-una-aproximacion-a-felix-cueto-y-los-principios-del-surf-en-asturias/[1] Félix Cueto falleció en 2008.
Marina Taylor Valenzuela, nacida en Las Palmas de Gran Canaria, ha vivido toda su vida en la playa de las Canteras. Comenzó con el boogie (bodyboard) a finales de los 80, con su grupo de amigos de Playa Chica: Fátima, Pedro, Hatti, Dani Farray, su hermana Adelina y su hermano Dani. Roberto y Roy, sus hermanos mayores, eran surfistas. Desde muy pronto, con solo 12 años destacó con su natural habilidad en la tabla y atrajo la atención de los principales sponsors, introduciéndose en la competición, y ganando numerosos campeonatos en el nivel local y nacional, apareciendo en todas las revistas del momento. En el nivel internacional, ha representado a España en numerosas competiciones internacionales, en individual y por equipos. Ya con 14 años, consiguió su primer campeonato de Europa, que revalidó en cinco ocasiones más. Además, consiguió tres subcampeonatos del mundo, y en 2006, en la última prueba de Pipeline, logró el campeonato mundial, la mayor hazaña que hasta entonces el deporte español había alcanzado en el mundo de las olas.
En la arena del bodyboard y su circuito mundial no hace falta presentación porque Marina Taylor sigue siendo una de las grandes, una cara reconocida por todos, aún así Olo Surf History quiere reconocer el mérito de esta deportista de élite, que de haber nacido en EEUU, Australia o Brasil hubiera sido una estrella mediática, y que desafortunadamente en España no ha recibido una ayuda institucional a la altura de lo merecido, pues no han entendido el impresionante alcance de sus éxitos. Marina Taylor sigue en activo y es, sin duda, una de las mejores deportistas españolas de la historia.
Federico Romero, nacido en 1957 en Gran Canaria, comenzó con el surf muy joven, con 12-13 años, cuando el núcleo pionero de surfistas canarios se estaba formando en Las Canteras. Ha vivido toda su vida frente a la tremenda bahía del Confital, vistas de ensueño que desde su ventana veía de niño y ve todavía hoy. Fue él, junto con Suso (que tenían “atornillado” el Confital, en palabras de Jesús Fiochi, por el dominio y conocimiento absoluto de esa ola), los dos mayores especialistas en dominarla a mediados de los 70, y enseñaron el camino a los foráneos que por aquel entonces, principios y mediados de los 70, venían de Australia, EEUU, Francia o Inglaterra; pero también del Cantábrico, éstos últimos siempre en invierno, como Jesús Fiochi, Íñigo Letamendia, Raúl Dourdil, Zalo Campa, Carlos Beraza, y otros muchos que congeniaron con el grupo canario, que luego les devolvían la visita en verano, cuando se desplazaban a los campeonatos de España en Cantabria, Asturias o País Vasco.
Federico comenzó a “cebar” olas como la mayoría de los canarios que vivían frente al mar, a pecho. Pero además, aquellos que estaban familiarizados con la pesca, solían tomar las panas de las embarcaciones, esas tablas lisas de madera que se ponían y ponen bajo la embarcación para guardar la pesca y poder caminar, y a modo de planking se deslizaban por las olas, a veces jugándose la bronca de los pescadores. Con respecto al surf, Federico comenzó con la tabla de un médico francés que se la prestó, y prácticamente se puso de pie a la primera, demostrando los altos dotes para este deporte, que años después, en 1976, le llevarían a convertirse en campeón de España de surf de la modalidad común, en Somo y Suances (Cantabria). Antes de eso, su primera tabla fue una que había pasado por numerosas manos, de mala calidad, que tenía tanta agua dentro “que parecía un camello” (en palabras del propio Federico), y que la compró por 300 pesetas en la Cícer. Pero aquella tabla no duró mucho. Conoció a un shaper extranjero que pasaba por las islas, Joel Roux, y le compró una a él directamente. Desde entonces, no ha parado, y su hijo Aaron le ha continuado magistralmente.
José Julián Almoguera Sánchez (1953-2014), «Pepe Almoguera», es para todos el padre del surf en Málaga, el núcleo pionero del Mediterráneo español. Sus padres Julián y Victoria, malagueños, emigraron en los 40 a Argentina en una España de posguerra que atravesaba malos momentos económicos. Pepe nació en Rosario (Argentina) en 1953, junto al río Paraná, donde su padre (carpintero de rivera) trabajó en los astilleros del Paraná. En 1966 cuando mejoró la economía española, la familia «regresó» a Málaga (Pedregalejo) en 1966. Pepe tenía 13 años. En 1970, con 16 años para 17, vio con su padre una película norteamericana de los años 60, en el cine Albéniz de la calle Alcazabilla, donde aparecieron escenas de varios surfistas haciendo malabarismos entre las olas. Fueron solo unos segundos, imágenes de relleno rodadas en una playa californiana, pero fue suficiente para despertar el deseo por hacer lo mismo, era la primera vez que Pepe veía el surf.
Pepe vivía en la misma orilla de la playa de las Acacias, en el marinero barrio de Pedregalejo, donde ya surcaba las olas con piraguas o se deslizaba en la orilla con un tablero de madera (skimming primitivo). Pero el surf, caminar por las olas, eso era lo que necesitaba. Buscó por todas las tiendas de Málaga una tabla de surf, y rápidamente se dio cuenta de que si quería hacerlo, tendría que fabricársela él mismo. En los astilleros Nereo, a 500 metros de su casa, donde trabajaba su padre Julián, preguntó si alguien le podía ayudar a hacer una. Y tras varios experimentos fallidos, se consiguieron hacer dos (rellenas de corcho blanco) que fueron con las que comenzó la actividad del surf en Málaga. Si bien, la mayoría de los niños y jóvenes del barrio las usaron como un pasatiempo durante el primer verano, Pepe fue el único que continuó de forma asidua e incluso en invierno, cuando nadie se baña en el Mediterráneo. El surf se había convertido en su pasión.
Pepe Almoguera estuvo casi dos años haciendo surf en solitario, desconectado de los demás núcleos pioneros de España y sin tener noticias de nadie más en la provincia (ni de fuera) hasta que se le unió en 1972 Javier Gabernet, vecino de la calle Manuel de la Revilla, junto a la iglesia del Corpus Cristi, que con 15 años se fabricó su propia tabla de chapón hueca, tras ver a Pepe Almoguera hacer surf. Desde entonces, poco a poco, se fueron uniendo otros del barrio o de barrios cercanos como Rafael García, los hermanos Gutiérrez Espejo (Toño y Paco), Francisco Muñoz, Carlos Sauco, José Joaquín Fernández de las Alas (Takín), Antonio Sánchez (del grupo cómico-musical Académica Palanca) o Carlos Neville en Torremolinos (entre otros). Aquel grupo pionero consiguió organizarse gracias al impulso de Pepe Almoguera, que fomentó la creación del Málaga Surfing Club en 1974, el primer club de surf activo del Mediterráneo, y posteriormente la marca de tablas Acacias.
Pepe Almoguera tiene el mérito de ser el primer surfista de Málaga, el primer shaper, el fundador y primer presidente del Málaga Surfing Club, y también el primer surfista proveniente del Mediterráneo en participar en unos campeonatos de España (fue en Bakio, en 1973). Muchas de las cosas que vio y aprendió en los campeonatos de España celebrados en el Cantábrico, las aplicó décadas después en la creación de la Liga de Jábegas (embarcación a remo característica de Málaga) de la que fue su presidente, enérgico y visionario, hasta que desgraciada e inesperadamente falleció el pasado 7 de abril de 2014.
Pepe se ha marchado al Olimpo de los pioneros, a la playa de las olas perfectas, pero su corazón no se ha parado del todo, sigue latiendo entre nosotros. Y su obra, el legado que nos ha dejado con su maravillosa historia, es y será fuente de inspiración para muchos. Olo Surf History quiere reconocer la colosal labor que Pepe Almoguera (hombre de mar donde los haya) hizo por el surf, por la navegación y por el remo, todo ello sin querer hacer ruido, tan solo atrayendo con su estela a los grandes, porque Almoguera tenía un don: todo lo que tocaba lo transformaba en algo formidable, si hacía algo lo hacía al mínimo detalle, con gran estilo y perfección. Gracias Pepe. Gracias, gracias, gracias, gracias…
*OLO SURF HISTORY ha elaborado esta lista donde se ordenan los campeonatos organizados por la SNS (Sección Nacional de Surf). Falta por añadir dos subcampeones. Quien pueda facilitar esta información o corregir algún dato será de agradecer. *Se han corregido y añadido ya algunos datos con respecto a la lista original. Gracias a todos los informantes.
1970. Primer circuito de surf en España. Se celebraron cuatro pruebas (Zarautz, Somo, Sopelana y Gijón) pero no se sumaron los puntos por los resultados obtenidos en cada prueba. No hubo campeón oficial.
1971. Circuito de seis pruebas. Campeón: Jesús Fiochi, subcampeón: Manel Fiochi. En junior, campeón: Gonzalo Campa; subcampeón: Juan Bosco.
1972. Prueba única. Santander. Campeón: José Manuel Merodio; subcampeón: José Manuel Gutiérrez Mecolay «Meco».
1973. Prueba única. Bakio. Se suspendió por falta de olas. Se celebró semanas después en Sopelana. Campeón: Goyo Iturregui; subcampeón: Raúl Dourdil.
1974. Prueba única. Empezó en Salinas pero la final se suspendió por falta de olas. La final se celebró en Somo. Campeón: Raúl Dourdil; subcampeón: Íñigo Letamendia.
1975. Circuito. 3 pruebas (Salinas, Zumaya y Vizcaya). Campeón del circuito: Román Álvarez; subcampeón: Raúl Dourdil.
1976. Prueba única. Somo y Los Locos. Campeón: Máximo Sosa (Masito) ; Subcampeón: Jesús Sierra.
1977. Prueba única. Rodiles. Campeón: Antonio Uriarte. Subcampeón: Félix Zulaica[1].
1978. Prueba única. Cantabria (Liencres y Los Locos). Campeón: Juan Ignacio Barreto.
1980. Prueba única, en Somo (Cantabria). Campeón: Máximo Sosa (Masito).
1981. Prueba única. Playa de las Américas (Tenerife). Por falta de olas se suspendió el campeonato en cuartos de final. Se decidió proclamar al campeón según las mejores puntuaciones de los cuartos de final. Según el diario As[2], se proclamó campeón a Ángel García (Gran Canaria), seguido de Íñigo Letamendía (Guipuzcoa); Gonzalo Gandarias (Vizcaya); Francisco Arnáiz (Tenerife), Jesús Sierra (Gran Canaria) y José Manuel Vidal (Gran Canaria).
Entre 1982 y 1984 no se celebró ningún campeonato nacional por falta de subvención.
1985. Circuito. Tres pruebas. Último organizado por la SNS. Se celebró gracias a sponsors privados. Campeón: Jorge Imbert.
*Documento elaborado y ordenado por OLO SURF HISTORY (D. Esparza).
**Fuentes: SNS, Gonzalo Campa, José Manuel Gutiérrez Mecolay, Ángel Gasalla, La Provincia, Mundo Deportivo, Diario As, Marca
*** No incluye los campeonatos de invierno que solían celebrarse en Canarias desde mediados de los 70.
[1] Diario As, 29.12. 1977, p. 21.
[2] “Ángel García campeón Nacional”. As, 18.11. 1981, p. 27.
Alfonso Biescas Vignau, “Nito”, es una personalidad clave en la historia de la génesis del surf en España, y no por sus resultados deportivos, sino por el espíritu que confirió a aquellos tiempos de los comienzos. Empezó a hacer surf el 2 de agosto de 1967 en Zarautz, pionero al que luego se unieron otros muchos históricos en aquella localidad guipuzcoana. De todos los núcleos pioneros del Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo, Zarautz jugó un papel crucial para la organización del surf en España, pues fue allí donde se gestó la primera estructura federativa en 1969, que finalmente se materializó con éxito a finales de ese mismo año: la Sección Nacional de Surf (SNS). En aquellas primeras reuniones antes de formarse la SNS, a Nito Biescas se le puede considerar el alma máter, si bien los contactos (en las altas esferas) de Pedro Martínez-Albornoz Bonet (el primer presidente de la SNS) y Gabriel Villegas (primer vice-presidente) fueron decisivas, al igual que el contacto del padre de Nito con Juan Antonio Samaranch, este último por entonces Delegado Nacional de Educación Física y Deportes (años después presidente del COI).
Nito Biescas fue el creador del logo de la SNS, que acompañaba a todos los documentos oficiales, incluido el boletín informativo. Pero de todos los méritos que ha reunido Nito en torno al surf, el más reconocido y recordado en el Cantábrico, por ser de gran relevancia, fueron la organización en Zarautz de los campeonatos de surf conocidos como EBU (Enrique Biescas Vignau, en memoria de su hermano) entre los años 1969 y 1974 (este último año se suspendió). Fueron los primeros campeonatos clásicos de España, que reunió a surfistas de toda la costa cantábrica y funcionaron a modo de congresos (a falta de revistas e internet), como punto de encuentro de todos los surfistas para compartir experiencias. Todos quienes vivieron aquel tiempo y aquellas experiencias recuerdan aquellos primeros campeonatos y las fiestas que les acompañaron, como detalles tropicales de «aquellos maravillosos años».
El primer ganador, en 1969, fue el guipuzcoano Javier Arteche, pionero del surf en Guipuzcoa junto a su hermano Iñaki, primer shaper de Euskadi. Ese campeonato se consideró el primer campeonato de España de surf, si bien de forma oficiosa, pues no sería hasta 1971 cuando se reconocería el campeonato de España de forma oficial, que ganaron Jesús Fiochi y Zalo Campa en senior y junior respectivamente.
Hasta donde ha llegado mi investigación, Nito fue el primer surfista en España en escribir y publicar sobre la experiencia vital del surf; ocurrió en la Vanguardia, el 5 de julio de 1972, “Surf: un regalo de la naturaleza”, que SOLO HISTORIA SURF ha rescatado para todos los interesados. En la actualidad Nito es un artista en todos los sentidos, escritor y dibujante, entre sus obras narrativas se pueden encontrar sus inspiradoras meditaciones en Una idea peregrina, de la editorial Luciérnaga; y entre sus blogs recomendamos éste sobre mar y faros: http://miscuadernosdiarios.blogspot.com«.
Gonzalo Campa Villegas, comenzó a hacer surf en 1967 en Santander. En 1969 fundó junto a otros jóvenes cántabros el club de surf Sardinero, el más popular de los tres que existían entonces en la misma ciudad (Club España y CIS). Fue presidente del club largo tiempo. Campa fue el primer campeón de España junior de la historia, en 1971. Durante los 70 alcanzó varias veces las finales en los campeonatos de España, y fue seleccionado numerosas veces para representar a España en competiciones internacionales. En esa década, durante varios años fue vicepresidente de la Sección Nacional de Surf (SNS), entonces la única estructura federativa de surf que existía en el país. En 1981 fue elegido presidente. Ese mismo año, la reforma de la ley del deporte en la nueva España democrática, dejó al surf indefenso, pues al no ser aceptada su propuesta de convertirse en federación propia, ni conseguir ser aceptada por ninguna federación ya existente, dejó de recibir subvención pública, desapareciendo o abandonándose finalmente en 1985. Pero antes de eso, en ese mismo año de 1985, Zalo Campa relanzó la SNS y consiguió organizar el último circuito-campeonato de España, esponsorizado ya por marcas privadas. Lo ganó Jorge Imbert.
Campa, además de surfista, fue uno de los primeros shapers de Cantabria. A mediados de los 70 se unió al proyecto Casa Lola, primera industria del surf en España, en un caserío en Loredo, donde se fabricaron las primeras tablas pensadas para su venta masiva: las Santa Marina primero, las Jerónimo después, y las Gerónimo desde el momento en que Zalo se unió al proyecto (la G de Gonzalo). En 1977, junto a Íñigo Letamendia y sus esposas (Laura Revuelta y Marian Azpiroz respectivamente), se hicieron cargo de la primera tienda de surf en España (en Zarauz), que había abierto un año antes bajo el nombre de Surfistas Reunidos (proyecto de unos empresarios madrileños) que no llegó a cuajar. Zalo e Íñigo la reabrieron en 1977 con el nombre de Gerónimo Surf Shop. Poco tiempo después, Zalo y Laura Revuelta (esposa de Campa y pionera del surf en Cantabria) abrieron en Somo la tienda Xpeedin’ y el taller de tablas en Zuñeda (Loredo), desde donde contribuyeron a la expansión del surf en los 80 y 90, distribuyendo tablas, organizando numerosos campeonatos, ayudando a crear la federación cántabra de surf (en 1991) y en general a promover el surf y el bodyboard en el Cantábrico.
Olo Surf History quiere otorgar y reconocer a Zalo Campa el mérito de ser el padre de la historia del surf en Cantabria, por ser el primero en realizar un ordenamiento cronológico y exhaustivo (desde los orígenes hasta el siglo XXI) de la evolución del surf en dicha región. Ese manuscrito se encuentra dentro de la obra de Pellón (2009) La historia del surfing en Cantabria (1963-2009).
Esta es la fascinante historia de una actividad milenaria surgida en la Polinesia y de cómo se expandió por el planeta hasta llegar a España; la historia de cómo varios grupos de jóvenes -distribuidos por la costa española, de forma espontánea y sin tener conocimiento unos de otros- “inventaron” el surf; de cómo se fabricaron sus tablas; de cómo influyeron los extranjeros; de cómo se organizaron entre ellos; los primeros campeonatos; la primera industria; cómo la prensa y sociedad del momento recibió la llegada de esa exótica actividad de la que nadie sabía su nombre.
“Sea una forma de vida o no, sea la ola perfecta o la borrasca, lo importante es que el surf, uno de los deportes más antiguos de la humanidad, trasciende el ámbito de lo lúdico, se inserta en lo cultural, y traza su propia historia. Así lo muestra el libro de Esparza”. WILLY URIBE, escritor.
“Una investigación amplia y rigurosa”. JUAN MANUEL SANTANA, Catedrático de Historia, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
“Nunca imaginé que el surf tuviera una historia tan fascinante y profunda como la que se refleja en este libro”. JIRÍ CHALUPA, historiador e hispanista, University of Ostrava.
Cuando el viento parecía que nos llevaría a buen puerto, tembló la tierra entera, sintió la muerte de Almoguera, maremoto de dolor, ola fulminante que no espera. Mano fría que de un hachazo nos ha dejado huérfanos a los que admirábamos las hazañas de Pepe, sí, tus hazañas, Pepe, esas con las que soñamos, que nos han inspirado y que nos evocarán nuevos caminos por donde pasear contigo, porque aunque no estés, estás, y nuestros ojos verán por ti hasta que también se apaguen, y entonces nos reuniremos dondequiera que ese destino incierto (que nos ha separado ahora) nos haga encontrarnos de nuevo, ojalá en un mar de olas perfectas e interminables, en un paisaje de sueños y esperanza, de amistad imperecedera, de abrazos y moragas verdaderas; y allí, en esa playa de arena sinnombre, en ese lugar del no-tiempo, donde todos los que has querido y te han querido en vida se reunirán contigo; allí donde tú nos esperas, en la orilla, con tu vieja tabla, cabalgando olas, o arena adentro, arreglando la jábega de los buenos pensamientos; y allí y siempre allí, en ese no-lugar, más allá del tiempo, cuando lleguemos, nos llevarás al barco de los sabios: tu templo, y una vez a bordo, tú, amigo de amigos, pionero de pioneros, levarás el ancla de nuestro dolor, y como hiciste en vida, nos conducirás hacia el horizonte, incluso más arriba, a donde nunca llegaremos, porque el horizonte siempre será horizonte, travesía de ensueño y alegría, derrotero que nunca acaba, viento en popa con razón, todos juntos, al alimón.
Daniel Esparza
In memoriam
Pepe Almoguera con 23 años, soñando con las olas. Ericeira, Portugal (1976).